Bolsa, mercados y cotizaciones

Cuidado con el estado de felicidad declarado entre los bonos y la bolsa

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Lo más incomprensible del comienzo de año está siendo que con las ventas a tropel de renta fija, al diluirse las expectativas de bajadas de tipos, la renta variable esté aguantando sin inmutarse y ni siquiera incurre en pérdidas en el año. Que el bono estadounidense hubiese alcanzado el 4,75%, cuando en diciembre había rozado el 4,1%, para la bolsa debería haberse traducido en un retroceso de al menos un 5%; al igual que si se fuera al 5%, mínimo un 10%. El T-Note llegó el miércoles al 4,8%, pero tras anunciarse el dato de inflación previsto –sin ningún susto, con una subida de cuatro décimas, pero que permitía mantener la tasa interanual en el 2,9%–, se produjo una relajación del principal activo de inversión del mundo hasta el 4,6%.

El mercado se tranquilizó porque al no hacer una lectura de que la reflación se convierte en el nudo gordiano de los mercados, la consecución de los beneficios sigue siendo el norte de la brújula que dirige a los inversores. A Wall Street le sirvió para alejar cualquier clase de temor y desplazar la posibilidad de cerrar el Hueco de Trump. ¿Que qué es el Hueco de Trump? El nivel previo al que cotizaba el S&P 500 el día de las elecciones en EEUU, el 5 de noviembre, y que técnicamente es un soporte de compra, en caso de resistir, o una barandilla de miedo que en caso de pérdida profundiza en mayores caídas.

Pero pensar que el estado de felicidad que se ha declarado entre los bonos y la bolsa es duradero es, al menos, muy arriesgado. El dato de inflación en EEUU ha dejado en pie la única bajada del precio del dinero en el año, cuando hace meses se esperaban entre tres y cuatro. Incluso ha servido para adelantar el único cuartillo estimado algunos meses, hasta la reunión de junio.

Pero la tranquilidad tiene un tono pasajero y con un Wall Street cotizando en 'territorio burbuja', porque se pagan los multiplicadores de beneficios un 20% por encima de la media histórica, es razonable pensar que cualquier desviación mensual de la inflación sobre el objetivo de la Fed de llevarla al 2% este año, provocará un temblor de mercado.

Para nada es descartable que el bono estadounidense lo volvamos a ver en el rango entre el 4,75%-5%. Y, si esto sucede, sirva para provocar la que creo que es una ansiada oportunidad de entrada en bolsa. En realidad son muchos los inversores que mantienen una exposición a bolsa por debajo de la que les gustaría porque llevan tiempo acuartelando dinero en los campamentos de renta fija. El problema es que su última decisión haya sido cambiar este dinero de monetarios a renta fija con algo de duración. Y, tal como terminó el pasado año y ha empezado el actual, en muchos fondos teóricamente conservadores acumulen pérdidas. Seguramente, el momento en el que se produzca el punto de entrada en bolsa –con una caída fuerte– coincida con una renta fija muy apetecible.

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