Cada página del periódico o cada sección web de los medios financieros estadounidenses dan noticias aparentemente contradictorias. Por un lado, pese a que se lleva meses pronosticando una recesión, los datos macroeconómicos relativos al empleo muestran a cada lectura su fortaleza (un paro en mínimos de 1969, una cifra de nóminas no agrícolas disparada en enero, unas peticiones de subsidio por desempleo en suelo histórico, unas vacantes de empleo en máximos), retando continuamente los deseos de la Reserva Federal de calmar el mercado laboral para evitar presiones inflacionarias. Por otro, las grandes empresas de Wall Street martillean casi a diario con anuncios de despidos masivos, superando la mayoría de cifras de los comunicados los tres ceros. Disney, con 7.000 despidos, ha sido la última en sumarse a una lista que lideran Amazon, Meta, Alphabet, Microsoft, Dell, Twitter, PayPal, Zoom y a la que se están uniendo grandes bancos de EEUU. ¿Por qué esta desconexión?
Más allá del decalaje temporal entre los anuncios de las firmas y su traslación a las estadísticas laborales, el cual se espera que sea más visible en 2023 a medida que la creación de empleo neta mengüe y la economía pierda tracción, los analistas buscan una explicación más cualitativa que ayude a entender el contexto. Uno de los principales argumentos defendidos para explicar el efecto relativo de estos recortes de plantilla es que estas grandes firmas de Wall Street -sobre todo las grandes tecnológicas- contrataron masivamente en estos años de crecimiento imparable para ellas en un contexto de tipos de interés ultra-bajos. Una dinámica fomentada durante la pandemia, cuando estas empresas vivieron su mejor momento.
No obstante, la clave es medir el impacto real de estos sonoros titulares de despidos. "Otra empresa, esta vez Disney, ha anunciado reducciones de plantilla. Los datos macroeconómicos no coinciden con los comunicados de prensa sobre la pérdida de puestos de trabajo. Una de las principales razones es que las grandes empresas no son tan importantes desde el punto de vista económico, mientras que los negocios más pequeños importan más en los mercados laborales. Las pequeñas empresas tienden a tener más subempleo que desempleo. Es bastante difícil despedir al 10% de una empresa de tres personas", explica Paul Donovan, estratega jefe de UBS, en su último comentario diario.
En un informe del pasado mes de noviembre, los analistas de Goldman Sachs Research se preguntaban si los despidos masivos -ellos los enfocaban en las grandes tecnológicas- constituirían un gran problema para la economía estadounidense y su respuesta era que "probablemente no". Su tesis de partida era que las empresas tecnológicas tienen una influencia desmesurada en los mercados financieros, ya que representan más de una cuarta parte de la capitalización bursátil del S&P 500, y por eso acaparan una gran atención mediática. Sin embargo, defendían, su influencia en la situación económica general es mucho menor.
Donovan (UBS): "Es bastante difícil despedir al 10% de una empresa de tres personas"
Al que igual que apuntaban desde UBS, los expertos de Goldman destacan que el empleo en el sector tecnológico es pequeño en relación con el conjunto del mercado laboral estadounidense. El empleo en la categoría "publicación y difusión por Internet y portales de búsqueda en la red" -que según los autores del informe es el subsector de la mayoría de las grandes empresas tecnológicas- representa menos del 0,3% de las nóminas totales. "La tasa de desempleo aumentaría menos de 0,3 puntos porcentuales incluso en el caso inconcebible de que todos los trabajadores empleados en esta industria fueran despedidos inmediatamente", describen de forma bastante gráfica.
Asimismo, se antoja improbable que estos trabajadores despedidos permanezcan desempleados mucho tiempo. Según el informe, "las ofertas de empleo en el sector tecnológico siguen estando muy por encima del nivel anterior a la pandemia, por lo que los trabajadores despedidos deberían tener buenas posibilidades de encontrar un nuevo empleo".
Sobre este punto incide el periodista financiero de Bloomberg Joseph Weisenthal en una de sus últimas observaciones. Buceando en la presentación de resultados de la empresa de alquiler de coches Hertz, Weisenthal se topa con la prueba de que los despidos de las tecnológicas están 'liberando' talento a menor coste para otras firmas, lo que, señala, puede beneficiar a la productividad.
