
El euro ha recuperado en la recta final del año los 1,10 dólares al cambio que se perdieron en junio, cuando hace menos de dos meses estaba en mínimos del año por debajo del 1,05. Esto esconde un efecto nocivo para el inversor europeo centradado en la bolsa estadounidense. El particular rally del euro limita así la rentabilidad sobre el parqué estadounidense, ya que aunque Wall Street es más alcista en el año que la bolsa europea el fortalecimiento del euro anula ese incremento del retorno esperado.
Como ejemplo, el EuroStoxx 50, índice de referencia del Viejo Continente, sube en euros un 19,2% en el conjunto de 2023. Mientras, el S&P 500, que está a un paso de conquistar nuevos máximos históricos, avanza un 23,8% en dólares en el año. La diferencia apenas supera los tres puntos porcentuales entre ambos indicadores. Y mientras el euro saca al dólar en el año un 3% en el mercado de divisas.
Pero las cuentas también salen si se comprase estos índices con la divisa cruzada. El EuroStoxx 50 en dólares avanza un 22,6 mientras el S&P 500 en euros apenas supera el 20%. Es decir, en 2023 aventurarse a comprar bolsa estadounidense en busca de mejores retornos quedaría diluida por el efecto del cambio de divisa y el euro de nuevo en los 1,10 dólares.
Que el euro repunte frente al dólar desde finales de octubre responde al mismo caso que ha permitido a la renta variable protagonizar el que seguramente será el último rally del 2023. La expectativa de unos tipos de interés más bajos en la eurozona y en particular en Estados Unidos jugó un papel predominante en el cruce entre ambas referencias. Y es que aunque se espera que el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de Estados Unidos comenzarán a bajar tipos tras el primer trimestre de 2024, según Bloomberg, el margen de flexibilización que tiene el BCE es más escueto que el de su homólogo estadounidense.
La Reserva Federal llevó la referencia de su política monetaria hasta el 5,5% mientras que la presidenta de la institución europea, Christine Lagarde, dejó los suyos en el 4,5% (4% si se atiende a la referencia de la tasa de facilidad de depósito que baraja el BCE). Ya se descuentan hasta tres bajadas de tipos en 2024 por parte de ambos bancos centrales que estrechan la envergadura de la flexibilización de la política monetaria europea. Y todo apunta a que la economía de la zona euro no volverá a ver los tipos al 0% o en negativo en mucho tiempo, lo que también presiona al euro a continuar con las subidas.
Las últimas palabras de Lagarde apuntaban a que el BCE esperaría a las próximas proyecciones macroeconómicas antes de tomar cualquier decisión de tipos de interés. Esto implicaría esperar a finalizar la reunión de marzo sin mover el techo en el 4,5% actual y en contra de lo que cree el mercado. "De confirmarse que no hay bajada de tipos en esa cita, el euro avanzará hasta los 1,11 dólares antes de cerrar el trimestre.
No toda la subida que ha experimentado el euro en las últimas sesiones se le puede atribuir a sí misma. Si la divisa europea anotó en noviembre su mejor mes desde noviembre de 2022 se debe también al paso atrás del dólar frente a las principales divisas del mercado, como son el franco suizo, la libra o el yen japonés. El índice del dólar, que cruza a esta moneda frente a las diez siguientes más importantes del mercado de divisas, cae más de un 2% en menos de dos meses.
"La Reserva Federal de Estados Unidos anunció en su reunión de diciembre que podría comenzar a recortar tipos antes de lo previsto, lo que canceló un nuevo aumento de tipos en 2024 y la ampliación de diferencias con la referencia del BCE", explicó el economista de Julius Baer, David A. Meier, quien considera que a corto y largo plazo el euro tiene motivos para mantener su fortaleza frente al dólar y pronostica un cambio en el 1,08.
Así, el dólar se encuentra de capa caída después de haber sido un valor refugio escogido por los inversores durante buena parte del ciclo de ajustes monetarios de los últimos dos años. Un dólar llegó a cambiarse por 0,95 euros en su mejor momento de este año y encontró la paridad en 2022.
Pero ahora, la tenencia de dólares cae a medida que el rally bursátil toma impulso y el inversor retorna a los bonos soberanos que vuelven a ser atractivos por su aumento de precio (caída de rentabilidades). Y mientras, las reservas en dólares de los principales bancos centrales se sitúa en mínimos de finales del año pasado (no así en el 2023, donde el dólar aumenta su peso). Según la Comisión Monetaria de las Reservas Oficiales de Divisas del FMO, el dólar representa el 59,2% de las reservas en divisas hasta septiembre, dos décimas por debajo de lo existente en el mismo periodo de 2022. No obstante, el nivel de euros en posesión de los bancos centrales también cae en este periodo en favor de otras divisas de menor calado en el mercado.