"Los impúdicos beneficios" de la banca y el "capitalismo despiadado" que denunció la semana pasada Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, y que de forma más laxa también manifestaron otros miembros del Gobierno de coalición chocaron contra las palabras de los principales ejecutivos de las entidades financieras españolas que durante toda la semana denunciaron que el incremento de resultados "todavía dejaba la rentabilidad por debajo del coste de capital". Una vez que todos los grandes bancos han presentado sus números de 2022 queda patente que el último año ha supuesto una mejora de la rentabilidad -medida a través del RoTE, rentabilidad sobre activos tangibles, que resta del total los recursos del fondo de comercio, los bonos convertibles y las acciones preferentes-, si bien esta todavía no ha alcanzado el coste de capital en ninguno de los casos y llegan a suponer hasta nueve puntos de diferencia en grupos concretos. Estos datos cobran especial relevancia si se tiene en cuenta que el impuesto que deberá empezar a pagarse esta misma semana por parte de las entidades financieras se basa en los "beneficios extraordinarios" del negocio bancario en España que se habrían conseguido en el último año.