Economía

El BCE prepara una 'herramienta secreta' por si se desploman los bonos de las economías más débiles

  • No está previsto que esta herramienta se dé a conocer en breve
  • Ayudaría en shocks no controlables por los gobiernos de los países
Sede del BCE. Imagen: Dreamstime

Aunque sus últimos movimientos han ido dirigidos a reducir la compa de bonos con visos a concluirla en el tercer trimestre del año dada la alta inflación, el Banco Central Europeo (BCE) no quiere que esta vez, como tantas otras, le 'pille el toro', y por eso pergeña puertas adentro una herramienta de crisis que le permita actuar rápidamente si los bonos de las economías más débiles de la eurozona comienzan a caer dada la delicada coyuntura económica.

Según han revelado a Bloomberg funcionarios del organismo familiarizados con estos planes, el personal de la institución está diseñando un mecanismo de apoyo que el Consejo de Gobierno podría utilizar contra las tensiones del mercado de la deuda causadas por shocks que escapan al control de los gobiernos de cada país.

No está claro cómo será esta herramienta, aunque es de suponer que un instrumento de este tipo implicaría la compra de bonos de alguna forma para contener los rendimientos. Aunque esta misma semana hay reunión del Consejo de Gobierno del organismo, no hay indicios de que se vaya a desvelar una medida de este calibre de forma inminente. Los responsables de la política monetaria no han decidido si van a hacer público un instrumento de este tipo, o si, por el contrario, prefieren mantenerlo en secreto a menos que sea necesario recurrir a él. Los portavoces oficiales del BCE no han querido confirmar ni desmentir la noticia.

Los preparativos entre bastidores del BCE ponen de manifiesto que los funcionarios se están preparando para el momento en que los mercados de bonos tengan que hacer frente a la situación sin intervenciones a gran escala por primera vez tras más de siete años de compras de activos casi ininterrumpidas con el fin del programa APP en el tercer trimestre, después de haber concluido en marzo el de emergencia pandémica (PEPP).

La creación de una nueva herramienta de crisis en un contexto de mercado relativamente benigno es algo poco habitual en la órbita de un BCE más acostumbrado a ponerse al día bajo presión antes que adelantarse a los acontecimientos. El programa OMT del expresidente Mario Draghi en 2012 y el citado PEPP en 2020 se dieron a conocer después de que las turbulencias financieras hubiesen envuelto a la región.

Ya el año pasado, los responsables políticos debatieron sobre un instrumento de precaución para prepararse para los denominados riesgos de fragmentación, y los funcionarios de la periferia de la región abogaron por un respaldo de compra incondicional, mientras que sus homólogos de los países centrales insistieron en algunas condiciones.

El debate se resolvió cuando el Consejo de Gobierno consideró en diciembre que sería suficiente una mayor flexibilidad en la reinversión de los bonos que vencen de su cartera de emergencia. Pero el inminente final de la flexibilización cuantitativa (QE) y la mayor incertidumbre sobre las implicaciones de la guerra de Rusia en Ucrania han reavivado la preocupación entre algunos responsables políticos.

Por ahora, el mercado de bonos no da señales de problemas. Aunque los rendimientos en toda la región han subido mucho y están en el nivel más alto desde 2018, los diferenciales apenas se han movido. Eso es una señal de que las tasas más altas reflejan los fuertes rebotes económicos de la pandemia en lugar de la preocupación por la sostenibilidad de las deudas nacionales.

El ejemplo de 2020

Sin embargo, la crisis del coronavirus en 2020 ha demostrado lo rápido que pueden cambiar las cosas. El BCE se vio obligado a crear el programa PEPP en cuestión de días. La medida acabó creciendo hasta los 1,7 billones de euros para contrarrestar los "graves riesgos" para el mecanismo de transmisión de la política monetaria y las perspectivas económicas.

Funcionarios como el economista jefe Philip Lane han insinuado que la posibilidad de nuevos momentos de agitación está en su mente. "El BCE ha demostrado su capacidad para diseñar instrumentos flexibles en reacción a las condiciones de tensión" en el pasado, dijo el pasado mes de marzo, y "considerará, según sea necesario, nuevos instrumentos de política en la búsqueda de su objetivo de estabilidad de precios."

La presidenta Christine Lagarde hizo declaraciones similares el 17 de marzo. Por su parte, el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy, había pedido anteriormente que el BCE dispusiera de una "caja de herramientas virtual" para futuras turbulencias, basándose en las medidas desplegadas durante la crisis del coronavirus.

Una decisión que aguarda a los funcionarios del BCE es la de mantener el uso de la retórica pública para frenar la especulación contra miembros del euro como Italia, o seguir el ejemplo de Draghi de presentar una herramienta real para combatirla.

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