Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, ha dado pistas sobre cuándo se podría dar el pistoletazo de salida a las subidas de tipos en la Eurozona. El comunicado del banco central ha sufrido algunos cambios que acotan la fecha en la que se puede producir el primer aumento del precio del dinero desde 2011.
Lagarde ha querido recalcar que la flexibilidad será clave para tomar las próximas decisiones ante el elevado grado de incertidumbre. No obstante, con los datos aportados por el banco central y las palabras de la presidenta se puede ajustar el tiro e intentar prever cuáles son las fechas señaladas en el calendario para la primera subida de tipos de interés.
Primero, el comunicado del BCE ha dejado la puerta abierta a que las compras netas de bonos (bajo el programa APP) finalicen en junio, condición sine qua non para comenzar a subir los tipos. Aunque este final del APP no es algo fijo (de ahí la flexibilidad), es la última fecha que aparece ahora mismo en el cronograma del banco central, que además ha reducido sobremanera el ritmo de las compras mensuales de deuda, elevando el tono relativamente hawkish que ya mostró en febrero.
"Transcurrido algún tiempo"
En teoría, el fin del APP abriría la puerta a que la primera subida de tipos llegase en la reunión de julio (solo en principio). Sin embargo, el banco central ha incorporado un segundo matiz en el comunicado del que descartaría una subida de tipos en julio y retrasaría este movimiento hasta septiembre u octubre (mes que tiene más papeletas para el mercado).
En el comunicado han cambiado unas pocas palabras que tienen su importancia: frente al "cualquier ajuste de los tipos llegará poco después del fin de las compras netas bonos (APP)" del comunicado de febrero, ahora el BCE asegura que "cualquier ajuste de los tipos de interés oficiales del BCE tendrá lugar transcurrido algún tiempo desde el final de nuestras compras del APP y será gradual".
Ese "transcurrido algún tiempo" alarga el periodo que va desde el fin del APP hasta que el BCE anuncie su primer incremento del precio del dinero en once años. Si en junio finaliza el APP, las opciones para subir tipos de forma convencional (salvo reunión de urgencia) son julio, septiembre, octubre y diciembre, únicas fechas en las que el BCE tiene agendada una reunión de política monetaria. Julio quedaría precisamente descartada por este cambio en el discurso.
Ahora mismo, el BCE mantiene los tipos de interés en mínimos históricos. La tasa sobre la facilidad de depósito está en el -0,5%, mientras que el tipo principal de refinanciación se encuentra en el 0% y la tasa marginal de crédito está en el 0,25%. Todo hace indicar que el BCE elegirá la tasa sobre la facilidad de depósito (donde la banca guarda su exceso de reservas) para subir los tipos en 10 puntos básicos en los meses señalados. Esto supondría un empujón para la banca (que está pagando la penalización del -0,5%) a la par que incrementaría los costes de endeudamiento para familias y empresas levemente.
La guerra en Ucrania y la inflación
No obstante, el discurso ha girando en torno a Ucrania y la inflación. La presidenta del BCE ha comenzado su discurso asegurando que la invasión de Ucrania por parte de Rusia es un punto de inflexión para Europa y su futuro. Además, en la parte que compete al BCE (estabilidad de precios y finanzas), la guerra tendrá un impacto importante sobre la inflación y la estabilidad de precios en la zona euro, aunque no demasiado sobre la estabilidad financiera por la baja exposición a Rusia de bancos y empresas exportadoras.
En cuanto a los precios, Lagarde ha querido recalcar que los alimentos van a sufrir también de forma notable la subida de precios en los próximos meses, así como algunas materias primas. Sin profundizar mucho más, la francesa ha señalado que una combinación de factores va a seguir presionando al alza el coste estos productos.
La presidenta del BCE ha puesto el acento en que "la inflación aumentó a 5,8% en febrero, desde 5,1% en enero. Esperamos que aumente aún más en el corto plazo. Los precios de la energía, que aumentaron un 31,7% en febrero, siguen siendo la razón principal de esta alta tasa de inflación y también están elevando los precios en muchos otros sectores. Los precios de los alimentos también han aumentado debido a factores estacionales, los elevados costos de transporte y el mayor precio de los fertilizantes... habrá más presión sobre los precios de algunos alimentos y productos básicos debido a la guerra en Ucrania".
