Opinión
Los empresarios le han torcido por primera vez el brazo al Gobierno de Pedro Sánchez, que ya había incluido en los Presupuestos y en el plan fiscal enviado a Bruselas una prórroga del impuesto a energéticas y a bancos. Y no es la única ocasión, porque el martes la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se vio forzada a prorrogar por enésima vez la negociación de la reducción de la jornada laboral. Una muestra de que sí puede parar los pies al Gobierno. En ambos movimientos, fue esencial el voto de Junts, la formación de Puigdemont, está dispuesta a hacer sudar la gota gorda a Sánchez para aprobar sus Presupuestos y otras leyes económicas. ¿La complejidad ideológica de la actual coalición de Gobierno puede volverse en su contra en los próximos meses?