El euro ha recuperado en la recta final del año los 1,10 dólares al cambio que se perdieron en junio, cuando hace menos de dos meses estaba en mínimos del año por debajo del 1,05. Esto esconde un efecto nocivo para el inversor europeo centradado en la bolsa estadounidense. El particular rally del euro limita así la rentabilidad sobre el parqué estadounidense, ya que aunque Wall Street es más alcista en el año que la bolsa europea el fortalecimiento del euro anula ese incremento del retorno esperado.