Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Exletrado del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)
Opinión

La deuda de la Seguridad Social supera los 106.000 millones. Cuando Sánchez llegó al Gobierno, en 2018, la deuda era de 41.000 millones. Un año después alcanzó los 55.000 millones. En cinco años, sencillamente, la deuda ha aumentado cuatro veces su propio tamaño. Casi el doble, cada año.

E l vedetismo de Yolanda Díaz la ha llevado a decir que se deberían "congelar" las hipotecas referenciadas a interés variable porque la subida del euribor hace que los deudores hipotecarios no tengan recursos para pagarlas. Es decir que, por un lado, el BCE sube los tipos de interés y por otro Yolanda Díaz los baja. O los congela. Frente a la política europea antiinflacionaria, Yolanda Díaz opone su propio criterio de andar por casa y contrarresta las decisiones del BCE adoptando la fórmula exactamente contraria. Esto es, literalmente, un sabotaje a la política europea. Y desde luego una fórmula más para que la inflación siga subiendo.

Sigue siendo preciso un pacto de rentas que sirva como herramienta para la lucha contra la inflación. Frente a una situación de alza de precios tan preocupante y mantenida –llevamos dieciocho meses con una tasa de inflación superior al 2 por cien, que es la cifra de referencia máxima del Banco Central Europeo- y hemos acabado el año 2022 en el 8,4 por cien.

España es el país con más paro de Europa y el gobierno parece estar contento con los resultados de su política laboral y de empleo que se reduce, junto a algunos artificios de propaganda, a subir el salario mínimo una vez al año y a maquillar las estadísticas, esconder cifras y confesar que "no tenemos ese dato". El gobierno de la igualdad no nos dice que las mujeres sufren más que los hombres el paro; el gobierno de la transparencia no nos dice los datos de los fijos discontinuos; el gobierno del escudo social mantiene la mayor tasa de desempleo juvenil de toda Europa.

Este fin de año es también el fin del sistema de Seguridad Social que tenía por objetivo la protección social. Porque ahora, el sistema de pensiones va a ser reformado del peor modo posible y con perjuicio de su sostenibilidad. El gobierno retocará el sistema para ofrecer a Bruselas una reforma con la que poder recibir los fondos europeos todavía pendientes. Pero también reformará el sistema para instrumentalizarlo políticamente, es decir, como propaganda política y electoral, a pesar de que ello perjudica al propio sistema, a los trabajadores y a los futuros pensionistas con recortes y parches de coyuntura.

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