Editorial
- 30/12/2015, 10:00
La desafección de una gran parte de la clase empresarial catalana hacia el proceso soberanista ha sido un fenómeno creciente en los últimos años, que alcanzó su apogeo en las vísperas de las elecciones de septiembre. Fue entonces cuando las organizaciones más representativas, con Foment a la cabeza, alzaron con claridad su voz de protesta.