Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

La economía de Italia suele ser caso de estudio por los pobres resultados de las últimas décadas. El PIB real per cápita no ha crecido absolutamente nada desde la creación del euro. Más de dos décadas de estancamiento y nubarrones que, sin embargo, no impiden que de vez en cuando salga el sol, aunque sea tímidamente y por un corto periodo de tiempo. Desde 2019, la economía de Italia ha mostrado un mejor comportamiento que el resto de las grandes de la Eurozona. Más que hacerlo bien, se podría decir que lo ha hecho menos mal, porque el crecimiento ha seguido siendo escaso. Frente a lo que ha venido pasando en las últimas décadas, la composición de la economía ha jugado a favor de Italia. Contra todo pronóstico, Italia (el PIB per cápita) ha recortado algo de terreno a Francia y Alemania, a la par que vuelve a tomar cierta distancia con España, a quien deja atrás.

Tras meses de muy baja producción de diésel y otros derivados del petróleo, las refinerías chinas parecen haber vuelto al trabajo, de forma sorprendente, en el mes de noviembre. Además, Pekín también ha recuperado el apetito por el petróleo crudo, y además de producir más derivados (diésel, gasolina, etc.) ha comenzado a acumular una parte notable de 'oro negro' en forma de inventarios. Al menos así lo revelan los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadística de China (China's National Bureau of Statistics o NBS).

Antes de la reunión de este jueves, los inversores esperaban un cambio (pivot) en el mensaje del Banco Central Europeo (BCE). Los alentadores datos de inflación en EEUU y Europa, junto a la reciente caída del petróleo y el gas, habían generado muchas expectativas en torno a las últimas reuniones de política monetaria del año. Sin embargo, tanto la Reserva Federal de EEUU como el BCE se han encargado de romper esas ilusiones de un plumazo. La banca central necesita generar unas condiciones financieras duras para combatir la inflación, algo que no es compatible con las subidas de precios que se estaban produciendo en los activos de riesgo y el crecimiento del crédito que sigue presente en la zona euro. Los bancos centrales avisaron de que iban a retirar el ponche y no iban de farol. Ahora los mercados se enfrentan a la resaca.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, ha lanzado un jarro de agua fría a unos mercados que esperaban con ansia un mensaje algo más moderado del BCE. Nada más lejos de la realidad, Lagarde ha querido dejar claro que, pese a la reducción del ritmo en las subidas de tipos (el ritmo ha pasado de 75 a 50 puntos básicos), el precio del dinero tendrá que seguir subiendo "significativamente" durante las próximas reuniones y "a un paso estable". "La inflación continúa muy elevada y va a permanecer alta demasiado tiempo". Las bolsas están ampliando sus caídas como reacción a la agresiva postura del BCE y su presidenta.

El BCE ha revisado sus proyecciones económicas de la zona euro para los dos próximos años y con un empeoramiento del escenario. Estima que la inflación se sitúe de promedio al 6,3% frente al 5,5% de la anterior previsión. Además, indica que en 2024 tampoco estará cerca del objetivo del 2% al calcular que la inflación se situará en el 3,4%. Asimismo, recorta la previsión de crecimiento para el próximo año en cuatro décimas, al 0,5%. Y, también, asume que la zona euro ha entrado ya en recesión técnica, aunque será "corta y superficial".

El Banco Central Europeo (BCE) ha subido los tres tipos de interés clave en 50 puntos básicos (pb) para llevar el precio del dinero a niveles máximos desde 2009. De este modo, la tasa de depósito (donde los bancos aparcan su exceso de liquidez) se sitúa en el 2%, el tipo de refinanciación sube hasta el 2,5% y la facilidad marginal de crédito (la ventanilla de emergencia) hasta el 2,75%. Este ha sido el endurecimiento más rápido (250 pb en seis meses) y más grande de la política monetaria en la historia del euro. Además, el banco central ha anunciado que la reducción del balance dará comienzo en marzo de 2023 a un ritmo más elevado de lo previsto, según se desprende del comunicado. Por otro lado, ha revisado muy al alza la inflación para el próximo año, lo que abre la puerta que los tipos de interés lleguen más alto de lo previsto.

El Banco Central Europeo tiene este jueves su último baile del año. Este 2022 pasará a la historia como el mayor rally de tipos de la zona euro. El endurecimiento se ha producido a la par que la mayoría de bancos centrales, pero nadie preveía un despegue tan brusco cuando Europa se encontraba inmersa en los tipos de interés negativos. Como no podía ser de otra forma, 2022 acabará con otra subida de tipos. Los 50 puntos básicos están muy cerca, pero la duda persistirá hasta el último momento. Da la casualidad de que en este último cónclave habrá una presencia mayor de halcones entre los miembros del Consejo de Gobierno (CG) que tienen derecho a voto, lo que genera alguna duda sobre el tamaño final de la subida.

El precio del petróleo ha caído con intensidad en las últimas semanas. El miedo a una recesión global y la reactivación de la producción en algunos países clave han erosionado la cotización del barril. Sin embargo, desde la Agencia Internacional de la Energía advierten de que este movimiento podría ser simplemente un espejismo. Los fundamentales del mercado están mostrando una situación bien distinta, con una demanda que se recupera rápido y una oferta que va a contar con importantes limitaciones ante el embargo al petróleo de Rusia: "A medida que avanzamos a través de los meses de invierno y hacia un balance de petróleo más ajustado en 2023, no se puede descartar otro rally del petróleo", advierte la Agencia Internacional de la Energía.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado este miércoles que el Índice de Precios al Consumo (IPC) se moderó hasta el 6,8% en noviembre, medio punto por debajo de la cota de octubre y el nivel más bajo desde enero, mientras que la inflación subyacente avanzó una décima hasta el 6,3%. La ralentización en la subida de los precios no se refleja de momento en los alimentos, que siguen marcando récords tras encarecerse un 15,3%.

La inflación ha comenzado a moderarse de forma notable en EEUU. El IPC se situó en noviembre en el 7,1% (se esperaba un 7,3%), seis décimas por debajo del mes de octubre, lo que supone un importante alivio para unos mercados que esperan algún gesto 'dovish' por parte de la Reserva Federal. La Fed se reunirá este miércoles para anunciar una subida de tipos de 50 puntos básicos, aunque los mercados prestarán más atención al dot plot, en su búsqueda por el techo de los tipos en 2023.