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Lingotes de sangre: el mercado negro del oro avanza al calor de Rusia y África

  • Putin lo ha usado para evitar las sanciones
  • El reciente rally del oro estaría impulsandolo de manera determinante
  • EEUU se ha mostrado preocupado por su reciente actividad
Fabricación de un lingote (iStock)

Un mundo en crisis ha hecho que el dinero mire de nuevo al oro. En busca de un refugio, el valor defensivo por excelencia ha escalado hasta los 1.983 dólares, máximos de julio y acercándose cada vez más a su récord histórico de 2020, cuando la onza alcanzó los 2.075 dólares. Este rally ante las peores perspectivas económicas del mundo y el aumento de incertidumbre está haciendo que vuelva a emerger un comercio oscuro que muchas veces pasa inadvertido, un negocio paralelo manchado de sangre y que puede sacudir los cimientos de numerosas economías emergentes que ven en la materia prima su gran esperanza: el mercado negro del oro.

En un comunicado del Departamento de Estado de EEUU, el país norteamericano lamentaba que está detectando "informes cada vez más preocupantes de actores ilícitos en el comercio de oro". El informe pedía a las empresas que tomasen medidas para evitar este crecimiento del 'oro ilegal' porque muchas de ellas compran directamente a minas que, en muchos casos, están operando al margen de la legalidad. "Están financiando ilícitamente a grupos como Wagner, yihadistas, mafias y señores de la guerra" o simplemente "favoreciendo el blanqueo de dinero, el trabajo forzoso e infantil" o "mecanismos para evadir sanciones internacionales".

Al ser un mercado soterrado, no hay cifras totalmente claras al respecto. Sin embargo, desde Estados Unidos estiman que, mientras el 20% de la producción de oro mundial viene de 'minería a pequeña escala', el oro que la London Bullion Market Association (LBMA), la principal autoridad internacional del mercado de oro y plata, atribuye a estas refinerías más pequeñas representa solo el 3% del total. Esto significa que la mayor parte de lo que producen pasa bajo el radar y forma parte del mercado negro. Una tendencia que habría venido creciendo los últimos meses al calor de las constantes alzas en el precio, que han dado motivos a los productores ilegales a ampliar sus remesas. Por otra parte, años de conflictos con Rusia a través de sanciones y el temor a que otros enfrentamientos lleven a esta situación, también han sido gasolina para este mercado.

Simon Rostron, consultor en LBMA, explica en declaraciones a ElEconomista.es que este problema está creciendo en los últimos meses. "Es muy posible que el flujo esté aumentando dada la demanda de oro que, además, también se ha visto afectado por el repunte de la tensión geopolítica". En ese sentido, desde el mercado de materias primas con sede en Londres explican que "el precio de referencia ha aumentado un 22% en 12 meses y esto puede haber impactado en el mercado negro". Para LBMA el problema, más allá de la financiación de actividades ilícitas, es también el hecho de que "está privando a numerosos países emergentes (en particular en África), de miles de millones de dólares en ingresos".

Un problema que está devastando África

Uno de los principales problemas de esta tendencia se ve en un continente históricamente castigado. A pesar de que ninguno está entre los cinco mayores productores, muy lejos de China, Australia, Rusia, Canadá y Estados Unidos, países como Ghana son responsables de 90 millones de toneladas, Burkina Faso de 70 millones, Tanzania de 60 millones, Sudán y Malí de 50 millones cada una. Es decir, hay numerosos países que tienen un peso relevante en el mercado internacional, en especial dado el menor tamaño de su economía.

El problema es que en todos estos países campa a sus anchas la 'minería a pequeña escala' y las importaciones por parte de países extranjeros suelen mostrar grandes diferencias respecto a las registradas por estos países. Llega más dinero a países como Catar, Arabia Saudí o Emiratos Arabes procedente de África del que, en teoría, aparece en la balanza comercial de todos estas economías, que pierden miles de millones de dólares en impuestos por estas transacciones en favor de grupos vinculados a la delincuencia.

Esto incluso produce una turbia competencia entre los países por atraer a las mafias para robar así el oro a sus vecinos a través de las mismas. Un caso que remarcan desde el Instituto de Estudios por la Seguridad, el ISS, es el de Malí. La nación de África occidental produce un tercio de todo su oro a través de estas pequeñas empresas y, mientras que en 2016 Emiratos Árabes importó 1.520 millones de dólares del mismo, los registros de Bamako solo contabilizan unas ventas de 216 millones.

El motivo detrás de estas diferencias que se producen año a año es que Malí solo grava los primero 50 kilos de oro exportado. "Esto incentiva a los contrabandistas a enviar el metal al país para obtener una reducción de impuestos, convirtiendo Mali en un imán para el comercio ilegal del oro". En ese sentido, el centro de estudios afirmaba en 2021 que cerca del 80% del oro artesanal de maló se produce realmente en Senegal. Además según el ISS tanto Venezuela como Libia han usado Mali para vender su oro a países de Oriente Medio, generando miles de millones para estos países al evitar sanciones. El único precio es el que cobran los grupos contrabandistas por el camino.

