Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

Los futuros de petróleo están siendo víctimas de un aumento inesperado de la producción de petróleo de un miembro de la OPEP en diciembre y de la recuperación de la industria del fracking en EEUU. El cártel petrolero se había comprometido a reducir la producción de crudo para mantener los precios en niveles relativamente elevados, pero la gran diferencia entre las cuotas asignadas y la producción real de cada país a final de mes genera un 'baile' de cifras que tiene la capacidad para vapulear el precio del petróleo, sobre todo ahora que el mercado se encuentra en una situación de mucha tensión (igualdad entre oferta y demanda). Cualquier movimiento hacia arriba o hacia abajo en la oferta o la demanda puede disparar o arrastrar el precio del crudo en varios dólares.

El recientemente finalizado 2022 será un año difícil de olvidar en materia económica, y no precisamente por las buenas noticias. Los últimos 12 meses pasarán a la historia económica como el año en que las economías mundiales se tambalearon bajo el peso de tremendas presiones inflacionistas. De la evolución de esas presiones en adelante dependerá en gran parte el sino de 2023.

"España juega en la Champions de la economía". Desde que un presidente del Gobierno hiciera esta declaración allá por 2007, la economía de España no ha parado de perder peso en el mundo, quedando relegada en 2022 a la decimosexta posición del ranking global de PIB. España llegó a ser la octava economía del mundo en 2007, pero tras una crisis financiera, otra de deuda soberana y la dura recesión del covid, la economía nacional ha caído casi a la irrelevancia, superada por países emergentes (que presentan un crecimiento de la población más alto) y desarrollados (que se han comportado mejor en términos de productividad). El crecimiento de España en los últimos 15 años ha sido prácticamente inexistente.

Las políticas contractivas que ha puesto en marcha el Banco Central Europeo (BCE) no solo se basan en las fuertes subidas de tipos de interés que se han producido a lo largo de 2022. El BCE también ha puesto en marcha un plan paralelo para drenar parte de liquidez del sistema financiero y reducir, de este modo, el crecimiento del crédito. El banco central comenzó a 'pasar la mopa' a finales del año pasado. El instituto monetario endureció las condiciones de esa liquidez que ya había concedido en subastas de largo plazo (TLTRO), lo que ha empujado a los bancos a devolver ingentes cantidades de liquidez al banco central, reduciendo el balance del BCE a niveles que no se veían en más de un año.

China lleva años recortando terreno a EEUU. La economía del 'gigante asiático' tiene un peso cada vez mayor en el PIB global (China representa una mayor porción de todo lo que se produce en el mundo cada año), no solo por la vasta cantidad de bienes y servicios que exporta, sino que también por todo lo que consume su propio mercado interno. China ya no solo fabrica para vender, también fabrica para el 'disfrute' de una población que cada año goza de unos estándares de vida más elevados. Esta tendencia, aunque pierda impulso, parece conducir a un único destino: sea dentro de cinco, diez, quince o veinte años, el PIB nominal de China superará al de EEUU. Al cierre de los datos de 2021, Pekín ha vuelto a recortar un buen 'cacho' a la economía americana.

La economía de Rusia está a punto de romper todas las nefastas previsiones que se lanzaron a principios de año cuando dio comienzo la invasión sobre Ucrania. Es cierto que la recesión es inevitable, mientras que la inflación sube a dos dígitos. Pero el final de la historia no tiene nada que ver con lo que se había previsto al principio. A falta de días para que termine este 2022, la economía rusa se contraerá, previsiblemente, entre un 2,5 y 3%, una recesión que dista mucho del 9-11% que preveía el consenso del mercado en abril y mayo de este año. Rusia ha resistido mucho mejor a las sanciones de lo esperado, forzando a los mercados y a las casas de análisis a hacer una revisión drástica de sus previsiones.

Guyana ha sido uno de los países más pobres de América durante años. Este pequeño país caribeño, apenas alcanza los 800.000 habitantes, ha pasado años con una renta per cápita que no llegaba a los 1.000 dólares. Sin duda, Guyana habría pasado desapercibida o simplemente confundida con la paradisiaca Guayana francesa si no fuera por el tesoro que escondías sus aguas. Hoy, la situación es completamente diferente. En cuanto este tesoro fue descubierto y comenzó a salir a la superficie, muchas empresas empezaron a situar a este país en el mapa. Guyana está en camino de convertirse en el país con la mayor cantidad de petróleo per cápita del mundo. El hallazgo de ricos yacimientos de 'oro negro' bajo sus aguas ha permitido que la renta per cápita de los guyaneses se multiplique por 9 en las dos últimas décadas, al menos en términos estadísticos (esta renta está muy mal distribuida). Guyana es, además, el país que más rápido crece del mundo con mucha diferencia.

El Banco de España mejora sus previsiones para la economía española, aunque recorta en una décima el crecimiento previsto para 2023, hasta el 1,3%. El organismo recorta las perspectivas de inflación para este y el siguiente año. La economía española sale muy favorecida, si se la compara, con los escenarios que manejan el Bundesbank, Banco de Francia y Banco de Italia.

Economía

Más allá del abrasador contexto inflacionario, en los últimos días ha sorprendido a los analistas el tono de dureza emitido por la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. Pese a los recientes indicios de desinflación en EEUU, replicados en cierto modo en la eurozona con los últimos PMI justo después de hablar Lagarde, la francesa emitió el jueves un discurso tras la última reunión del banco centrado en la resistencia de la inflación pese a los vientos de recesión. Casi pintando el Apocalipsis, Lagarde avanzó futuras subidas de 50 puntos básicos en los tipos de interés. Si su memoria no es mala, esas alzas podrían llevar los tipos incluso por encima del 4% cuando la expectativa del mercado hasta el otro día era un máximo del 3% en este ciclo.

Mercados

El yen japonés se está disparando en los mercados de divisas tras el inesperado movimiento del Banco de Japón (BoJ). Aunque el organismo monetario ha mantenido los tipos de interés (en el -0,1%), ha anunciado un giro sorprendente para las rentabilidades de los bonos soberanos a 10 años. El BoJ ha dado su primer paso hacia la normalidad monetaria, flexibilizando el tope de la rentabilidad del bono a 10 años (capada hasta ahora en el 0,25%). Antes de esta reunión, el organismo controlaba de forma férrea el tipo de interés de los bonos soberanos a 10 años, lo que se conoce en el argot financiero como control de la curva. Con esta herramienta, el BoJ pretende mantener los tipos de interés muy bajos para estimular una economía que hasta hace poco no sufría el fenómeno de la inflación.

Sin embargo, la oleada inflacionista que asola a medio mundo está obligando al organismo nipón a recular: el rendimiento del bono a 10 años podrá subir hasta el 0,5% (el doble de lo fijado anteriormente), lo que sin duda afectará a toda la curva de tipos, encareciendo el crédito en Japón, haciendo más atractivos los activos de renta fija del país (que hasta ahora ofrecían tipos prácticamente negativos) y dando un empujón al yen. Los expertos confirman que este es el primer paso hacia la normalidad de la política monetaria en el país asiático, el último de los grandes desarrollados que todavía no había comenzado a endurecer su política.