No queremos vivir en una buena casa porque ni siquiera sabemos lo que es una buena casa. Porque no sabemos lo que es la buena arquitectura. Ya lo he repetido alguna otra vez: nos encantaría tener unos zapatos de Manolo Blahnik o un Patek Philippe o un Lamborghini, pero casi nunca soñamos con vivir en una joya de la arquitectura. A la mayoría de la gente le acaba dando igual el espacio, la altura libre o el estudio del soleamiento. Todo lo más, que la casa no tenga goteras y que se ajuste a sus posibilidades económicas, lo cual está muy bien, claro.