Consejero delegado de Urbanitae

La transformación de locales, oficinas y otro tipo de inmuebles en viviendas ha tomado un fuerte impulso en España en los últimos años. Aunque es una práctica que comenzó a despuntar en la crisis económica de 2008, tras el cierre de multitud de empresas y locales comerciales, ha continuado in crescendo hasta hoy en día. La pandemia ha sido el detonante: comercios vacíos que inundan las calles de muchas ciudades, la reducción del espacio de oficinas por el auge del teletrabajo y el elevado coste de la vivienda en España invitan a reconvertir estos inmuebles para otro uso. El objetivo, darles una segunda vida y recuperar así la rentabilidad perdida. Son nuevas opciones habitacionales más asequibles para la población y, al mismo tiempo, una alternativa para dos de los segmentos más perjudicados por la crisis sanitaria.

El dramaturgo irlandés George Bernard Shaw dejó escrito en una de sus comedias que "la gran ventaja de los hoteles es que son un refugio de la vida doméstica". La frase la pronuncia Walter, un amable camarero que va sembrando la obra con sabias reflexiones. Sin duda, muchos inversores le darían hoy la razón. Superado lo peor de la pandemia, los hoteles son hoy un destino al alza, como demuestran los números.

Que el negocio inmobiliario español goza de buena salud ha quedado más que demostrado. Y a la vista está. Tan solo tenemos que echar un vistazo al buen comportamiento del sector en estos primeros meses del año, en el que el contexto económico ha cambiado sustancialmente, y en el que tras superar los dos años de pandemia, ha emergido una nueva preocupación. Por supuesto, hablo del conflicto armado entre Rusia y Ucrania. Si bien esta nueva situación cambia de algún modo el escenario, el inmobiliario y la inversión en real estate siguen demostrando su fuerza, al menos en nuestro país.

Hace 130 años se creó en lo que hoy es Alemania la primera pensión por jubilación de la era moderna. La iniciativa de Otto von Bismarck, canciller del Imperio alemán, fijaba en 70 -no en los 65 años, como se suele creer- la edad de jubilación. La medida fue entonces un alarde de progresismo. Si bien la mayor parte de los trabajadores alemanes llegaban a los 70 años, no muchos conseguían disfrutar su retiro.

¿Quién no necesita un trastero o lo ha necesitado alguna vez? La falta de espacio en las viviendas, especialmente en los núcleos más poblados, ha convertido a los trasteros en un bien cada vez más preciado y demandado. Los espacios de almacenaje se han convertido en una necesidad, sobre todo, para quienes viven en el centro de las ciudades grandes, donde el metro cuadrado es más costoso.

Acostumbrados a relacionar el inmobiliario con la palabra ladrillo, es fácil pasar por alto la revolución tecnológica que vive el sector. De la mano del proptech, el catálogo de innovaciones aparejadas a una actividad que se remonta al Neolítico incluye cosas tan sorprendentes como el hormigón marciano, según nos recuerda la consultora inmobiliaria JLL.

En la cinta El día después de mañana un climatólogo, interpretado por Dennis Quaid, advertía a los líderes mundiales de las terribles catástrofes que el calentamiento global podría acarrear. En la película se desencadenan todo tipo de desastres, en la mejor tradición de Hollywood. Pero, pese a su dudoso rigor científico, el filme advertía de los riesgos -un tanto extremos- de nuestro actual estilo de vida.

Si eres asiduo de la información inmobiliaria, quizá hayas oído hablar del sector multifamily. Los activos multifamiliares están ganando protagonismo en todo el mundo por su atractivo inversor. De hecho, el año pasado movieron más de 90.000 millones de euros solo en Europa. Pero, antes de examinar los datos, trataré de explicar a qué hace referencia el término.

INMOBILIARIA

Cuando ya parecía que el optimismo comenzaba a reinar en el sector inmobiliario tras la pandemia -de cuyo estallido en España, acompañado de la declaración del estado de alarma, se cumplen justo ahora dos años-, una nueva sacudida ha vuelto a hacer temblar los cimientos de la economía y, en consecuencia, la estabilidad de buena parte del conjunto de actividades productivas.

En Skyfall (2012), la vigésima tercera película de la saga Bond, el agente 007 (Daniel Craig) se enfrenta a Raoul Silva (Javier Bardem), un exmiembro del Servicio de Inteligencia Secreto metido a ciberterrorista. Hay una escena en la que Bond, maniatado en una amplia y anodina sala, espera la llegada de Silva rodeado de extrañas columnas de aspecto vagamente tecnológico. Pues bien, lo de menos es que Bond sale airoso del encuentro –como era de esperar–. Lo importante es la sala, uno de los cameos más destacados de un data center en la historia del cine.