Redactor de economía y mercados. Doctor en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Un día se preguntó cómo cotizaba un bono y ya no hubo vuelta atrás.
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En plena convulsión económica mundial tras la pandemia y con la guerra en Ucrania percutiendo, las bolsas mundiales acumulan un 2022 para el olvido. El histórico rally pandémico pasado el shock inicial del covid ha dado paso a una tendencia negativa intensificada desde que la Reserva Federal de EEUU decidió girar el timón y abrazar una política más restrictiva. En estos casi siete meses de año transcurridos, el índice MSCI World se deja un 17,52%. Referencias mundiales como el S&P 500 en EEUU o el EuroStoxx 50 en Europa se dejan más de un 13,8% desde que arrancó el año. La 'sangría' es considerable, pero la corrección no está llegando a todos los parqués.

Empresas

Las acciones de Wall Street subían este lunes cerca del 1% hasta que se dieron la vuelta de repente. ¿Qué ocurrió? Apple recibía una 'llamada perdida' de la recesión y anunciaba algo que ya han avanzado otras grandes tecnológicas: hay que echar el freno al gasto y la contratación ante el riesgo de contracción económica en los próximos meses. La sombra de la recesión ha llegado al soleado Silicon Valley y a algunas aceras de Wall Street.

Economía

La pandemia del covid o la guerra de Ucrania han sido eventos que han destrozado todas las previsiones económicas de corto plazo. Sin embargo, estos eventos, pese al drástico impacto que están teniendo hoy no deberían hacer descarrilar las macrotendencias que ya vienen asomando la cabeza en las últimas décadas y que, a la postre, darán forma a la sociedad y a la economía en las próximas décadas. Los economistas de Bank of America Merrill Lynch (BofAML) han realizado un denso trabajo en el que exponen las diez macrotendencias que marcarán nuestra sociedad y economía en los próximos decenios.

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Miedo, miedo y más miedo. 2022 sigue su sangriento transcurso en las bolsas con jornadas de histeria en las que los temores se sienten más y los retrocesos se agrandan. Ocurrió el pasado 5 de julio con el pánico a la recesión multiplicándose y el petróleo hundiéndose, y ha vuelto a ocurrir este jueves, con la Reserva Federal de EEUU, el banco central al que mira todo el planeta, calentando motores para una contundente -y quizá histórica- subida de tipos en pocos días, algo que eleva los riesgos de recesión y que se traduce en más dolor en los parqués. Los selectivos europeos cierran la sesión con caídas que superan el 1,5% -han estado muy cerca de superar el 2%- con Wall Street cotizando con descensos similares.

La Reserva Federal está muy cerca de ejecutar otro movimiento histórico. Grandes problemas (la inflación) requieren grandes soluciones (drásticas subidas de tipos). La Fed no cierra la puerta la mayor subida de tipos de una tacada (100 puntos básicos o un punto porcentual) desde marzo de 1984. Tras el dato de IPC de esta semana (9,1% interanual y 1,3% mensual) se han disparado los rumores. Raphael Bostic, gobernador de la Fed de Atlanta, no ha descartado este movimiento extraordinario, mientras que Christopher Waller ha reconocido que se podría ir más allá de los 75 puntos básicos. Al mismo tiempo, las instituciones financieras revisan al alza sus previsiones sobre los tipos y empiezan a allanar el terreno para los 100 puntos básicos.

Era el dato más esperado del día y no ha decepcionado. La inflación en EEUU se ha situado en el 9,1% en junio, niveles que no se veían desde noviembre de 1981, marcando un nuevo máximo de este nuevo régimen de precios que trae de cabeza a la banca central. El buen dato de empleo de junio y este dato de IPC arrinconan a una Reserva Federal que tendrá que seguir subiendo los tipos de interés a marchas forzadas.

Economía

El mensaje desde el análisis económico parece claro: susto o muerte, recesión o estanflación. Los desajustes provocados por la pandemia y cataclismos geopolíticos como la guerra en Ucrania amenazan con un futuro inmediato, como poco, gris. Los bancos centrales tienen que luchar para doblegar a una inflación inédita en décadas con el peligro de que, antes casi de empezar a subir los tipos, la desaceleración económica les asalte por la ventanilla. Sin embargo, hay expertos que se resisten a esta lectura y dan una visión alternativa buscando poner el acento en otras tendencias de fondo.

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Cada cierto tiempo, los profanos del mercado recuerdan que existen las posiciones cortas. Se hable de invertir en corto, posición bajista o venta al descubierto, al final se trata de apostar a la contra sobre algún activo. El concepto puede chocar a los neófitos de la inversión y de hecho colisiona con los preceptos religiosos y morales de algunos inversores. Lo delicado de apostar al derrumbe de algo es que, en situaciones excepcionales o de crisis, las autoridades prohíben esta operativa. Con el truculento 2022 que llevan las bolsas, esta práctica vuelve a encontrar altavoz.

Economía

Los aullidos de la recesión han aumentado la ansiedad por cada dato macro que se publica. En este contexto, el informe de empleo relativo a junio que este viernes ha publicado la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) de EEUU se esperaba con expectación. Sus cifras hablan por sí mismas: se sumaron 372.000 puestos (nóminas no agrícolas) en junio y la tasa de desempleo sigue en el 3,6% otro mes más, muy cerca del mínimo histórico prepandemia. La potente 'máquina' laboral de EEUU sigue en plena combustión pese a las evidentes señales de enfriamiento de la economía y la Reserva Federal tendrá que tomar nota: las presiones inflacionarias siguen ahí.

La economía y los mercados dan muchas vueltas en cuestión de meses, semanas o incluso días. Hasta hace poco, China era la gran amenaza para la economía mundial. Las estrictas políticas de covid cero sumieron al país en una cuasi recesión que amenazaba con torpedear la cadena de suministros, intensificar la inflación global y poner un gran palo en la rueda de la economía mundial. Sin embargo, pocos meses después China y sus mercados se han convertido en una suerte de refugio contra las turbulencias financieras y la gran esperanza de la economía global.