
No por esperado ha dolido menos el jarro de agua fría que ha echado el BCE (Banco Central Europeo) este jueves sobre las perspectivas de crecimiento e inflación para la zona euro después de estallar la guerra en Ucrania. En su comparecencia tras la reunión del Consejo de Gobierno en la que se ha constatado la aceleración en la reducción de las compras, la presidenta del organismo, Christine Lagarde, ha puesto cifras a una revisión que ya se esperaba pesimista.
El escenario base de las nuevas previsiones apunta a un crecimiento del PIB de la región del 3,7% en 2022 y del 2,8% en 2023 frente al 4,2% para este año y el 2,9% para el siguiente estimados en la reunión de diciembre. En lo tocante a la inflación, las nuevas previsiones apuntan a un IPC medio del 5,1% en 2022 y del 2,1% en 2023 frente al 3,2% y 1,8% previstos en la cita de diciembre.
Poniendo el foco en 2024, la inflación ya se situaría en el 1,9%, bajando del objetivo del 2% del BCE, aunque una décima por encima del 1,8% estimado en diciembre. Volviendo al crecimiento, para 2024 sería del 1,6%, como se estimó en la reunión de finales de 2021.
En lo que respecta a la inflación subyacente, excluyendo energía y alimentos frescos, la proyección es del 2,6% para 2022 frente al 1,9% previsto en los cálculos de diciembre. Para 2023, el IPC subyacente será del 1,8% (1,7% previo) y para 2024 del 1,9% (1,8%) previo.
La novedad en estas proyecciones ha sido la inclusión de otros dos escenarios aparte del base, uno adverso y otro severo, ante la incertidumbre que ha despertado la guerra en Ucrania. En el considerado escenario severo, la inflación se iría 7,1% en 2022 y al 2,7% en 2023, aunque en 2024 ya volvería al 1,9%. En el escenario adverso, a medio camino entre el base y el severo, la inflación se iría al 5,9% en 2022 y al 2% en 2023. A diferencia de los otros dos escenarios, en el adverso el IPC caería al 1,6% en 2024.
En lo que atañe al PIB, en el escenario severo el crecimiento sería del 2,3% en 2022 y en 2023, cayendo al 1,9% en 2024. En el escenario adverso, el PIB avanzaría un 2,5% en 2022, un 2,7% en 2023 y un 2,1% en 2024.
Se esperaban como agua de mayo estas proyecciones del BCE para ayudar a calibrar su política en el corto plazo y para contar con alguna referencia, ya que la mayoría de los datos sobre la mesa apenas incluyen el efecto de la guerra en Ucrania. El último dato de IPC de la eurozona, relativo a febrero, arrojaba un 5,8% internual, otro máximo histórico que evidenciaba unos precios al 'rojo vivo' antes de que la intromisión rusa en Ucrania desbaratara todo.
Lo mismo ocurría con el crecimiento. La última prospección de Eurostat reflejaba que las economías de la zona euro lograron superar en el último trimestre de 2021 los niveles de PIB registrados en el cuarto trimestre de 2019 con un crecimiento anual del 5,3%. Entre octubre y diciembre de 2021, el PIB de la zona euro registró una expansión del 0,3% respecto de los tres meses anteriores. Se frenaba el crecimiento por el efecto de ómicron, pero no se entraba en territorio negativo. No se avistaba una guerra en Ucrania.
En su rueda de prensa ante los medios, Lagarde ha puesto el acento en que La presidenta del BCE ha puesto el acento en que "la inflación aumentó a 5,8% en febrero, desde 5,1% en enero. Esperamos que aumente aún más en el corto plazo. Los precios de la energía, que aumentaron un 31,7% en febrero, siguen siendo la razón principal de esta alta tasa de inflación y también están elevando los precios en muchos otros sectores. Los precios de los alimentos también han aumentado debido a factores estacionales, los elevados costos de transporte y el mayor precio de los fertilizantes... habrá más presión sobre los precios de algunos alimentos y productos básicos debido a la guerra en Ucrania".
Lagarde ha explicado que los riesgos para las perspectivas económicas han aumentado sustancialmente con la invasión rusa de Ucrania y se inclinan a la baja. "Aunque los riesgos relacionados con la pandemia han disminuido, la guerra en Ucrania puede tener un efecto más fuerte en el sentimiento económico y podría empeorar nuevamente las restricciones del lado de la oferta. Los costes de energía persistentemente altos, junto con una pérdida de confianza, podrían arrastrar la demanda más de lo esperado y limitar el consumo y la inversión".
Los mismos factores son también riesgos para las perspectivas de inflación, que son alcistas a corto plazo, ha revelado Christine Lagarde. La guerra en Ucrania es un riesgo alcista sustancial (para la inflación), especialmente para los precios de la energía.
Laidler (eToro): "La esperanza es que los escudos clave de un euro débil, un mayor gasto fiscal y un tipo de interés cero puedan compensar gran parte del daño potencial"
"Europa está en el ojo de la tormenta geopolítica actual y el BCE ha tratado de mantenerse flexible ante las corrientes cruzadas de la estanflación. Los vientos del aumento de la inflación y las incertidumbres sobre el crecimiento económico impulsadas por la crisis de Ucrania están creando la necesidad de un incómodo acto de equilibrio", señala Ben Laidler, estratega de eToro.
"No cabe duda de que eso preocupa a los mercados. Por ello, el BCE ha reducido su previsión del PIB al 3,7%, desde su anterior estimación del 4,2%", continúa Laidler. "La esperanza es que los escudos clave de un euro débil, un mayor gasto fiscal y un tipo de interés cero puedan compensar gran parte del daño potencial", termina.
"El BCE se mostró en general hawkish, sugiriendo que las preocupaciones inflacionistas se han intensificado desde la última reunión, reflejando principalmente el impacto de la subida de los precios de la energía en los costes, pero también algunos aspectos domésticos, incluyendo el actual endurecimiento del mercado laboral", considera Silvia Dall'Angelo, economista senior de Federated Hermes.
"La actualización de las previsiones ha supuesto una mejora significativa de las perspectivas de inflación, con una inflación subyacente del 1,9%, cercana al objetivo, en 2024, al final del horizonte de previsión. Al mismo tiempo, aunque las proyecciones de crecimiento se revisaron significativamente a la baja, siguieron mostrando una continuación de la recuperación durante el horizonte de previsión", destaca Dall'Angelo.
"Las previsiones actualizadas de la institución recortan el crecimiento y aumentan la inflación, pero curiosamente siguen situando la previsión de inflación para 2024 justo por debajo del objetivo del 2%, lo que implica que aún no se cumplen las condiciones del BCE para el despegue, aunque esto también podría cambiar en los próximos meses", reseña Pietro Baffico, economista europeo, de abrdn. "Para subrayar la incertidumbre a la que se enfrentan los inversores, los rendimientos de los bonos de la zona euro y el euro se dispararon tras la decisión. No se puede excluir una mayor volatilidad en los próximos meses, agrega.
"En nuestra opinión, el escenario más adverso conllevaría una postura más acomodaticia, por lo que la actitud agresiva de hoy tiene algunos riesgos a la baja. El BCE también puede necesitar tiempo para evaluar el impacto previsto del gasto de la UE en diversificación energética y defensa. El BCE acogerá con satisfacción la emisión de deuda conjunta, ya que los bonos de la UE se convertirán con el tiempo en una referencia natural para los mercados de renta fija en euros", apunta Axel Botte, estratega global de Ostrum AM.