Acusados de muchos males modernos
16/11/2015, 11:13
Mon, 16 Nov 2015 11:13:15 +0100
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Cada día, especialmente en fines de semana y festivos, las calles interiores, los locales y los pasillos se llenan de hordas tambaleantes. Miradas perdidas, gestos vacíos, expresiones que van del delirio a la apatía e incluso el terror. Empieza poco a poco, a eso de las once o las doce de la mañana, pero el goteo es incesante e imparable hasta que, en la hora punta, se convierte en un río. En una inundación de cuerpos que avanza perezosamente como una ola a cámara lenta.