
El Banco de España mejora sus previsiones para la economía española, aunque recorta en una décima el crecimiento previsto para 2023, hasta el 1,3%. El organismo recorta las perspectivas de inflación para este y el siguiente año. La economía española sale muy favorecida, si se la compara, con los escenarios que manejan el Bundesbank, Banco de Francia y Banco de Italia.
Alemania, KO. Francia e Italia, KO técnico. De las cuatro grandes economías de la zona euro, la de España es la única que puede presumir, a estas alturas, de escapar a una recesión más que mascada por las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania y el invierno, que deja a la vista de todo el mundo el coste de la dependencia energética de gran parte de la UE con Moscú. Por lo menos es lo que indican los bancos centrales del Eurosistema. En estos días, los bancos centrales nacionales están desvelando sus perspectivas, con las que el BCE elaboró sus previsiones de la semana pasada. Desde Frankfurt, sede de la institución, se dibujó un escenario con algunos tintes sombríos. Por un lado, asumió, con un elevado porcentaje de probabilidad, que la zona euro entrará en recesión. La buena noticia es que será corta y superficial. Por otro lado, la peor noticia, la inflación se mantendrá descontrolada. El Banco de España ha presentado hoy las expectativas que maneja para la economía española y, en cierta medida, ha roto con los números grises del resto de bancos centrales.
La institución dirigida por Pablo Hernández de Cos ha mejorado una décima, al 4,6%, el crecimiento final del PIB para este 2022, "por un avance más intenso de lo esperado en la segunda mitad del año". Salvo el Banco Central de Italia, ni el Bundesbank, ni el Banco de Francia pueden decir lo mismo para final de año. Para el próximo año, el organismo español recorta una décima al 1,3% el ritmo de avance de la economía. El crecimiento español de 2023 cuadriplicará y triplicará al ritmo previsto para Francia e Italia, respectivamente. La economía alemana caerá un 0,5% el próximo año.
Para 2024 y 2025, el Banco de España espera que la economía patria crezca un 2,7% y un 2,1%, respectivamente. Las tasas de crecimiento también están por encima de las respectivas previsiones en Alemania, Francia e Italia.
La recesión se aleja
En lo que afecta a este trimestre que está a punto de terminar, el informe destaca que "la actividad se habría mantenido un grado de dinamismo similar al del segundo trimestre del año". Los datos de empleo, de consumo, de producción y de confianza apuntan a un crecimiento del 0,1%. Entre julio y septiembre, la economía creció un 0,2%.
Hace pocos meses el escenario central para muchos economistas era que la economía española iba a caer algunas décimas entre el último trimestre del año y el primer trimestre de 2023, pero los últimos indicadores han sorprendido al alza y han alejado los temores a que se produzca una caída brusca de la actividad.
Si se confirma el dato que ha ofrecido el organismo para el cuarto trimestre, España habrá esquivado la recesión. Ángel Gavilán, director general de Economía del Banco de España, ha señalado que hay mucha incertidumbre en el contexto económico, pero "las previsiones del trimestre en curso están realizadas con una banda de confianza muy amplia".
"A nivel sectorial, la mejora se ha producido tanto en el sector manufacturero como en el de servicios, con los datos de PMI, la evolución de la producción industrial que, a pesar del contexto adverso, mantiene un ritmo de crecimiento positivo en términos interanuales y ,en el sector servicios, sobresale la mejora de las ventas minoristas, que en octubre volvieron a anotar una tasa de crecimiento positiva y ya presentan la tasa de variación interanual más elevada de los últimos cinco meses", resume Oriol Aspachs, director de Economía Española de CaixaBank. También ha mejorado la confianza del consumidor y los datos de afiliación siguen mostrando creación de empleo.
Para el primer trimestre de 2023, el Banco de España ha indicado que la debilidad de la actividad económica aún seguiría siendo significativa en el primer trimestre de 2023. No será hasta marzo cuando la economía empiece a coger impulso. Ayer el director general de Economía del BCE, Óscar Arce, resaltó que la zona euro volverá a tasas positivas a partir de marzo.
¿Por qué la economía española resiste mejor?
Juan Ramón Rallo, doctor en Economía y profesor de Universidad, destacaba en declaraciones a elEconomista.es que España cuenta con ciertas ventajas para hacerlo mejor que el resto de grandes economías a corto plazo: "Creo que España tiene una fortaleza que fue su debilidad en los años anteriores, que es el turismo. De cierto modo, el turismo está descorrelacionado con la evolución de la economía (no del todo, porque si la recesión es muy fuerte, el turismo sufrirá), pero si nos adentramos en una recesión modesta, el turismo no tiene por qué sufrir significativamente, y eso impulsará la economía española, mientras que otros países de base más industrial y manufacturera sufrirán mucho más, sobre todo si hay una crisis energética".
