
En el panorama electoral, la orientación nocturna a través de las estrellas y constelaciones resultará cuanto menos compleja en 2024, al ser el mayor año de elecciones de la historia el que ilumine el firmamento. Según los datos recopilados desde Deutsche Bank, el año que viene habrá elecciones en 40 países representantes de más del 40% del PIB mundial. De hecho, "será el mayor año de elecciones de la historia", afirman. India, Rusia, Taiwan, EEUU, la Unión Europea o Reino Unido -entre otros- celebrarán comicios de alguna índole el año que viene, complicando así el escenario para los mercados.
"Deberemos estar atentos al efecto de las elecciones taiwanesas(previstas para enero de 2024) sobre las relaciones entre China y Estados Unidos", inciden especialmente desde la entidad alemana. Sin embargo, aunque desde la compañía advierten del riesgo geopolítico que supone la concentración de tanto comicio, Rosa Duce, Chief Investment officer de la firma germana en España, relativiza asegurando que este tipo de eventos "da un extra de volatilidad, pero no mueven el mercado como lo hacen los bancos centrales y sus decisiones".
EEUU en el centro de las miradas
Sea como sea, en las que sí que tiene puesto el foco el mercado –dada su magnitud– es en las elecciones de EEUU. Y es que, los años electorales en el país norteameicano suelen ser alcistas según las estadisticas. No en vano, en 10 de los últimos 12 años en los que ha habido elecciones (desde 1976), el S&P 500 ha registrado ganancias.
"Si el Gobierno en funciones permanece en el poder, la renta variable tiende a subir más durante el año siguiente, mientras que se mantiene casi plana, por término medio, si el Gobierno cambia después de dos mandatos", explica Wolf von Rotberg, estratega de renta variable en J. Safra Sarasin Sustainable AM.
"Independientemente de quién triunfe finalmente, la victoria no significará gran cosa si no logran hacerse con el control del poder legislativo", advierte George Brown, economista de Schroders, mientras incide en que los 435 escaños de la Cámara de Representantes se someten a reelección y 34 de los 100 escaños del Senado estarán en disputa: "Ahora mismo cada partido controla una cámara por escaso margen".

En ese contexto, la pregunta que subyace entre analistas e inversores es evidente: cómo se comportarán las diferentes clases de activos bajo una segunda presidencia de Biden o Trump. "Comparando cómo se comportaron los mercados durante sus respectivos primeros mandatos y sobre la base de una cartera 60/30/10 (renta variable mundial, bonos del Tesoro estadounidense y fondos de acciones market neutral), Trump había obtenido una rentabilidad total del 35% a estas alturas de su mandato, en línea con otros presidentes primerizos desde principios de la década de 1970, mientras que Biden, en comparación, sólo ha obtenido un 8,5% en esta fase de su presidencia", explican desde Schroders.
En este punto, el resultado más favorable y que más desean los analistas (y los inversores más sensatos y que menos se dejen llevar por su ideologia) es aquel en el que el presidente en ejercicio es reelegido y el banco central relaja su política monetaria. Este resultado es posible en 2024. Sin embargo, para lograrlo habría que evitar una recesión, porque en los últimos 50 años, el partido gobernante siempre ha perdido la Casa Blanca cuando se ha producido una recesión durante el año electoral.
"El estancamiento en el Capitolio", incide von Rotberg, "debería ser positivo para los mercados, porque los gobiernos divididos se ven obligados a llegar a acuerdos, lo que sirve para moderar las inclinaciones más extremas de cada partido, proporcionando un escenario político más estable para los inversores". Desde las elecciones presidenciales de 1948, la renta variable estadounidense ha registrado una rentabilidad media total del 14,3% cuando un presidente ha tenido que lidiar con un Congreso dividido, frente a un incremento más modesto del 13,0% con un gobierno unificado. Esta divergencia es aún mayor en función del partido: los presidentes demócratas han obtenido ganancias del 18,8% con un Congreso dividido, frente al 12,0% de sus homólogos republicanos, explican también desde Schroders.
Por eso, aunque todavía pueden ocurrir muchas cosas antes de las elecciones, el hecho de que la campaña vaya a estar reñida debería ser una buena noticia para los inversores, que además confían en el aforismo que reza: año electoral, año alcista en Wall Street.