
Si a la hora de hablar de los mercados financieros, hasta el más neófito de los ahorradores tiene en mente las cotizaciones de las compañías listadas en un índice cualquiera, esa imagen icónica puede cambiar radicalmente en los próximos años. El crecimiento imparable de la gestión pasiva, gracias a la competencia en costes que representa para los fondos supuestamente activos, ha llevado a las gestoras a buscar fuentes de diversificación de ingresos para compensar esa pérdida.
Y los mercados privados se han convertido en uno de los segmentos predilectos, ya que a cambio de mayores estimaciones de rentabilidad a largo plazo, que pueden ser incluso de doble dígito, pueden aplicar comisiones más elevadas que en cualquier otro producto financiero, a cambio también de mayor iliquidez en las carteras para los inversores.
Esta apuesta por los mercados privados hará que los activos bajo gestión de estos vehículos de inversión alcancen un volumen global de entre 60 y 65 billones de dólares en 2032, según las estimaciones realizadas por los analistas de la consultora Bain and Company, lo que permitirá a su vez que los ingresos por comisiones prácticamente se doblen en ocho años, al pasar de los 0,9 billones a los dos billones de dólares en este período.
Hay que tener en cuenta que el margen de beneficio de las gestoras de fondos se ha reducido de manera drástica en los últimos años, hasta el punto de que la brecha media entre los costes y los ingresos por la gestión de activos se ha rebajado a la mitad desde hace más de cinco lustros, en un contexto de fuerte crecimiento de la gestión pasiva en los últimos años.
Al tiempo, lo que empezó como una búsqueda de diversificación de rentabilidad de las carteras en la larga década de tipos de interés bajo cero, en la que los activos tradicionalmente conservadores no ofrecían remuneración, se ha acabado convirtiendo en el segmento de negocio más lucrativo para las gestoras. De ahí que las previsiones apunten a que el volumen de los mercados privados llegue a representar un 30% de los activos globales.
De los 65 billones de dólares estimados por Bain and Company que alcanzarán a principios de la próxima década los activos alternativos, los fondos de private equity acapararán la mitad, seguidos de los fondos de deuda privada, que pueden llegar a los 20 billones, y los de infraestructuras, que se moverán entre una horquilla de cinco y siete billones. Para los hedge funds y activos inmobiliarios, la consultora estima unos volúmenes de cuatro billones de dólares cada uno.
Unas cifras que son más precavidas que las estimaciones de gestoras internacionales como BlackRock, que proyecta un volumen de 3,5 billones de dólares para los activos de deuda privada en tan solo cuatro años.
De hecho, la firma presidida por Larry Fink está apostando fuertemente por el crecimiento en el segmento de los activos alternativos, como demuestra la compra del gigante de las infraestructuras Global Infrastructure Partners (GIP) por valor de 12.500 millones de dólares, en una operación que contará con una cartera conjunta de 150.000 millones en activos bajo gestión; y la más reciente del provedor de datos de mercados privados Prequin, por 3.000 millones.

Operaciones que están consiguiendo que las gestoras de fondos incrementen su valor en bolsa, como explica el informe de Bain and Company, que ha analizado los cambios de los últimos cuatro años, con datos hasta abril de 2024. De esta manera, JP Morgan ha alcanzado una capitalización de 551.000 millones de dólares, seguida de Bank of America (con 289.000 millones), Wells Fargo (208.000 millones) y Morgan Stanley (148.000 millones). BlackRock, con 112.000 millones, adelantaba a KKR, con 82.000 millones de dólares. Una situación que resulta algo paradójica: el incremento del valor en bolsa de firmas que apuestan fuertemente por los mercados no cotizados.
Apuesta por el cliente 'retail'
Este crecimiento de los activos alternativos vendrá acompañado no solamente de los clientes institucionales, tradicionales inversores en este tipo de vehículos al ajustarse a sus necesidades de inversión a largo plazo, sino del cada vez mayor interés de los clientes minoristas, pese a que la normalización de los tipos de interés ha devuelto la rentabilidad a los activos conservadores.
Según las estimaciones de Bain and Company, de los 60 billones que pueden alcanzar los activos globales de mercados privados en ocho años, el porcentaje que puede representar el canal retail es del 22%, seis puntos porcentuales más de lo que representaba hace dos años, uno de los crecimientos más fuertes junto a los fondos soberanos, que acopiarían el 30%.
El desarrollo tecnológico y una mayor educación financiera serán claves para esta expansión de la venta para los clientes minoristas.