Lo más incomprensible del comienzo de año está siendo que con las ventas a tropel de renta fija, al diluirse las expectativas de bajadas de tipos, la renta variable esté aguantando sin inmutarse y ni siquiera incurre en pérdidas en el año. Que el bono estadounidense hubiese alcanzado el 4,75%, cuando en diciembre había rozado el 4,1%, para la bolsa debería haberse traducido en un retroceso de al menos un 5%; al igual que si se fuera al 5%, mínimo un 10%. El T-Note llegó el miércoles al 4,8%, pero tras anunciarse el dato de inflación previsto –sin ningún susto, con una subida de cuatro décimas, pero que permitía mantener la tasa interanual en el 2,9%–, se produjo una relajación del principal activo de inversión del mundo hasta el 4,6%.

Director adjunto de elEconomista. Asesor del Fondo Tressis Cartera Eco30. Promotor del Eco10 y Eco30 Stoxx