"La República Democrática del Congo es uno de los grandes productores de la región pero oficialmente es de los que menos exportan"

Los gobiernos de Ghana, Tanzania y Zambia se han quejado de forma airada en los últimos años de que se está sacando oro a través de explotaciones ilegales en sus países para luego sacarlo de contrabando a través de sus fronteras. Aunque el ejemplo más claro de esta dinámica es la República Democrática del Congo. La minería 'artesanal' del país produce entre 15 y 22 toneladas del valioso mineral, según datos de Naciones Unidas, sin embargo, pero solo generó 2 millones de dólares de esta fuente de recursos (12 millones en total).

Mientras desde la ONU señalan que "a pesar de que el país es uno de los grandes productores de la región, es uno de los exportadores oficialmente más pequeños". El motivo, según remarcan, podría venir de vecinos como Uganda o Ruanda, que exportan más oro del que producen. Según la antigua colonia belga, esto se debería a grupos ilegales que operan en minas en su país para llevar la materia prima a través de la frontera y, desde ahí, la comercializan.

Rusia y Wagner

Aunque uno de los grandes dinamizadores del mercado negro del oro ha sido Rusia, particularmente, que ha utilizado esta plataforma para evitar las sanciones de Occidente. Antes de la guerra Rusia tenía sus arcas llenas de oro, con 140.000 millones de dólares, según los registros de su Banco Central. A diferencia del dólar o el euro este material le daba independencia para operar y, su complicada trazabilidad permite realizar transacciones al margen de la mirada del mundo.

Desde Atlantic Council remarcan que "las transacciones con oro ofrecen ventajas clave para la evasión de sanciones: anonimato, baja trazabilidad (especialmente si el oro se mezcla con aleaciones) y alternativas a los centros financieros occidentales donde Estados Unidos y sus aliados pueden restringir más fácilmente los flujos comerciales.

Los operadores de oro en África y Asia podrían estar lavando el oro y ruso y disfrazar sus orígenes

En ese sentido, al margen de concentrar sus exportaciones a China, Turquía, o Catar, desde Global Initiative explican que "las redes criminales tienen un papel clave". Los operadores de oro en África y Asia "podrían estar lavando el oro y ruso y disfrazar sus orígenes, por lo tanto es probable que haya una mayor demanda de estos servicios de delincuencia organizada transnacional".

EEUU da por hecho su participación en el mercado negro del oro y, de hecho, este verano el Departamento del Tesoro sancionó a cuatro empresas por facilitar el papel del grupo mercenario ruso, Wagner, como contrabandista de oro en África. "Las entidades de la Republica Centroafricana, Emiratos Arabes y Rusia han participado en tratos ilícitos de oro para financiar al grupo Wagner y sostener sus esfuerzos en Ucrania y Africa", explicaba en un comunicado. Estas empresas fueron Midan Ressources, Diamville, Industrial Resources y Limited Liability Company DM.

Esto es lo que explica que, a pesar de que Reino Unido, la UE y EEUU hayan decretado la prohibición de oro ruso, en la balanza comercial sigan registrando ventas a estos lugares. Incluso con la LBMA suspendiendo la acreditación de todas sus refinerías, en 2022 Reino Unido siguió siendo su principal cliente con 2.271 millones de dólares. Eso sí, aún está muy lejos de los 15.400 millones que le vendió en 2022 solo a los británicos o los 483 millones por parte de Alemania.

Esta caída viene en parte de las sanciones pero en menor medida de su apuesta por mantener grandes reservas y la fuerte demanda interna de los rusos para invertir sus ahorros. De hecho, Moscú eliminó el año pasado todos los impuestos a la compra de lingotes y su población acudió en masa a por ellos, adquiriendo en 2022 cerca de 33,8 millones de toneladas (711 millones).

No solo es África

Estas prácticas están en auge no solo en el continente africano, sino en otras regiones donde las empresas locales han encontrado en el oro 'ilegal' una oportunidad. Un gran ejemplo de esto es brasil pues, según la Universidad de Minas Gerais, el 28% de sus exportaciones podrían venir de minas ilegales. Al año , Brasil vende al exterior cerca de 4.900 millones de dólares a través de este mineral.

Las empresas mineras de la nación latinoamericana han pedido públicamente a comienzos de este año que se tomen medidas duras contra esta práctica. Según un estudio de la Red de investigación de Cadenas de Suministro", una asociación de científicos internacionales, explica que desde el año 2021, cerca del 17% de las exportaciones de oro "son ilegales" de minas del Amazonas cuya trazabilidad se ha perdido. Otros países de la región como Colombia se han visto atrapados en los mismos problemas.

Mina de oro en Brasil, en Minas Gerais (Dreamstime)

Otro gran productor también vive problemas derivados de este 'mercado negro'. Indonesia. Este país es el duodécimo mayor productor del mundo, con cerca de 70 millones de toneladas, un 2,3% de la producción mundial. En su caso la falta de regulación ha provocado que todo tipo de organizaciones y oligarcas locales se han lanzado desde hace años a realizar pequeñas excavaciones.

Desde LMBA remarcan que la única forma de reducir de forma clara este mercado negro sería "un esfuerzo unificado entre los gobiernos del mundo y los organismos industirales, además de agencias internacioales y organización no gubernamentales". Desde la institución remarcan que, a pesar de la labor de auditoría que ellos realizan al auditar las refinerías que están en sus listas, "por sí solas son medidas que no pueden resolver este problema".

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