Embajador de España y columnista

Hace veinte años desde que contemplamos horrorizados y en directo el choque de tres aviones contra el World Trade Center y el Pentágono, mientras el cuarto no alcanzaba su objetivo. Todos recordamos dónde estábamos en aquellos momentos y es lógico que lo recordemos porque aquel día cambió el mundo y comenzó el siglo XXI.

Hay un proverbio japonés que afirma que una reputación de mil años puede depender de la conducta de una hora y tiene razón. La caótica retirada americana de Afganistán ("messy" ha dicho Biden) ante el meteórico avance talibán ha dado un duro golpe no solo a la imagen del actual presidente, que heredó el problema pero es el único responsable del caos de estos últimos días, sino también a su reputación internacional de los atestados Unidos. Y eso es una pésima noticia.

Todo revuelto. Así es como andan nuestras relaciones con el vecino del sur. En contraste con la plácida relación que Marruecos tiene con Francia (cuyos problemas están en Argelia), las relaciones entre España y Marruecos son pasionales y con forma de dientes de sierra, de manera que a períodos de bonanza siguen tiempos tormentosos que en buena parte se originan en razones de política interna de Rabat.

Era una noche en la que cabía esperar emociones fuertes y no ha defraudado. Escribo el día 4 por la mañana cuando todavía no hay un vencedor claro, la carrera por la presidencia sigue muy apretada y algunos estados como Pennsylvania seguirán contando los votos emitidos antes de las 20 horas del día tres y que lleguen hasta el viernes por la noche. Más que una jornada electoral, que lo es cuando hay una victoria clara, esto se asemeja más a una semana electoral al final de una montaña rusa digna del mejor parque Disney. Todo parecía indicar que Trump tenía la victoria asegurada en enero tras derrotar el intento demócrata de descabalgarle (Impeachment), para pasar luego a creer que ganaría Biden empujado por la crisis económica y la mala gestión gubernamental de las crisis sanitaria y energética. Y resulta que los resultados que arroja el día 3 de noviembre muestran que todas las encuestas se han equivocado escandalosamente (en Florida daban ganador a Biden por 1-2 puntos y ha perdido por 3), que la gente ha votado en proporciones muy altas, que siguen contando papeletas y que el resultado está aún en el aire. En este momento, y aunque Trump dice que ha ganado, todavía puede hacerlo Biden. Otra vez son decisivos los resultados de Pennsylvania, North Carolina, Michigan, y Wisconsin, y esta vez también los de Georgia, Nevada y Arizona, mientras que parece que el Senado permanecerá en manos republicanas. Trump, siempre impulsivo, dice que ya ha ganado, habla de “fraude” y afirma que le quieren arrebatar la victoria pero aún quedan muchos votos que contar y hay que contarlos todos, porque la democracia es eso, y hay que seguir esperando porque en este momento cualquiera de los dos puede ganar.

Parece que el mundo se mueve (me cuesta escribir que avanza) a trompicones de forma que a períodos de relativa calma siguen otros de actividad frenética. Y estos días han ocurrido y siguen ocurriendo muchas cosas dentro y fuera de nuestras fronteras que merecen nuestra atención.

Tribuna

Existe justificada preocupación en el mundo ante el brote de SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) que se ha detectado en la ciudad china de Wuhan (11 millones de habitantes), que ha causado algunas muertes y que se está extendiendo con rapidez pues en menos de un mes ha llegado a Japón, Tailandia, Corea del Sur y Estados Unidos (siempre con ciudadanos procedentes de Wuhan).

Tribuna de opinión

Donald Trump ha decidido complicar un poco más una región a la que ya le sobran problemas y ha matado al general más popular y prestigioso del Ejército iranÍ. La conmoción en Irán ha sido enorme, como si tras Waterloo alguien hubiera asesinado a Wellington, y Teherán ha respondido con varios misiles sobre bases norteamericanas en Irak. Afortunadamente sin causar víctimas porque al parecer avisaron antes. De esta forma salvaban la cara ante la opinión pública nacional y no provocaban aún más al coloso norteamericano que con Trump al timón es impredecible... y peligroso. Mohamed Javad Zarif, ministro de Exteriores iraní, decÍa que se conforman con este ataque y que no buscan una escalada. Yo no me fiaría. EEUU ha respondido negándole el visado para ir a Nueva York a hablar ante el Consejo de Seguridad de la ONU en relación con lo ocurrido.

Tribuna

Tras algunas dudas sobre la conveniencia del impeachment, los demócratas de la Cámara de Representantes han decidido ir adelante con el proceso de destitución del 45 presidente de los Estados Unidos y es la tercera vez que esto ocurre y la primera contra un presidente republicano. Anteriormente, fueron sometidos a juicio (y absueltos) los presidentes Johnson en 1868 (por destituir a un ministro de Defensa nombrado por el Congreso, eran los años inmediatamente posteriores a la Guerra de Secesión y los ánimos aún estaban muy exaltados), y Bill Clinton, por mentir y haber negado "tener sexo" con la becaria Monica Lewinski, cuando en realidad se demostró que tuvo con ella sexo oral. Richard Nixon, republicano, dimitió cuando vio el proceso de destitución imparable tras el descubrimiento de unos "ladrones" en unas oficinas de Partido Demócrata en el edificio Watergate de la capital federal. Prefirió coger el helicóptero y salir de la Casa Blanca por su pie, por así decir, antes de sufrir la ignominia de ser destituido.

Tribuna

Hace unos días el buque tanque iraní, Sabiti ha sido atacado en aguas del Mar Rojo con misiles de procedencia desconocida que le han causado daños en el casco y la perforación de dos depósitos principales, lo que ha provocado un vertido de petróleo de alcance aún no evaluado.

Tribuna

Argel está más cerca de Madrid que Rabat, igual que Montevideo está más al sur que Buenos Aires, y esa es una buena razón para prestar mucha atención a lo que allí sucede, porque están pasando muchas cosas mientras a nosotros nos invade el sopor veraniego de este caluroso estío. Como si en agosto nos limitáramos a cerrar los ojos y disfrutar de la brisa marina, que son cosas muy respetables, mientras procuramos ahuyentar -afortunadamente sin conseguirlo del todo- la desazón que nos produce pensar que en lugares no lejanos de ese mismo Mediterráneo hay gentes que se juegan la vida para escapar del horror en busca de una vida digna, y otros los acogen en viejos barcos que luego nadie quiere recibir en sus puertos para vergüenza de una Europa que llenó las Américas, de norte a sur, con emigrantes polacos, irlandeses, italianos, judíos, griegos, alemanes, escandinavos y españoles. ¡Qué pronto olvidamos!