El Ingreso Mínimo Vital (IMV) se aprobó hace algo más de tres años, en plena pandemia, para llegar a 2,2 millones de ciudadanos como instrumento para luchar contra la desigualdad de los más vulnerables. Ahora, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) calcula que el número de beneficiarios del ingreso mínimo vital (IMV) se ha estancado en los 284.000 hogares, abandonando a cerca de dos tercios de las familias que cumplen los requisitos para recibirlo, y el coste anual efectivo se ha limitado a 1.900 millones de euros, "el 47% de su potencial".