Bolsa, mercados y cotizaciones

La inversión nefanda en criptomonedas que es un pequeño máster en mercados

Criptodivisas. Dreamstime

Para la prensa lo que sucede en el nuevo mundo de las inversiones es la mayor de las oportunidades. Me han tenido casi que hacer una lobotomía para que me adentre en el mundo de las criptomonedas y, después de dos meses en los que casi he duplicado el ridículo dinero que he puesto en juego, tengo en cartera porciones residuales de 50 activos -por si alguno se dispara miles por cientos-, y ya puedo sacar alguna conclusión.

Mi resistencia a las criptomonedas era casi atávica porque siempre he pensado que detrás del comportamiento de un título cotizado, especialmente si se trata de acciones, se encuentran las expectativas de beneficio. Por este motivo he obligado a que toda persona que se ha incorporado a la sección de Mercados de elEconomista.es desde su fundación sepa desde el primer día que es el PER de una compañía. Para saber cómo se está comprando de caro o barato algo en bolsa en relación al beneficio de sus comparables.

Por este motivo, después incluso de haber duplicado el dinero, mi aproximación a este mundo es que se trata de una inversión nefanda. He especulado tratando de comprar bajo y vender más alto, sin entender qué es lo que estaba adquiriendo pese a leer mucho sobre qué hacían las monedas virtuales, con absoluta opacidad sobre las expectativas de beneficio de lo que estaba adquiriendo. He roto con el principio racional de cualquier inversión al no entender qué hacían casi la totalidad de criptos en las que he especulado. He generado porcentajes vergonzosos de comisiones a la plataforma en la que compraba y vendía con casi dos centenares de operaciones. He descubierto que además del alto coste de intermediación que abonaba estaba sufriendo en precio de mercado otro oneroso robo; y, por supuesto, no habría admitido en ningún tipo de activo de inversión la volatilidad que en dos meses he visto con las criptos. He generado un 93% de rentabilidad, pero el 7 de diciembre lograba un 136%.

En mi caso decidí embarcarme en esto del periodismo financiero porque creo que este oficio responde a cubrir necesidades de la sociedad. Y una de las mayores necesidades es la de convertir ahorradores en inversores. Hoy, cuando dentro de nada se cumplirán casi veinte años de los cimientos de elEconomista.es, en ese intento de convertir a la religión de los inversores a millones de ahorradores bajo la premisa de "democratizar la inversuiión"; la puerta de entrada de las nuevas generaciones a los mercados son las criptos.

Puede ser frustraste, ante lo adictivas que son, tratar de convencer a muchos inversores que ahorren con un horizonte de décadas; que se anclen en una parte importante a bolsa; y que mantengan las mismas aportaciones periódicas. Las criptomonedas son un fantástico aprendizaje para la aceleración en la especulación y la deceleración hasta el siniestro total en la realidad sobre el valor de las cosas. Todo un máster en mercados.

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