Llevamos semanas viendo cómo el precio de la luz alcanza máximos históricos. La mala noticia es que la situación no va a variar mucho lo que resta de año y, lo más probable, es que se extienda hasta la próxima primavera. ¿Por qué? Fundamentalmente, por dos razones: los altos precios de los derechos de emisión de CO2 y el encarecimiento del gas natural.