"En términos de gastos operativos, hemos hecho progresos, como he señalado, pero no hemos terminado. Seguimos sustituyendo empleados de terceros por empleados de Hertz a menor coste, incluidos los ingenieros de proyectos, donde estamos viendo una mayor reserva de talento a precios más asequibles, ayudados por la dinámica actual, en las grandes empresas tecnológicas", exponen desde Hertz.
Lance Roberts, analista de Real Investment Advice, comparte diagnóstico y amplía los cálculos. Tras culpar a los medios por "exagerar" esta dinámica, echa mano de cifras oficiales: "Según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo de EEUU, los puestos de trabajo en tecnología de la información constituyen alrededor del 1,8% de la población activa. Incluso en una depresión en la que se perdiera la mitad de esos puestos de trabajo, la tasa de desempleo solo aumentaría un 0,9%. Durante la recesión de 2008, la tasa de desempleo aumentó un 4,5%. Así que, aunque los despidos en el sector tecnológico son un buen titular y probablemente atraigan a muchos lectores, no representan una parte lo suficientemente importante de la economía como para preocuparse en exceso".
Una vez relativizado el impacto en el mercado laboral general de estas cifras, la pregunta que surge es por qué estas grandes firmas, sobre todo las tecnológicas, están sufriendo y despidiendo trabajadores. "Por un lado, el crecimiento de los ingresos de la industria se está normalizando tras la pandemia, periodo durante el cual el sector experimentó una mayor demanda de sus productos y servicios. La otra es que el aumento de los tipos de interés y el endurecimiento de las condiciones financieras afectan desproporcionadamente al sector porque los beneficios de las empresas tecnológicas suelen esperarse a más largo plazo y, por tanto, están sujetos a un mayor riesgo de duración", explican en Goldman.
"El crecimiento de los ingresos está sometido a una gran presión por la desaceleración de la economía y la retracción de los consumidores y las empresas. Dado que las compañías tratan de mantener la rentabilidad (márgenes) para los inversores, están obligadas a recortar plantilla para adaptarse a una nueva realidad caracterizada por unos ingresos más bajos. Lamentablemente, la pandemia provocó en muchos sectores una demanda excesiva de personal en comparación con niveles de demanda más "normalizados", plantea Álvaro Antón, country head de abrdn para España y Portugal.
Roberts, de Real Investment Advice, relativa aún más: "Algunos de estos despidos no son necesariamente advertencias económicas, sino una normalización de la plantilla para adaptarse mejor a la normalización de la demanda de productos tecnológicos".
Pero no toda la lectura es positiva. Donovan, de UBS, reconoce que los anuncios de pérdidas de puestos de trabajo sí tener cierto impacto económico: "La rotación del mercado laboral tras la pandemia ha sido significativa, y es una de las razones de los elevados datos de vacantes de empleo. La rotación hace subir los salarios y reduce la productividad. Si la gente se siente menos segura en el mercado laboral, la caída de la rotación podría deprimir aún más los costes laborales". Desde Goldman dan la vuelta a la tortilla: "No vemos indicios de que los despidos estén aumentando significativamente en otras industrias. De hecho, el principal problema del mercado laboral es que la demanda de mano de obra es demasiado fuerte, no demasiado débil".
Como expone Antón, que los anuncios de despidos masivos desde estas grandes firmas se mantengan a lo largo de este año, depende de la duración y el alcance de la recesión en caso de que finalmente la economía se apague: "El abrdn Research Institute prevé una desaceleración relativamente superficial a partir del segundo semestre de 2023, con una eventual recuperación el año que viene. Creemos que las empresas que han anunciado despidos lo han hecho con una previsión económica similar en mente".
Sin embargo, advierte Antón, "en caso de que la desaceleración sea más profunda o prolongada de lo que esperamos actualmente, creemos que las compañías podrían verse obligadas a anunciar nuevas reestructuraciones, o los despidos podrían extenderse a sectores no relacionados con la tecnología y los servicios financieros".