Este domingo 18 de mayo, los Reyes Felipe y Letizia han regresado al Vaticano para asistir a la misa inaugural del pontificado de León XIV, una ceremonia histórica que marca el comienzo de una nueva etapa en la Iglesia católica y reúne a representantes de casas reales y líderes internacionales en la Santa Sede. El acto permite revivir una estampa que ya forma parte del imaginario diplomático europeo: la Reina Letizia vestida de blanco frente al Papa, en un gesto cargado de simbolismo y protocolo. En un mundo que cambia a velocidad vertiginosa, las imágenes del Vaticano ofrecen un extraño consuelo: el valor de la continuidad, la importancia del gesto, el poder de lo sutil. Y allí, entre columnas centenarias y miradas expectantes, los Reyes de España vuelven a representar, con sobriedad y elegancia, el difícil arte de estar a la altura de la historia.