Economía

El BCE no cambiará este jueves su política monetaria pero mostrará su plumaje 'halcón'

  • La inflación históricamente alta presiona al Banco Central Europeo...
  • ...y se espera que dé indicios de una subida de tipos este año
  • Los expertos también prevén que termine la compra de activos en verano
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, el pasado 30 de marzo en Nicosia (Chipre). Fotografía: Yiannis Kourtoglou (Reuters).
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Las miradas de inversores, analistas y economistas (y no solo de estos) se dirigen una vez más a Frankfurt. Allí se reúnen este jueves los 25 miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) para debatir la vigente política monetaria del organismo. Los conocidos como señores del dinero afrontan un momento complicado, con la zona euro sufriendo una inflación históricamente elevada y la actividad económica sufriendo ya los estragos de la guerra en Ucrania. No obstante, los expertos dan por hecho que el BCE no cambiará hoy su actual política, aunque sí prevén (o más bien, esperan) que la institución muestre un tono más agresivo o 'halcón' y allane el camino para una política monetaria más dura en los próximos meses.

La razón de ser del BCE es la búsqueda de la estabilidad de los precios en la eurozona. Así lo estipula el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE). El objetivo marcado por el propio banco central es una tasa de inflación simétrica del 2%, algo que actualmente parece casi una fantasía: el índice de precios al consumo (IPC) alcanzó en marzo un máximo histórico en el 7,5% interanual.

"El repunte de la inflación fue generalizado en todos los países y categorías de productos, con una fuerte aceleración en todas las grandes economías del bloque", destacó a principios de este mes Maddalena Martini, economista senior de Oxford Economics. "La guerra en Ucrania ha exacerbado algunas dinámicas de precios recientes", resaltó también esta experta.

El conflicto bélico al este de Europa, que comenzó el pasado 24 de febrero con la invasión rusa, ha provocado un fuerte incremento en los precios de la energía y las materias primas. Este fue en marzo (al igual que en febrero) el principal factor tras el marcado repunte del IPC, aunque la inflación subyacente (que no pondera ni los precios de la energía ni de los alimentos frescos) también aumentó.

"La cuestión es si lo peor ya ha pasado y eso parece dudoso", opinó también recientemente Bert Colijn, economista senior para la zona euro de ING Economics. Hace dos semanas el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, auguró que la inflación en la zona del euro tocaría techo "en dos o tres meses".

Desde la gestora de fondos Muzinich & Co. anticipan que a los malos datos de inflación de marzo "puede seguirles otra lectura incómoda en abril, ya que es posible que parte del aumento de los precios del petróleo no se haya captado del todo" el mes pasado.

En su anterior reunión de política monetaria, celebrada a principios de marzo, el Consejo de Gobierno del BCE actualizó (y elevó) sus previsiones para el IPC de la eurozona, anticipando que este año se situaría en el 5,1%, aunque en el escenario más negativo recogió que la inflación podría escalar al 7,1% de media en 2022, es decir, más de cinco porcentuales por encima de su objetivo.

Teniendo en cuenta la desaceleración de la actividad económica, se puede decir que el fantasma de la estanflación acecha a la zona euro. Desde ING Economics opinan incluso que es "inminente". No obstante, el banco central, hasta ahora, ha rechazado este escenario (de estancamiento económico y elevada inflación) y se ha limitado a hablar de lentoflación (o slowflation), es decir, crecimiento económico más lento y alta inflación.

El BCE, en "una posición muy difícil"

Así las cosas, Colijn y Carsten Brzeski, también analista de ING Economics, consideran que el BCE se encuentra "en una posición muy difícil", dado que su trabajo "se ha vuelto cada vez más difícil en los últimos meses".

"La posibilidad de que el actual repunte de la inflación se convierta en algo más persistente tiene un gran peso en la opinión del Consejo [del BCE]", señala Gilles Moëc, economista jefe en la gestora AXA IM. Ello se evidenció en las actas de la última reunión de marzo, las cuales muestran la presión de los 'halcones', esto es, los miembros que se decantan por una política monetaria más agresiva. En concreto, las actas recogen que "un gran número de miembros" del organismo veía necesario el mes pasado adoptar de forma "inmediata" nuevas medidas de normalización de la política monetaria.

Actualmente el BCE tiene los tipos de interés, su principal instrumento de política monetaria, en mínimos históricos. El tipo de interés principal está en el 0%; la facilidad de depósito (donde la banca guarda sus reservas), en el -0,5%; y la facilidad marginal de crédito, en el 0,25%.

Además, la entidad central está reduciendo sus compras de activos (proceso conocido como tapering) bajo su programa APP: el ritmo de adquisiciones netas marcado es de 40.000 millones de euros este mes, 30.000 millones en mayo y 20.000 millones en junio.

¿Qué hará este jueves el BCE? ¿Acelerará su tapering? ¿Elevará los tipos de interés al igual que ya han hecho otros grandes bancos centrales como el estadounidense y el británico? La respuesta es negativa, según los expertos.

Una narrativa más hawkish...

"No esperamos ninguna decisión concreta sobre los tipos de interés ni otro cambio en el calendario del programa de compra de activos; seguimos esperando que termine en julio", indican Ian Horn y Erick Muller desde Muzinich & Co. También Konstantin Veit, gestor de carteras de Pimco, da por sentado que el BCE acabará con el APP en julio, "especialmente si la inflación sigue sorprendiendo al alza".

El Banco Central Europeo apuntó en su anterior reunión que subirá los tipos de forma "gradual" y no será hasta pasado "algún tiempo" tras el fin del APP. Pero en esta ocasión los expertos confían en que el organismo o su presidenta, Christine Lagarde, den más pistas.

"Esperamos que la narrativa de la conferencia de prensa de esta semana muestre que una subida de los tipos a principios del cuarto trimestre de 2022 es una opción real para el Consejo de Gobierno, en caso de que la inflación no disminuya como se espera este verano", dicen Muller y Horn.

Desde Pimco se adelantan un poco: consideran que "septiembre es una fecha plausible" para el primer incremento del precio del dinero en años en la zona euro. "A corto y medio plazo, creemos que el BCE tendrá como objetivo poner fin a las compras netas de activos y volver a un tipo de interés oficial cero, con poca ambición más allá de eso", dice Veit.

Por otro lado, si bien es cierto que estos días se ha conocido que el BCE prepara una nueva herramienta para controlar los diferenciales en los intereses de los bonos de las distintas economías de la región, no se cuenta con que hoy anuncie nada al respecto.

De hecho, Carsten Brzeski advierte de que "el diablo está definitivamente en los detalles" y que esta posible nueva herramienta puede provocar "dolores de cabeza legales", como ya sucedió con el viejo programa de compras de bonos PSPP, que fue cuestionado por el tribunal constitucional alemán.

...pero sin pasar de normalizar

En todo caso, desde ING Economics apuestan por que "el BCE hará una clara distinción entre la normalización y el endurecimiento de la política monetaria".

"El endurecimiento supondría el inicio de un ciclo de subidas de tipos más largo, acercando los tipos a los niveles neutrales o incluso por encima de ellos (sean cuales sean estos niveles)", explica Brzeski. "La normalización parece ser aceptable tanto para los halcones como para las palomas; solo hay opiniones diferentes en cuanto al momento", argumenta.

En cambio, "el endurecimiento no es todavía una opción para las palomas, ni para todos los halcones", concluye este experto. Solo quedar ver qué plumaje escoge hoy finalmente el BCE.

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