Opinión

Lagarde destapa las trampas en la economía de Sánchez

Christine Lagarde sale al rescate de la economía de Sánchez

"La recuperación está perdiendo ritmo", la frase pronunciada este jueves por la presidenta del BCE, Christine Lagarde, confirmó lo que ya todos hemos percibimos a lo largo de los últimos meses. No hay, además, más que echar un vistazo al último PMI compuesto de la eurozona, en mínimos de nueve meses, con economías como la alemana estancadas por primera vez en año y medio.

El frenazo es más intenso en el sector servicios y, por tanto, se sentirá con mayor fuerza en países como España, donde la actividad turística actúa como uno de los motores de crecimiento. La vuelta a las restricciones en toda Europa, sobre todo en los viajes, amenaza con pulverizar la campaña de Navidad.

En nuestro país, el efecto se notará por partida doble, porque el automóvil es el sector más tocado dentro del ámbito de la industria. Los cierres salvajes en China por la ómicron prorrogarán los problemas de suministros.

Las palabras de Lagarde contrastan con las de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, quien aprovecha cualquier foro para resaltar la fortaleza de la recuperación. Calviño basa su explicación en tres magnitudes que arrojan cifras récord: las cotizaciones de la Seguridad Social y el desempleo, la recaudación de Hacienda y las exportaciones.

Sánchez sacará pecho a fin de año con la recuperación, pese a que los datos  son muy inciertos

Pero buena parte es humo, flor de un día. Como hemos explicado varias veces, se trata de elementos distorsionados. Las ayudas europeas o la inflación inflan tanto las cotizaciones a la Seguridad Social como a la Hacienda Pública, al igual que las exportaciones. En cuanto al dato de desempleo es también irreal, las horas trabajadas siguen aún por debajo de 2019.

La vicepresidenta tiene un papelón por delante, porque tiene que preparar el terreno para el discurso de fin de año de Sánchez, en el que bajo la denominación de "Cumpliendo" realizará un repaso a todas las reformas llevadas a cabo en este ejercicio para sacar pecho de su gestión.

Eso explica también la presión del Gobierno sobre los empresarios para que firmen la contrarreforma laboral antes de que acabe el año. Garamendi está entre la espada y la pared, como explicó esta semana a su comité ejecutivo, probablemente, tenga que aceptar condiciones ominosas a fin de evitar que legislen a las bravas.

En las últimas sesiones, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en connivencia con los sindicatos, llegó a poner sobre la mesa la supresión del libre despido, en caso de que sea improcedente. La patronal se lleva las manos a la cabeza. Lo interpreta como un aviso a navegantes de lo que les espera si se niegan a estampar su firma sobre el documento final, como ya hicieron con la subida de cotizaciones para financiar las pensiones hasta el año 2050.

El BCE rehusó subir los tipos de interés como en EEUU por la debilidad de países como España

La pregunta, sin embargo, es cuántas reformas de calado, destinadas a cambiar el rumbo de la economía, presentó Sánchez durante esta legislatura. La respuesta es sencilla: ninguna. La laboral puede tener justo el efecto contrario y provocar una estampida de las inversiones.

Hasta con los fondos europeos se han inventado un eufemismo para dar la impresión de que se está cumpliendo con los plazos y es mentira. Calviño asegura que cerca del 60 por ciento de los 24.000 millones recibidos está ya comprometido. Pero no revela cuánto está desembolsado o asignado siquiera a proyectos concretos. Ahí la respuesta es una cantidad irrisoria o irrelevante.

En el Presupuesto para el año en curso, la vicepresidenta estimó en 2,5 puntos el impulso al crecimiento del PIB procedente del programa Next Generation. La dura realidad es que el efecto será cero patatero. Ello explicaría, en parte, por qué el INE rebajó la previsión del PIB y también por qué el Banco de España redujo este viernes al 4,5 por ciento la previsión para este año, dos puntos menos de las previsiones de Calviño, que las hinchó por la vía de los fondos europeos.

