
No es habitual que un presidente se posicione sin ambages a favor de las criptomonedas. Que Donald Trump promocione las criptos no solo es llamativo, sino que también es uno de los pocos casos entre mandatarios. El republicano defiende el bitcoin, un activo que ha formado parte de su campaña electoral y que se incluye en su programa político. Por eso, hay expectación ante su próxima legislatura y las medidas que pueda tomar en este ámbito.
Trump no es cualquiera: es el presidente de la mayor potencia del mundo -con todo lo que ello puede implicar para la industria de los activos digitales-. Aunque Nayib Bukele haya ido por delante, las repercusiones de la adopción de El Salvador del bitcoin han sido muy limitadas a nivel global. El país se convirtió en el primero del mundo en adoptar esa cripto como moneda de curso legal en 2021. Sin embargo, el peso de la nación centroamericana en el plano internacional es escaso. Justo lo contrario de lo que ocurre con Estados Unidos, cuya influencia global es enorme.
En todo caso, a diferencia de El Salvador, es poco probable que el presidente electo adopte el bitcoin como moneda de curso legal, ya que siempre ha defendido el dólar por encima de todo. Quiere promover las criptomonedas, pero asegurar la fortaleza del dólar y que ambas cuestiones no interfieran.
Pese a que ese extremo no se contempla, Trump ha hecho muchas promesas cripto, como crear una reserva nacional estratégica de bitcoin o convertir a Estados Unidos en la capital mundial del bitcoin. Sin embargo, las medidas que enumera en su programa son más escuetas. En concreto, poner fin a la represión de los demócratas contra las criptomonedas, asegurar el derecho de los estadounidenses a minar bitcoins y garantizar que puedan custodiar criptomonedas en sus carteras privadas. En buena parte, las consecuencias para el mundo cripto van a depender de hasta dónde llegue el presidente y qué decisiones materialice.
En todo caso, los expertos coinciden en que Trump impulsará una regulación más favorecedora hacia las criptomonedas, lo que llevó al bitcoin a renovar máximos históricos en sucesivas ocasiones tras su victoria. Esto proporcionaría más certidumbre legal y abriría la puerta a un mayor emprendimiento e innovación. Precisamente, otro de los efectos de su legislatura podría ser que más compañías o inversores eligieran Estados Unidos para desarrollar su actividad cripto. Además, otras empresas estadounidenses del ámbito financiero tradicional podrían ampliar sus negocios a los activos digitales.
Las empresas que ya están muy vinculadas a las criptomonedas descuentan un entorno más benigno. Algunas firmas públicas lo han reflejado en bolsa, como Coinbase o MicroStrategy. También se espera que Trump favorezca la minería de las criptomonedas y eso también se traslada a las mineras cripto en bolsa.
En la medida en que EEUU adopte las criptomonedas, otros países podrían seguirle. Por ejemplo, si Trump crea esa reserva estratégica de bitcoin, otros podrían copiar este movimiento. Eso favorecería los precios y también podría dar lugar a más normalidad gubernamental, institucional y minorista hacia las criptomonedas.
Aunque Trump todavía no ha tomado posesión en el cargo -lo hará el 20 de enero-, se empiezan a ver algunos movimientos favorables. De hecho, uno de los cambios más esperados por los defensores de los criptoactivos era la presidencia de la SEC, el regulador del mercado. Gary Gensler está al frente de la institución y anunció a finales de noviembre que abandonará su puesto cuando el político republicano entre en la Casa Blanca. Aunque podría seguir hasta que finalice su turno, es habitual que cuando hay elecciones, estos cargos se retiren.
Trump ha confirmado a Paul Atkins para el cargo, quien tiene una visión más laxa hacia la regulación, con el objetivo también de favorecer la innovación. Atkins ya ha sido comisionado de la SEC y tiene una consultora especializada en litigación, cumplimiento normativo y estrategia regulatoria.
En muchas ocasiones, su antecesor Gensler se ha mostrado crítico con las criptomonedas y el fin de su mandato en el organismo es toda una declaración de intenciones. De hecho, XRP, la moneda de Ripple, ha registrado un auténtico subidón desde que Trump venció en los comicios, mucho más que la revalorización del bitcoin en este periodo. Esta criptomoneda renovó máximos históricos y su precio se ha multiplicado por cuatro. O, lo que es lo mismo, su acenso ha sido superior al 300%.
La razón es que XRP tiene una causa abierta con la SEC desde hace años y hay quienes están descontado que la llegada de Trump y el cambio en el liderazgo del organismo van a beneficiar enormemente a las criptomonedas y a los procedimientos que tienen abiertos las empresas cripto con las autoridades.