"Un punto de inflexión"
Lagarde ha asegurado durante su discurso que "la invasión rusa de Ucrania es un punto de inflexión para Europa. El Consejo de Gobierno expresa su pleno apoyo al pueblo de Ucrania".
El banco central también ha asegurado que garantizará unas condiciones de liquidez fluidas e implementará las sanciones decididas por la Unión Europea y los gobiernos europeos. Y, por supuesto, el Consejo Gobierno tomará las medidas necesarias para cumplir el mandato del BCE de buscar la estabilidad de precios y salvaguardar la estabilidad financiera.
La banquera francesa ha querido dejar claro que ante una situación de extrema incertidumbre se necesita una extrema flexibilidad. La política del BCE puede cambiar de forma rápida y casi sin previo aviso a medida que avancen los acontecimientos en la guerra de Ucrania y según evolucionen los precios. "Seremos más dependientes que nunca de los datos que vayan entrando".
Los riesgos han aumentado
Lagarde ha explicado durante su discurso que los riesgos para las perspectivas económicas han aumentado sustancialmente con la invasión rusa de Ucrania y se inclinan a la baja. "Aunque los riesgos relacionados con la pandemia han disminuido, la guerra en Ucrania puede tener un efecto más fuerte en el sentimiento económico y podría empeorar nuevamente las restricciones del lado de la oferta. Los costes de energía persistentemente altos, junto con una pérdida de confianza, podrían arrastrar la demanda más de lo esperado y limitar el consumo y la inversión".
Los mismos factores son también riesgos para las perspectivas de inflación, que son alcistas a corto plazo, ha revelado Christine Lagarde. La guerra en Ucrania es un riesgo alcista sustancial (para la inflación), especialmente para los precios de la energía.
Además, Lagarde ha alertado de que "si las presiones sobre los precios se traducen en aumentos salariales superiores a los previstos o si persisten implicaciones adversas en el lado de la oferta, la inflación también podría resultar más alta a mediano plazo".
Revisión de la inflación
El BCE se ha visto obligado a revisar a la baja las previsiones de crecimiento, mientras que ha elevado sobremanera la de inflación, lo que acerca a la zona euro a la estanflación.
Las nuevas previsiones apuntan a un crecimiento del PIB de la región del 3,7% en 2022 y del 2,8% en 2023 frente al 4,2% para este año y el 2,9% para el siguiente estimados en la reunión de diciembre. En lo tocante a la inflación, las nuevas previsiones apuntan a un IPC medio del 5,1% en 2022 y del 2,1% en 2023 frente al 3,2% y 1,8% previstos en la cita de diciembre. No obstante, en esta ocasión se han incorporado diferentes escenarios con diferentes previsiones que dependen de la evolución de la guerra en Ucrania. Aquí puede contemplar todos los escenarios.
Se esperaban como agua de mayo estas proyecciones del BCE para ayudar a calibrar su política en el corto plazo y para contar con alguna referencia, ya que la mayoría de los datos sobre la mesa apenas incluyen el efecto de la guerra en Ucrania. El último dato de IPC de la eurozona, relativo a febrero, arrojaba un 5,8% interanual, otro máximo histórico que evidenciaba unos precios al 'rojo vivo' antes de que la intromisión rusa en Ucrania desbaratara todo.
Lo mismo ocurría con el crecimiento. La última prospección de Eurostat reflejaba que las economías de la zona euro lograron superar en el último trimestre de 2021 los niveles de PIB registrados en el cuarto trimestre de 2019 con un crecimiento anual del 5,3%. Entre octubre y diciembre de 2021, el PIB de la zona euro registró una expansión del 0,3% respecto de los tres meses anteriores. Se frenaba el crecimiento por el efecto de ómicron, pero no se entraba en territorio negativo.