El informe del Banco España destaca que la economía se está viendo apoyada pro el "buen comportamiento del mercado laboral y por el impulso fiscal desplegado en los últimos meses". Ambos factores dan sustento a la demanda interna, gracias a que mantiene la renta disponible de hogares y familias. Las medidas antiinflación también han ayudado a amortiguar la pérdida de poder adquisitivo. El tope al gas ha contribuido a abaratar el precio de la electricidad y las ayudas directas a los combustibles han supuesto un pequeño respiro a los bolsillos. El organismo también destaca las medidas de abaratamiento del transporte público y del tope al incremento de los alquileres.
La crisis energética está afectando en un menor grado a España y, en menor medida, a Francia. La Comisión Europea ya destaca en sus previsiones de otoño la fortaleza relativa de España respecto a las grandes economías de la zona euro. Para 2023, la CE esperaba que el PIB avance un 1%, frente al 0,3% de Italia, el 0,4% de Francia y la contracción del -0,6% de Alemania. La CE también destacaba que "se prevé que los altos precios de la energía disminuyan parcialmente a partir de mediados de 2023, lo que permitirá un repunte gradual de la actividad gracias a la reactivación moderada del consumo privado y una mayor normalización del turismo. Además, se espera que la implementación de las reformas e inversiones en el marco del Plan de Recuperación y Resiliencia conduzca a un mayor dinamismo en la demanda agregada.
El Banco de España pone dos pegas al impulso que espera para la economía. Primero, la debilidad del consumo, que está detrás del modesto avance del PIB previsto para el cuarto trimestre. "En este trimestre, se ha desvanecido ya gran parte del impulso sobre el consumo, especialmente, de servicios relacionados con el turismo, el ocio y la hostelería, que supuso la práctica eliminación de las restricciones sanitarias asociadas a la pandemia a lo largo de la primera mitad del año, el gasto de los hogares está mostrando una cierta debilidad", explica. Además, en segundo lugar alerta que el exceso de ahorro registrado durante la pandemia no se está transformando en gasto. Aunque, por otro lado, el comercio exterior con las exportaciones netas habrían compensado la ralentización de la demanda nacional".
Esta falta de impulso, se ha visto muy parcialmente compensado por la reforma laboral. El Banco de España ha calculado que la conversión de contratos temporales en indefinidos podría haber contribuido a sostener el gasto agregado en los últimos meses, aumentándolo entre 2.000 y 3.000 millones de euros, por la mayor propensión al consumo.
Los empleados con contrato indefinido dedican (en media) un 81% de la renta de su hogar al gasto, mientras que quienes tienen un contrato temporal dedican un 72%. Históricamente la conversión de un contrato temporal en indefinido ha conllevado un aumento del gasto del 20% (aproximadamente) en los dos trimestres siguientes.
A la cabeza de los recortes de inflación
"A partir del segundo trimestre del año próximo el crecimiento económico recuperaría vigor de manera paulatina, a medida que, entre otros factores, mejoren las rentas reales de los agentes, como consecuencia de la disminución gradual de las presiones inflacionistas, se recuperen los mercados exteriores y se desplieguen los proyectos de inversión vinculados con el programa Next Generation EU", destaca el informe de hoy del Banco de España.
La tasa de inflación general en España se desacelerará desde el 8,4% en 2022 hasta el 4,9% en 2023, el 3,6% en 2024 y el 1,8% en 2025.
En la comparación, con las otras potencias europeas, España también sale favorecida en la foto. Alemania e Italia tendrán que lidiar el próximo año con una inflación superior del 7%, mientras en Francia se situará en el 6%.
El Banco de España incide en dos factores diferenciales. Primero, los precios más bajos de la electricidad, respecto a otros países, que se ha logrado por la excepción eléctrica del tope del gas. Y segundo, también por la propia limitación del precio del gas en los costes energéticos que soporta la industria, aunque este segundo factor es más limitado.
Sin embargo, respecto a las previsiones de octubre la inflación prevista para 2024 sube con fuerza. Arce explicó ayer que hay cierto consenso en el seno del BCE, que, a partir de este año, habrá una retirada generalizada de las ayudas contra la inflación.
El informe también incluyen una aproximación al déficit público. "Los ingresos públicos siguen mostrando un fuerte dinamismo y apuntan a que el déficit de las Administraciones Públicas en el conjunto de 2022 podría ser menor que el contemplado a los Presupuestos", dice. Los ingresos impositivos continúan creciendo a tasas interanuales elevadas, muy por encima de las que registran los gastos. "Si bien una proporción cada vez mayor del incremento que se está produciendo en los ingresos impositivos estaría relacionada con el aumento de los precios y de los salarios, en torno a un 20% del repunte en la recaudación en el primer semestre de 2022 no puede ser explicado a partir de los determinantes habituales de esta partida, lo que genera ciertas dudas acerca del carácter estructural o transitorio de parte de estos ingresos adicionales", subrayan desde Cibeles.