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La rentabilidad del bono americano a diez años camina por territorio inexplorado, ese que supone cotizar por debajo del 1% (el lunes acarició, incluso, el 0,32% en momentos puntuales de la sesión, cuando en enero se situaba en el 1,92%). Lo que explica su rally es la aversión al riesgo que ha causado la rápida expansión del coronavirus fuera de China, donde el número de nuevos casos empieza a descender, ahora que en el resto del mundo avanza con fuerza. Parte del dinero que ha huido de las bolsas ha buscado cobijo en la renta fija, sobre todo en la que se considera más segura, como es la americana. Y los principales beneficiados han sido los fondos de inversión que invierten en este activo, que prácticamente han hecho el año ya, con ganancias medias del 6,56%, según datos de Moringstar.