El Gobierno tiene otro problema: la inflación que no cesa. A la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, se le escapó de la mano el coste de la luz, que bate récord tras récord, sin encontrar un remedio para impedirlo. Bruselas tumbó esta semana su plan para reformar el mercado mayorista, que está basado en el precio del gas.

Las previsiones son, además, que los precios sigan subiendo. La crudeza del invierno, sobre todo en Centroeuropea, incrementará la demanda energética, a lo que se une el cierre de varias centrales nucleares en Francia y España, así como las tensiones de Rusia con Ucrania. El nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, utiliza el gasoducto Nord Stream II como un arma de presión para que Putin no invada Ucrania. Pero el presidente ruso no es fácil de convencer, ordenó maniobras en la frontera.

El propio Sánchez reconoció en el Consejo europeo celebrado esta semana que el alza de la luz "pone en riesgo la recuperación".

Ribera tiene, además, otro problema. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quiere reducir la exención de cargos introducida este año en el precio de la luz, tales como la rebaja del IVA o el Impuesto a la producción de las eléctricas. Si estos pasan del 90 al 30 por ciento de su peso en la tarifa, como anticipó elEconomista, encarecerán más el recibo de la luz.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, desconfía de las soluciones de Ribera porque duplica la tasa de inflación hasta el 3,7 por ciento en las estimaciones para 2022 a causa de la energía.

La inflación es también la gran preocupación de Lagarde para el año que comienza. La previsión es que se incremente en 1,8 puntos, hasta el 3,2 por ciento en 2022.

La primera cuestión que surge, y que aún no se han hecho los mercados, es si permitirá Alemania que los precios al consumo excedan ampliamente el mandato del BCE de mantenerlos en torno al 2 por ciento sin solicitar un alza de tipos de interés, como acaba de anunciar la Reserva Federal de Estados Unidos. Lo dudo mucho. Algunos banco de inversión como Deutsche Bank ya han comenzado a levantar la voz de alarma sobre el endeudamiento excesivo del Sur.

Pero aún en la hipótesis de que se cumpla la hoja de ruta de Lagarde, las compras de deuda se reducirían a la mitad en marzo y a un 20 por ciento de la cifra actual a finales de 2023.

El BCE tiene aproximadamente un tercio de la deuda española, que en este ejercicio saltó por encima del 120 por ciento del PIB. El Tesoro insiste en que la demanda extranjera se mantiene estable en el 40 por ciento y los vencimientos anuales a corto se reducirán el 10 por ciento gracias a la política de alargar el plazo de las emisiones en los últimos años.

Pero será imposible mantener costes negativos del -0,04 por ciento como este año. ¿Cómo se comportará la prima de riesgo cuando se reduzcan las compras por parte de la institución monetaria? Es obvio, que subirá el precio y el coste de financiación.

La noticia se produce en un mal momento, porque el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, acaba de ligar el crecimiento de las pensiones a la inflación, lo que solo en este ejercicio nos costará 5.000 millones extra.

¿Cómo va a resolver el Gobierno los aumentos de las pensiones, del sueldo de los funcionarios y de la deuda si, además, se produce una desaceleración de la actividad económica? Ya me gustaría que Sánchez nos lo explicara en su discurso de fin de año. Pero me temo que no va a ser así.

¿Por qué el BCE no actúa de manera más contundente con una subida de tipos como hizo el Banco de Inglaterra o hará la Reserva Federal? Porque las economías del Sur de Europa están aún muy débiles y para colmo de males tienen un endeudamiento, unas tasas de paro y sufren una inflación más elevadas que su vecinos del Norte de Europa.

Nos estamos haciendo trampas en el solitario con la ficción de que la recuperación es sólida y la rapidez con la que se expande la ómicron nos obligará a darnos de bruces con la dura realidad.

PD.-La noticia empresarial de la semana es el rescate de Air Europa. El Estado pasará a ser uno de los accionistas relevantes de la compañía de los Hidalgo gracias al préstamo de la Sepi y los créditos del ICO. Esta es la consecuencia de no calcular bien los riesgos de las empresas a las que se presta dinero para salir adelante. ¿Qué pinta el Gobierno en una aerolínea? Con el dinero de todos socializaremos las pérdidas.

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