Política

Un Gobierno diseñado para 'blindarse': ¿qué flancos intenta tapar Sánchez con este Ejecutivo?

  • El presidente busca achicar el espacio político de Podemos y Cs
  • Los perfiles técnicos buscan contrarrestar al PP y agradar a la UE
  • Se da protagonismo a Valencia y se reconcilia con el 'zapaterismo'
El Gobierno de Pedro Sánchez posa en Zarzuela junto al Rey. Foto: EFE

Pedro Sánchez ya tiene Gobierno. Después de varios días acaparando el foco mediático al filtrar por goteo los nombres de los nuevos ministros, la táctica es clara: el líder socialista ha confeccionado un gabinete que ha recibido elogios como "galáctico" y "solvente" con visos a crear una gran expectativa que le 'blinde' de cara a unas nuevas elecciones.

Mejor conocedor que nadie de lo que pasó en las dos últimas generales, de cómo salió adelante la moción de censura y de su ínfimo apoyo parlamentario, Sánchez y su equipo más cercano han querido ensachar su posible electorado tapando todos los flancos posibles. Para ello, han reunido a ministros 'estrella' que cubren bastantes sensibilidades y que les permiten lanzar el siguiente mensaje: 'si te gusta este Gobierno y quieres más, vótanos en las siguientes elecciones'. Todo con el fin de achicar espacio a sus máximos rivales políticos e intentar hacerse lo más inmune posible a las críticas.

A todo ello se suma la ventaja fundamental con la que cuenta Sánchez ahora: apretar el botón que le permite convocar las elecciones. La intención primera del nuevo presidente era apurar la legislatura lo máximo posible, esto es, hasta 2020. Dentro del PSOE, sin embargo, nunca se ha establecido una fecha concreta y se ha dicho que cuando haya "estabilidad".

Ahora, con un Ejecutivo tan bien recibido, Sánchez puede jugar a dos bandas: si se veta a su Gobierno y no se le deja legislar, el coste lo asumirán sus rivales políticos y podrá convocar comicios. Si al final estira la legislatura, el gabinete cuenta con un perfil técnico suficiente para durar y además tendrá más tiempo para intentar consolidarse y subir en las encuestas.

Éstos son los flancos que, en mayor o menor medida, Sánchez intentará proteger con su nuevo Ejecutivo:

La opinión pública

Además de la estrategia de anunciar poco a poco los ministros, la elección de algunos nombres va totalmente encaminada a provocar un impacto positivo en la opinión pública. Que el astronauta Pedro Duque o el periodista Màxim Huerta se sienten a un Consejo de Ministros es algo que se sale de lo habitual.

Apostar por personajes carismáticos de la sociedad es un intento de romper con la imagen partidista que tanto se le ha achacado a las principales formaciones en estos años de crisis de la representación política. Igualmente, la presencia del magistrado Fernando Grande-Marlaska otorga presencia en el Ejecutivo al colectivo LGBT. Un movimiento que puede permitir a Sánchez sumar apoyos sociales.

Podemos

Ha sido el principal apoyo de Sánchez en la moción y estaba llamado a serlo en el Congreso a partir de ahora. De hecho, Pablo Iglesias llamó a formar un Gobierno de coalición. Sin embargo, en el PSOE asumen que en los últimos cuatro años también ha sido su máximo rival. Por eso, intentan ahora neutralizar su posible competencia con un Gobierno que recoge para sí varias de las banderas del partido 'morado', pero sin contar con personalidades cercanas al mismo.

Que sea un Gobierno con más mujeres que hombres dejando atrás el adjetivo "paritario" y que haya sólo una vicepresidencia ostentada por una mujer que además será ministra de Igualdad son hechos difícilmente rebatibles por parte de Pablo Iglesias y los suyos, que lograron en parte capitalizar las manifestaciones feministas del pasado 8-M por toda España.

De la misma manera, con la recuperación del Ministerio de Cultura y la apuesta ambientalista que parece desprenderse del discurso de Sánchez y del nombramiento de Teresa Ribera al frente de la cartera de "Transición Ecológica" se intenta poner las cosas difíciles al resto de la izquierda, significada en estos postulados.

Eso no ha evitado que desde Podemos se haya recibido con desconfianza el nombramiento de un perfil técnico de Bruselas para Economía como Nadia Calviño y que se haya criticado abiertamente -Iglesias lo ha hecho este mismo jueves- la elección de Grande-Marlaska para Interior, al que sitúan en la órbita del PP.

PP y Ciudadanos

Precisamente Grande-Marlaska sea quizá el nombre que mejor evidencie la intención de Sánchez de proteger su flanco derecho. El magistrado ha sido hasta ahora vocal del CGPJ a propuesta del PP y sonó para fiscal general del Estado con el partido de Mariano Rajoy en el poder. Que el encargado de dirimir el rumbo de la 'ley mordaza' y de dirigir las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado venga con estas credenciales pretende dejar con el mínimo espacio de crítica posible al PP en el Congreso.

La elección de Josep Borrell como ministro de Exteriores tras años significándose como azote del independentismo catalán busca igualmente limitar las críticas que PP y Ciudadanos han hecho al PSOE por "venderse" a los independentistas para llegar a la Moncloa. Borrell ha sido una de las figuras más representativas en las protestas de estos meses contra el secesionismo catalán por las calles de Barcelona.

En esta línea, Sánchez ha dotado a su Gobierno de un perfil técnico basado en la experiencia de gestión -sirvan como ejemplo las carteras de Economía, Industria o Agricultura- con el que intentará contrarrestar las críticas que le hagan desde el PP y Cs. En este punto cabe destacar al presidente de Castilla y León, el veterano 'popular' Juan Vicente Herrera, quien ha definido al nuevo Gobierno como "muy sólido".

