
Recesión vuelve a ser la palabra de moda por desgracia. Sus búsquedas en Google se han disparado en las últimas semanas y ahora la gran pregunta es cuándo entrarán las grandes economías en recesión y cuánto durará. Aunque hay una definición técnica que es relativamente aceptada por todos, sigue existiendo cierta controversia sobre este término. ¿Cuándo entra una economía en recesión? ¿Toda caída de la actividad es una recesión? ¿Cuándo se entra en depresión?
Se está hablando mucho de recesión en EEUU porque ahora mismo es la economía desarrollada que se encuentra más cerca de encadenar dos trimestres consecutivos de caídas trimestrales del PIB. Según la Reserva Federal de San Francisco, esta definición es la más usada por los periodistas y la sociedad, aunque no tiene que ser la correcta.
Según esta definición, EEUU podría estar ya en recesión (el segundo trimestre finalizó en junio) de forma oficiosa, pero no lo sabemos, puesto que el dato de PIB del segundo trimestre no se publicará hasta el 28 de julio. El PIB es un dato que siempre se publica con gran retraso, lo que da lugar a la especulación, tal y como está ocurriendo en estos momentos.
Aunque no de forma oficial, EEUU podría estar en recesión técnica. Los indicadores adelantados (PMI) y los nuevos datos de consumo dejan a EEUU sobre la cuerda floja: "Los datos de consumo privado real mensual de mayo fueron más débiles de lo previsto por las ventas minoristas, además también contenían una importante revisión a la baja de los datos de consumo de abril (enero-marzo también se revisaron a la baja, en línea con la tercera estimación para el primer trimestre del PIB). Tomando todo esto en conjunto, la imagen del consumo en la primera mitad de 2022 ha cambiado drásticamente, de una demanda al rojo vivo en la economía a una de crecimiento mucho más moderado", explican los economistas de ABN Amro. Estos datos abren la puerta a que EEUU esté ya en recesión aunque no se oficialice hasta el 28 de julio.
El caso de la Eurozona es un tanto diferente. El bloque del euro presentó un crecimiento trimestral del 0,6% en los tres primeros meses del año, por lo que para caer en una recesión técnica tendría que presentar una tasa trimestral negativa en el segundo y tercer trimestre de este 2022. De este modo, la Eurozona no podría entrar oficialmente en recesión hasta septiembre-octubre de este año.
Aún así, lo más probable es que este escenario se retrase aún más, pues los expertos creen que la actividad podría acelerar en Europa durante el verano. Los europeos están deseosos de viajar y gastar el ahorro acumulado tras dos años de pandemia que han retrasado la vuelta a la normalidad. El mayor peso del turismo en el PIB europeo ayudaría a estimular el crecimiento en el tercer trimestre del año. Pero salvo milagro, todo hace indicar que el invierno será muy duro en la Eurozona (escasez de energía, inflación...). En los últimos meses del año se podría 'construir' la primera pata de la recesión europea. La segunda llegaría, presumiblemente, en el primer trimestre de 2022.
Más allá del PIB
Hasta aquí la definición técnica: dos trimestres consecutivos de tasas de variación negativas del PIB trimestral. No termina de haber un consenso completo entre los expertos para definir un periodo de recesión. Imaginen un escenario en el que el PIB cae levemente dos trimestres, pero el mercado laboral se mantiene fuerte (incluso con creación de empleo a costa de la productividad), la inflación bajo control y el resto de variables relativamente constantes. ¿Se podría llamar recesión a este escenario? Técnicamente sí, aunque parte de la economía real quizá no haya sufrido, puesto que el empleo se ha mantenido creciendo, la renta disponible de los hogares se ha consolidado o ha podido incluso aumentar, la igualdad de renta, quizá, es mayor (reparto del trabajo) mientras que quizá el peso de la caída del PIB se lo han llevado los beneficios empresariales (ante una menor productividad).
O imaginen todo lo contrario. Una economía que crece con fuerza a base de automatizar todos los procesos (los robots y las máquinas empiezan a hacerlo todo a costa de los trabajadores), mientras que el desempleo empieza a dispararse. Durante un tiempo, probablemente, el PIB avanzaría gracias a unos beneficios empresariales crecientes y a una mayor inversión para automatizar los procesos. Sin embargo, esta economía sufriría un desempleo al alza y una mayor desigualdad. Ante estas singularidades, algunos organismos prefieren flexibilizar la definición de recesión y ampliarla.
Por ejemplo, desde el prestigioso National Bureau of Economic Research (NBER) presentan una definición diferente para hablar de recesión: "La definición tradicional de recesión del NBER es que es una disminución significativa en la actividad económica que se extiende por toda la economía y que dura más de unos pocos meses". El descenso de la actividad tiene que notarse en toda la economía y no dan un periodo concreto.
Estos expertos profundizan en su definición y señalan que aunque deben cumplirse cada uno de los tres criterios (profundidad, difusión y duración) de forma individual hasta cierto punto, las condiciones extremas reveladas por un criterio pueden compensar con otros. "Por ejemplo, en el caso del pico de actividad económica de febrero de 2020, concluimos que la caída de la actividad había sido tan grande y tan ampliamente difundida en toda la economía que la desaceleración debería clasificarse como una recesión, incluso si resultó ser bastante breve. Posteriormente, el comité determinó que se tocó fondo dos meses después del pico, en abril de 2020.
Otro ejemplo que puede generar todavía más dudas. Imaginen una economía en la que el gasto en defensa y la producción de armas para consumo interno tiene un peso elevado en el PIB. De repente, se produce un cambio productivo y esta economía deja de producir armas (no generan un mayor bienestar directo para la población) y se centra más en servicios recreativos, turismo, etc. El PIB puede caer más de dos trimestres porque la producción de armas suele presentar un mayor valor añadido que los servicios, sin embargo el bienestar de la población quizá sea mayor en esta nueva economía más 'pobre' en términos de PIB.
Expansión y depresión
Por otro lado, una expansión es un período en el que la economía no está en recesión. La expansión es el estado normal de la economía; la mayoría de las recesiones son breves. Sin embargo, el tiempo que tarda la economía en volver a su anterior nivel máximo de actividad puede ser bastante prolongado, explican los expertos del NBER.
Por último, no se puede olvidar el término depresión, quizá el que más miedo suscita. Desde la Fed de San Francisco explican que "si bien tampoco existe una definición estándar para la depresión, comúnmente se define como una versión más severa de una recesión". El mejor ejemplo fue la Gran Depresión que tuvo su inició con la recesión de 1929, pero que se prolongó mucho más. Usando las fechas del ciclo económico que publica NBER, la primera recesión de la Gran Depresión comenzó en agosto de 1929 y duró 43 meses, hasta marzo de 1933, mucho más que cualquier otra contracción del siglo XX. Después, la economía se expandió durante 21 meses, desde marzo de 1933 hasta mayo de 1937, antes de sufrir otra recesión: desde mayo de 1937 hasta junio de 1938, un período de 13 meses, la economía volvió a contraerse.