Consejero delegado de Urbanitae

Llegamos a septiembre con un panorama económico mucho más complicado que a comienzos de año. No sabemos si la inflación, la entrada en recesión de EEUU o la guerra cristalizarán en una nueva crisis. Lo que parece innegable es que la energía es el factor clave. Ante la incertidumbre, la inversión busca refugio en sectores tradicionalmente seguros, como el inmobiliario. Pero ¿sigue siendo buena idea?

INMOBILIARIO

Los datos positivos del año pasado del inmobiliario ya auguraban un 2022 todavía mejor. Y, de momento, así lo confirman las cifras de BNP Paribas Real Estate: en el primer semestre del año se han invertido 8.200 millones de euros en el mercado inmobiliario, lo que apunta a un volumen de inversión histórico, con 4.580 millones solo en el segundo trimestre.

Hace más de ocho décadas, el escritor italiano Cesare Pavese tituló una de sus obras con una verdad incontestable: Trabajar cansa. Por fortuna, esta constatación, además de dejarnos una apreciable colección de poemas, ha propiciado la aparición de un nuevo segmento inmobiliario: el lugar de trabajo regenerativo. Una oficina que vendría a mitigar, digamos, los efectos del trabajo tan bien resumidos por Pavese.

España revalida su posición como potencia proptech a nivel mundial. Un reciente estudio publicado por el colectivo de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) en Cataluña y Deloitte vuelve a situarnos como el segundo país que más inversión atrajo en el intervalo 2020-2021, con 824 millones de euros.

Poco se puede añadir al atractivo de España como destino turístico. Pese a la pandemia –que se resiste a abandonarnos– casi 23 millones de turistas internacionales han visitado nuestro país entre enero y mayo. Aún estamos lejos de los más de 29 millones de 2019, pero la tendencia es claramente positiva. La recuperación del turismo se refleja también en las cifras económicas: en los cuatro primeros meses del año, los ingresos turísticos en España rozaron los niveles prepandemia: casi 15.400 millones de euros.

Adentrarse en el mundo de la inversión puede proporcionarnos muchas satisfacciones. De hecho, muchas de las mayores fortunas tienen su origen en ella. Pero, a veces -no nos engañemos-, tiene resultados que no eran los esperados. Con cierta ironía, Warren Buffett reconoció en una carta a sus stakeholders que, "como ocurre en el matrimonio, las inversiones corporativas suelen deparar sorpresas tras el 'sí, quiero'".

Ya he escrito en otras ocasiones sobre la necesidad de actualizar nuestra imagen del sector inmobiliario. Con frecuencia, lo asociamos al omnipresente ladrillo y, la mayor parte de las veces, nos acordamos de él cuando hablamos del acceso a la vivienda, las hipotecas o la subida de los precios. Pero el real estate abarca mucho más. A algunos les sorprenderá saber que el inmobiliario tiene una relación estratégica con la industria, como veremos.

Invertir o no invertir, esa es la cuestión. Como el príncipe Hamlet, así se debaten muchos españoles en cuanto a la inversión en vivienda. El resultado es que cerca del 15% de los ciudadanos dice sí a esta disyuntiva. Lo refleja el Observatorio Aedas Homes diciembre 2021, que afirma que en los últimos seis meses de 2021 la búsqueda de vivienda para invertir creció 1,9 puntos, pasando del 12,4% al 14,3%.

Cada año, en España, alrededor de 260.000 estudiantes se enfrentan al examen más importante del año: la prueba de acceso a la universidad. Tres o cuatro días que, en teoría, no son sino el broche de un curso que, a esas alturas, ya ha sido completado –con éxito–. En la práctica, los nervios son muy habituales.

Aunque estoy vinculado al mundo del crowdfunding desde hace tiempo, mi relación con este modelo de inversión colaborativa se hizo pública hace ahora tres años. En junio de 2019 arrancábamos un proyecto empresarial apasionante: Urbanitae, una plataforma de financiación participativa especializada en oportunidades inmobiliarias. Y aunque tres años no es nada, en ese momento teníamos importantes retos que hoy estamos muy cerca de superar.