Si hay un tipo de cliente fiel es aquel que pone su dinero en el fondo de una gestora independiente. A fin de cuentas, deben confiar que a largo plazo la estrategia del equipo gestor va a proporcionarle una revalorización adecuada de su patrimonio, lo que requiere tener mayor conocimientos financieros que la media de los inversores en fondos para, no solo no sucumbir al temor en las caídas de los mercados, sino incluso para incrementar su inversión.

Si a la hora de hablar de los mercados financieros, hasta el más neófito de los ahorradores tiene en mente las cotizaciones de las compañías listadas en un índice cualquiera, esa imagen icónica puede cambiar radicalmente en los próximos años. El crecimiento imparable de la gestión pasiva, gracias a la competencia en costes que representa para los fondos supuestamente activos, ha llevado a las gestoras a buscar fuentes de diversificación de ingresos para compensar esa pérdida.

Invertir en renta variable parece sencillo cuando las bolsas siguen una tendencia alcista, pese a la volatilidad que la acompaña, y los inversores no quieren perderse las ganancias. Pero cuando se producen fuertes caídas, y en todos los mercados, como la que ocurrió a principios de agosto, donde el Nikkei japonés se desangró un 12% y arrastró al resto de parqués mundiales, con correcciones del 5% en el S&P 500, con un efecto de onda en el petróleo y hasta los criptoactivos, es inevitable que los inversores se pongan muy nerviosos, piensen que se han equivocado al apostar por la renta variable y aprieten el botón de vender. Al fin y al cabo, superar la ansiedad del miedo a perder aún más es una de las pruebas de fuego que conlleva la inversión a largo plazo y no todos los inversores están preparados para soportarlo.

Hablar de gestión pasiva y bolsa norteamericana puede sonar redundante a ojos de los inversores, puesto que la simbiosis entre ambas es tan elevada que no se explicaría el crecimiento de los ETF sin la capacidad de atracción de capitales de la segunda. A fin de cuentas, es uno de los mercados bursátiles más eficientes que existen en el mundo y la pericia de los gestores activos para batir a largo plazo al índice por excelencia, el S&P 500, es bastante limitada.

Los millonarios, no por tener dinero, quieren pagar de más por la gestión de su patrimonio. Y, con la reducción de costes que representa la gestión pasiva, muchas firmas de banca privada se han lanzado a ofrecer un servicio de carteras indexadas, empujadas en parte por la aparición en los últimos años de roboadvisors o gestores automatizados como Indexa, Finizens o InbestMe, que, aunque todavía están lejos de alcanzar los volúmenes que manejan las grandes entidades financieras en gestión de carteras, cada vez ganan más peso entre las preferencias de los inversores.

Si hay una temática que ha fascinado a los inversores desde hace años es la tecnología. No es para menos, ya que existe un grupo de firmas que se han convertido en iconos del nuevo siglo: las Siete Magníficas. Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta, Nvidia y Tesla han permitido que la rentabilidad anualizada a diez años de los fondos tecnológicos sea del 32%, según datos de Morningstar, un porcentaje difícil de batir por cualquier gestor activo. Hasta tal punto el crecimiento de estas compañías ha sido imparable que un tercio como mínimo de las carteras de los vehículos especializados en esta categoría están concentrados en estos gigantes, que también aparecen en cualquier fondo de renta variable global que quiere distanciarse de sus competidores.

Las empresas de pequeña y mediana capitalización comienzan a enseñar la patita frente a los gigantes tecnológicos y las grandes firmas. El camino hacia un escenario de rebaja de tipos parece cada vez más cercano en Estados Unidos, mientras que en Europa ya ha comenzado y se espera que continúe después del verano, siempre que los datos macro respalden esta estrategia de los bancos centrales, teniendo en cuenta que la normalización de los tipos de interés dejará la inflación en un nivel más elevado que en la última década.

Si 2022 fue el año de Azvalor, 2024 está camino de ser el año de Cobas. La gestora de Francisco García Paramés no solo tiene situado a su fondo de bolsa española entre los tres mejores de gestión activa por rentabilidad en el año, sino que entre los diez productos de renta variable global más activos también se encuentran dos de la firma, Cobas Selección y Cobas Internacional, en séptima y novena posición, respectivamente, con un 20,11% y un 19,76%. Y Cobas Grandes Compañías también se encuentra en un buen lugar de la clasificación de elEconomista.es, en el 22º puesto, con un rendimiento del 17,29%.

Muchos gestores de fondos activos de bolsa española están demostrando este año su buen hacer, ya que de los treinta vehículos de inversión que componen la clasificación de elEconomista.es, once superan el rendimiento del 10,53% del Ibex en el año. Pero si se compara la rentabilidad de estos fondos con el 14,13% del Ibex con dividendos, el número de vehículos de esta categoría que logran un rendimiento mayor se reduce a cinco, aunque la revalorización que obtienen es mucho mayor.

Los fondos gestionados por José Ramón Boluda y Gabriel Castro, Sigma Internacional y Gamma Global, han cumplido algo más de tres años desde su lanzamiento en Singular Bank y ya cuentan con las cinco estrellas de Morningstar, lo que da fe de la consistencia de unas estrategias que en el caso del primero, un fondo de renta variable global, ofrece una rentabilidad anualizada del 11,13%, mientras que en el caso del segundo, un fondo mixto defensivo, proporciona un 4,77%. En la cartera de Sigma aparecen firmas relacionadas con los videojuegos, como Embracer, los medios de pago, como Fairfax India, con el transporte marítimo, como Navios Maritime, con las infraestructuras para compañías de energía, como Golar, o las plataformas de comercio electrónico chinas, como Alibaba o JD. Pero también tienen cabida firmas españolas como Talgo y Grifols, en la que consideran que vender por debajo de 18 euros en que la valoran en una posible opa no sería una opción de su agrado.