Huelgas, un panorama macroeconómico incierto, el despertar chino a medio gas, la transición al coche eléctrico... el sector automovilístico atraviesa un momento de grandes desafíos que pueden desatar cambios históricos. En medio de todas estas aguas revueltas, un país quiere aprovechar este nuevo contexto para lanzar una ofensiva por la industria del motor que le consagre como el Detroit de Asia: Tailandia. Desde Bangkok se ha puesto en marcha un ambicioso plan para aprovechar tanto la situación geopolítica como económica de China, para convertirse en el gran referente del continente más grande del mundo en la producción de vehículos.