Además, este perfil técnico, sumado a la presencia de jueces y valores de la sociedad civil hacen particular daño a Ciudadanos, ya que todo apunta a que Sánchez ha conformado un Ejecutivo con trazas similares al que hubiera querido constituir Rivera.

La UE y los mercados

Que un expresidente del Parlamento Europeo como Borrell o que dos altos funcionarios de Bruselas como Calviño o Luis Planas (Agricultura) estén en el Gobierno lanzan un claro mensaje a la Unión Europea. El nuevo Ejecutivo quiere reivindicarse como contraste a los populismos de corte anti-europeo que siguen aflorando y transmitir que España queda ahora mismo lejos de lo que está viviendo Italia.

Este mismo mensaje también busca calar en los mercados y evitar que se dispare la prima de riesgo o que se desplome el Ibex 35. La intención de Sánchez, a tenor de lo dicho hasta ahora, es cumplir con los compromisos europeos y mantener los Presupuestos que aprobó Rajoy. Reseñable en este sentido ha sido la 'bendición' que la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, le ha dado a la ministra Calviño en Twitter.

Los contrapesos territoriales

Sánchez ha intentado equilibrar en lo posible su gabinete con ministros de varias autonomías. Sin embargo, ha dado predilección a algunas denotando unas claras intenciones. Seguramente el caso más significativo sea el de Valencia. No se recuerda tanta impronta de la Comunidad en un Ejecutivo como en éste. Ya no sólo se trata de la presencia de Carmen Montón, José Luis Ábalos o Màxim Huerta, es que Ábalos -una de las personas más cercanas al presidente- encabezará Fomento en pleno debate por el Corredor Mediterráneo.

Otro puntal lo ha buscado Sánchez en Andalucía. Tradicional granero de votos socialistas, la comunidad está representada por Carmen Calvo en la Vicepresidencia y por María Jesús Montero, ministra de Hacienda. Será esta última quien emprenda el difícil reto de la financiación autonómica desde una perspectiva que no puede obviar su procedencia.

El caso de Cataluña es más complejo. En aras de buscar contrapesos y sabiendo que ahora mismo el tema catalán sigue lejos de encontrar soluciones rapidas, Sánchez ha optado por dos catalanes que emitirán tonos distintos: por un lado Borrell y por otro Meritxell Batet, convencida federalista que buscará el diálogo como ministra de Política Territorial.

Las 'familias' del PSOE

No podía obviar Sánchez la importancia de buscar contrapesos dentro del partido. Aún así, no es el flanco al que ha prestado mayor atención. La elección de Montero en Hacienda se interpretaba como un guiño a su mayor rival Susana Díaz, aunque no todas las voces del mundo político tienen claro que sea así. La designación de Planas como ministro tras haber sido rival orgánico de Díaz, no obstante, supone un serio 'recado' a la presidenta de la Junta.

De la misma manera, la llegada de Montón viene avalada por la importancia que Ximo Puig -otro detractor de Sánchez- le ha dado en su Consell. Algo similar ha ocurrido con Magdalena Valerio en Trabajo. Baluarte de los gobiernos socialistas en Castilla-La Mancha -federación encabezada por Emiliano García-Page, otro de los mayores críticos con Ferraz-, Valerio ha estado más cerca de Sánchez y su elección supone un mensaje en la misma línea que el emitido con Montón.

En cualquier caso, los mínimos apoyos que concitó Sánchez en el proceso de primarias para recuperar el poder del partido ha hecho que ahora no tenga que devolver demasiados favores políticos y haya podido encontrar acomodo en el Gobierno a sus más fieles: Ábalos, Borrell o Margarita Robles. En este sentido, destaca la ausencia de Paxti López, rival en las primarias, pero alguien con quien Sánchez ha contado tras su victoria interna.

Por último, en el Gobierno de Sánchez se denota una especie de continuidad del 'zapaterismo' que parece querer buscar la reconciliación con ese sector del partido y con los votantes que abanadonaron a José Luis Rodríguez Zapatero. La mayor muestra es la importancia que Calvo -titular de Cultura con Zapatero- tendrá en el Ejecutivo. También apunta en esta dirección la elección de Ribera, que ya fue alto cargo con el expresidente.

Los independentistas

Éste es el flanco que hasta ahora más ha descuidado Sánchez. Al independentismo catalán no le han gustado nada la mayor parte de los nombramientos. Puigdemont y Rufián acusaron a Borrell de sembrar odio. Además, el diputado de ERC asoció a Montero con el caso de los ERE.

Hoy JxCat se ha significado en contra de Huerta por varios comentarios suyos en redes sociales contra el independentismo. Tampoco ha gustado en el secesionismo el nombre de Calvo, encargada de consensuar con el PP estos meses la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña.

El nombramiento de Grande-Marlaska también ha sido ampliamente contestado. En especial por el líder de Bildu, Arnaldo Otegi, quien ha criticado que se le elija después de su trayectoria contra ETA y tras haber apoyado su formación la moción de Sánchez. Tampoco 'ayuda' en este sentido a Sánchez unas declaraciones que hizo hace tiempo Montero pidiendo suprimir el cupo vasco, algo que podría ocasionar problemas con el PNV y con los catalanes.

Queda por ver si Sánchez, en el caso de Cataluña, dará un giro y elegirá a otras cargos que contenten más a los nacionalistas. Se sigue especulando con un nuevo fiscal general del Estado que sea contrario a mantener la prisión preventiva a los dirigentes acusados por el procés.

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