
El futuro del gasoducto ruso Nord Stream 2 está bajo amenaza y los precios del gas en Europa lo saben. EEUU ha advertido al Kremlin que una de las sanciones que conllevaría invadir Ucrania sería la no apertura de la polémica mega construcción que transportará gas ruso hasta Alemania. Y el Gobierno alemán estaría abierto a materializar ese castigo.
"Si Vladímir Putin quiere ver gas fluyendo a través de ese gasoducto, puede que no quiera asumir el riesgo de invadir Ucrania", dijo el martes Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, en una rueda de prensa posterior a la cumbre virtual entre los presidentes estadounidense, Joe Biden, y ruso, Vladímir Putin, en la que el primero habría advertido al segundo de que no dudaría en aplicar "fuertes medidas económicas y de otro tipo".
Pongamos en contexto la batalla gasística. El gaseoducto, controlado por el gigante ruso Gazprom, nació ya controvertido. Ni EEUU ni varios países europeos como Polinia o los tres estados bálticos estuvieron de acuerdo con el proyecto que aumentaría la dependencia energética europea con Rusia y, por tanto, la capacidad de Moscú de presionar a sus vecinos; se calcula que por sus venas correrán 55.000 millones de metros cúbicos de gas cada año, el 15% de las importaciones anuales de gas de la UE. Pero su oposición no fue suficiente para pararlo.
La construcción de Nord Stream 2 finalizó en septiembre sorteando Ucrania, uno de las condiciones impuestas a Rusia para sacar adelante el gaseoducto, aunque de momento, por los más de 1.200 kilómetros de tubos submarinos no fluye gas. Alemania paralizó a mediados de noviembre la certificación a la espera de que Gazprom adapte la filial o subsidiaria que operará el gaseoducto a la legislación alemana. Este fue el penúltimo varapalo a los planes de Rusia, que espera recibir el visto bueno definitivo en la primavera de 2022.
Bloquear el Nord Stream 2: un golpe que sería definitivo pero que no está claro
El último golpe podría estar por llegar y sería definitivo. EEUU da prácticamente por hecho que Rusia invadirá Ucrania en las próximas semanas ante el despliegue de tropas en la frontera (175.000 soldados estaría esperando la orden, según datos del gobierno norteamericano). Sería la mayor escalada de un conflicto que comenzó con la anexión de Crimea por parte de Moscú en 2014 y que se extendió a la región oriental de Donbás, tomada por separatistas prorrusos y de la que Rusia se desentiende.
La Casa Blanca tendría información, recoge el Financial Times, de que Moscú ordenará la entrada el próximo mes, y ya está moviendo fichas para que Europa acepte que una de las sanciones en caso de invasión sea la detención del Nord Stream 2.
El recién llegado a la cancillería alemana Olaf Scholz ya habría mantenido contactos en este sentido con la administración de Joe Biden, y aunque por el momento su postura no es oficial, sí estaría dispuesto a apoyar ese castigo si se confirma la entrada en Ucrania. Cabe recordar que en julio el presidente de EEUU firmó un acuerdo con la entonces canciller, Angela Merkel, en el que Alemania se comprometió a bloquear el oleoducto si Rusia lo usaba como arma contra Ucrania. Y además, hay otra variable: la nueva coalición de Gobierno alemán incluye a los Verdes, que durante mucho tiempo se han opuesto al oleoducto, y en Rusia ya temen que el partido que controla el Ministerio de Relaciones Exteriores bloqueen el proyecto.
Aún así, la decisión no solo es de Alemania. La postura final de los Veintisiete la marcará no solo Berlín sino también París y Roma y parece que está costando consensuar con EEUU la lista de sanciones a Rusia. Se espera que en la reunión del Consejo Europeo que los líderes de la UE mantendrán el próximo jueves llegue el acuerdo final.