
Las primeras semanas del año han sido complicadas para la cotización de los índices de Wall Street. Esos primeros compases estuvieron marcados por las caídas, aunque este miércoles lograron darse la vuelta en el parqué y salir del terreno negativo. Por momentos, al cierre de la sesión europea, el S&P 500 conseguía anotarse un 1,2% de subida en lo que va de año. Los analistas esperan que continúe engordando sus ganancias en este 2025, aunque por ellas ya se paga un multiplicador más alto de lo habitual. El índice cotiza con un PER (las veces que está recogido el beneficio dentro del precio de la acción) de 21,9 veces, lo que supone una prima del 22,7% con respecto a su multiplicador de la última década, sin tener en cuenta el 2020 marcado por la Covid-19. Un encarecimiento que conlleva que el índice estadounidense está instalado en territorio de burbuja (al pagarse una prima superior al 20%), algo que solamente pasa en un 20% del tiempo.
Aunque si se toma en cuenta el año anómalo de la pandemia, esto conlleva una prima del 6,9% este año. En cambio, la referencia continental, el Stoxx 600, cotiza en estos momentos con un PER de 14,3 veces en la actualidad, lo que supone que el selectivo del Viejo Continente tiene una prima que supera el 5%, bastante distante de los niveles de su homóloga al otro lado del Atlántico. Mientras que su promedio de la década alcanza las 20,48 veces, y considerando el periodo de la pandemia cuenta con un descuento del 9,3%.
En gran parte, el mercado estadounidense está sobrevalorado tanto por las expectativas de crecimiento de beneficios que hay sobre las empresas de esta región, junto con el nuevo presidente de Estados Unidos. Desde el punto de vista del CIO Core en AXA Investment Managers y presidente del AXA IM Investment Institute, Chris Iggo, "ningún otro gran mercado bursátil se acerca al nivel actual de valoración de Estados Unidos".
Para Iggo, "la valoración no es garantía de rentabilidades futuras", pero "los inversores mantienen una visión positiva sobre la renta variable estadounidense, ya que se espera que el crecimiento de los beneficios sea del 14% durante el próximo año y la agenda política del presidente electo Donald Trump parece favorable. Sin embargo, un ajuste de valoración es un riesgo si los fundamentales o la confianza se deterioran rápidamente".
Rotación a la renta fija
Desde AXA Investment Management apuntan que "otros activos son más baratos que las acciones estadounidenses, incluida la renta variable europea y asiática". Iggo añade en "lo que es más importante, los bonos del Tesoro estadounidense. Al igual que otros títulos de deuda pública, los bonos del Tesoro se han abaratado en términos de valor relativo frente a los swaps y los bonos corporativos. Una rápida rotación de las acciones a los bonos podría ser una de las grandes sorpresas de 2025", señala.
La semana pasada los inversores de renta fija vivieron sudores fríos con el aumento de las rentabilidades de los bonos. La deuda estadounidense a 10 años llegó a escalar hasta las puertas del 4,8%, ante los riesgos de una mayor inflación en la región por los positivos datos de empleo en EEUU. Esto llevó a los inversores a descartar que la Reserva Federal recorte tipos de interés hasta pasado el verano, aunque ahora las previsiones apuntan a julio. Otro foco de preocupación es el nuevo presidente de Estados Unidos.
A pesar de la euforia que generó y sigue generando Trump, su vuelta a la Casa Blanca este próximo lunes empeora las perspectivas para la inflación en la región. Los economistas de Schroders, George Brown y David Rees, afirman que "aunque un Trump agresivo podría tratar de ofrecer grandes estímulos fiscales, una demanda más fuerte chocaría rápidamente con un deterioro del lado de la oferta. A pesar de ser parcialmente absorbidos por el dólar más fuerte y los márgenes de beneficio, unos aranceles sustancialmente más altos probablemente aumentarían la inflación de los bienes".
"La mayor amenaza para la inflación probablemente proceda de una restricción de la inmigración, junto con deportaciones masivas, lo que podría conducir a una escasez de mano de obra que, en última instancia, se traduciría en un aumento de los salarios y de la inflación de los servicios", explican desde Schoders. Y los expertos auguran que "los mercados financieros podrían cotizar estas políticas extremas en el transcurso de 2025, incluso si nunca llegan a materializarse, lo que provocaría un aumento de la volatilidad en todas las clases de activos".
Este miércoles, justamente un dato de inflación (ligeramente mejor de lo esperado) ha llevado al rendimiento de los bonos a caer hasta el 4,65%, lo que parece mostrar un nuevo camino para los inversores hacia la renta fija. Aunque, la inflación subió dos décimas hasta el 2,9% interanual, el dato subyacente descendió una décima, hasta el 3,2% y al ser el primer retroceso en los últimos seis meses.
Esto supuso para el mercado una alegría inesperada, que junto con los buenos resultados corporativos de la banca estadounidense, ha logrado darle la vuelta a la cotización de Wall Street y ponerlo en terreno positivo en el año. Como se mencionaba anteriormente, el S&P 500 consigue un 1,2% de alza anual, cifra que comparte con el índice tecnológico de Nueva York, el Nasdaq 100. En cambio, el índice del selectivo industrial Dow Jones es el más alcista en lo que va de año, con un 1,7% de subida.
A este lado del Atlántico, Europa todavía le lleva la delantera a EEUU en los ascensos de este 2025. El EuroStoxx 50 es el índice más alcista del año, con un ascenso del 4,3%, seguido por el Dax alemán, que suma un 3,8%. Mientras que, el Cac 40 ha logrado adelantar un 3,4% aupada por los últimos resultados de las empresas de lujo, su negocio más influyente y que entró en una crisis durante el 2024 por la debilidad de sus ventas en China. Mientras, el Ibex 35 se quedo relegado, aunque adelanta un 2,1% en lo que va de año.