El cierre del espacio aéreo europeo a las aerolíneas rusas supuso la cancelación de todos los vuelos de Aeroflot fuera de su territorio, una herida de muerte a la pública que también ha tenido consecuencias para las aerolíneas occidentales. Vladimir Putin adoptó sanciones para con estos países, obligándoles a abandonar el espacio aéreo ruso, incluyendo la prohibición del sobrevuelo. Esto ha llevado a recalcular las rutas que van, sobre todo, a Asia desde todos los aeropuertos europeos, lo que supone un aumento de kilómetros, tiempo de viaje y, como consecuencia, carburante, emisiones y costes. En este sentido, en un ejercicio teórico para calcular este aumento de los gastos que supone cada recorrido, se obtiene una cifra cercana a los 25.000 euros por cada vuelo de ida y vuelta tipo entre un Alemania o Francia y Corea o Japón.