
En la misma semana que el ex primer ministro de Italia y ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, presentó su informe sobre "El futuro de la competitividad de Europa" en el que advierte de la creciente penetración de productos chinos en el continente, Sánchez se pronuncia en contra de los aranceles a la industria del automóvil de este país, una de las medidas tomadas por la Unión Europea para proteger su industria. Sánchez fue amonestado por un portavoz de la UE.
Sus palabras se produjeron justo después de su entrevista con el primer ministro, Xi Jinping, y de que la china Envision anunciara la construcción de una fábrica de electrolizadores en nuestro país por mil millones. España es, además, uno de los firmes candidatos a atraer la futura fábrica de MG, la automovilística china que más vende en Europa, para evitar los aranceles del 37 por ciento que Bruselas acordó a partir del próximo año.
Mientas Sánchez se rasga las vestiduras con los aranceles, altos cargos del Ministerio de Industria se frotan las manos. Ven una gran oportunidad porque cada vez más empresas chinas se verán forzadas a trasladar su producción a Europa para evitar los aranceles. Este verano se anunciaron media docena de plantas chinas en España e se espera que con la visita de Sánchez más constructores se animen.
La paradoja es que mientras Draghi anuncia que Europa está perdiendo la carrera de la innovación y cada vez tiene más dificultades para compatibilizar la descarbonización con la competitividad, el presidente español se lance a por los inversores chinos gracias al talonario de los fondos Next Generation. El Gobierno utilizará un truco para puentear a Europa: la presencia de un socio español en los consorcios que se formen y la promesa de que la tecnología se quede aquí.
Una fórmula ensayada con éxito en Zona Franca, donde la china Chery construirá los modelos Omoda 5 y Jaecoo 7 a cambio de recibir ayudas europeas para su instalación tras su partenariado con la española Ebro.¿Dónde está la innovación? En ninguna parte. Más bien se trata de importar tecnología china, subvencionada por su Gobierno, para acabar de rematar a la industria europea.
La semana anterior al viaje de Sánchez, Volkswagen anunciaba que, por primera vez en su historia, se planteaba el cierre de un par de plantas en Alemania, la cuna de la marca, por la caída de las ventas en torno al diez por ciento. La noticia cayó como una bomba en el primer productor europeo del motor, sede tres de los cinco grandes grupos europeos del sector. El gigante germano es la marca europea con más dificultades para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones planteados hasta 2030, por lo que tendrá que hacer frente a cuantiosas sanciones económicas, que agravarán su débil competitividad.El informe Draghi dibuja con claridad la situación.
"Si los beneficios de la energía limpia no se traducen en menores precios, los elevados costes energéticos terminarán por frenar el crecimiento". Asimismo, advierte que si hogares y empresas no perciben los beneficios de la descarbonización, este proceso podría acabar por perder apoyo social. En este sentido, señala que incrementar la dependencia con China podría ser una forma de acelerar la descarbonización, pero a riesgo de que sectores estratégicos y claves para la competitividad se hundan, como el automovilístico. Europa adoptó un ambicioso objetivo de cero emisiones en el tubo de escape en 2035, sin asegurarse un impulso similar en la cadena de suministro ni en el desarrollo de una red de infraestructura de carga. Por ejemplo, la Comisión no lanzó la Alianza de Baterías hasta 2017.
China domina el mercado de las tierras raras, desde el litio al níquel, utilizado en las baterías, lo que aumenta la dependencia y las dificultades para competir con el gigante asiático.¿Por qué Europa no apostó en paralelo por los combustibles alternativos, que permiten mantener su ventaja competitiva en la construcción de motores, donde fue líder durante décadas? Y más cuando la venta de eléctricos está estancándose en toda Europa, por la desconfianza que genera entre los consumidores y los problemas para su recarga.
China, por el contrario, desarrolló desde 2012 sus cadenas de suministro para vehículos eléctricos, con avances más rápidos en todos los frentes. El resultado es que los automóviles chinos son por término medio un tercio más baratos que los europeos. Este porcentaje alcanza hasta el 50 por ciento, en el caso de los eléctricos. Por ello, las importaciones se multiplicaron por cinco entre 2017 y 2022. ¿Cómo va a superar Europa este gap de competitividad con una economía que crece al ralentí? El gas barato sobre el que basó su industrialización el Norte de Europa desapareció con la crisis rusa. Draghi señala que Europa paga por su energía entre dos y cuatro veces mas que EEUU ó China.
La guerra de Ucrania también acabó con el paraguas de seguridad que proporcionaba EEUU, lo que obligará a desarrollar una industria defensiva junto a las políticas de seguridad nacional para reducir la dependencia externa.Draghi aboga por un fuerte alza de la inversión pública y privada y una reforma de la gobernanza, que incluya la política de Competencia. El ex primer ministro sugiere una pausa normativa. No no se trataría sólo de parar la regulación durante unos años, sino de regular mejor, con unos análisis de impacto bien justificados y las consultas respectivas con sector privado y agentes sociales. para el despliegue de las nuevas tecnologías.
Un tercio los unicornios europeos acaban marchándose a EEUU por las trabas regulatorias y financieras para crecer. Entre 2009 y 2014, EEUU aprobó 3.500 regulaciones y la UE 13.000, y además carece de un análisis coste-beneficio. ¿Y cómo se financia todo esto? El ex presidente del BCE pide invertir 800.000 millones anuales, el 5 por ciento del PIB, en un total de 10 sectores: energía, materiales críticos, digitalización y tecnologías avanzadas, industrias intensivas en energía, tecnologías limpias, sector del automóvil, defensa, espacio, sector farmacéutico y transporte. La financiación exigiría más recursos privados, una mejora de los mercados europeos de capitales, así como completar la Unión Bancaria. Pero, sobre todo, mayores recursos públicos que serían sufragados con deuda conjunta europea.
El problema es que desde hace años hay fuertes resistencias de los países del Norte. Ya se opusieron a la emisión de deuda conjunta para los Next Generation que, por otro lado, no están generando el impulso económico esperado.La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, prometió convertir el informe Draghi en su plan de gobierno o, por lo menos, en su hoja de ruta, lo que ofrece cierta confianza en que algunos de los graves errores cometidos en los últimos años sean corregidos en la nueva legislatura.
Pero las dificultades internas de la coalición del canciller Scholz para mantenerse en pie o del presidente Macron para formar un gobierno de consenso en Francia, así como la presión migratoria que soporta Giorgia Meloni en Italia hacen temer que se dé prioridad a los problemas nacionales y las reformas urgentes que Draghi detalla en su informe acaben en un segundo plano ó en el baúl de los recuerdos. Sánchez quiere convertir España en la puerta de entrada de las automovilisticas chinas, una especie de Bienvenido Míster Marsahll chino, sin considerar los riesgos económicos y de seguridad. Ahora entenderán porqué Europa está al borde de perder la carrera por la cuarta revolución industrial.
PD.-El presidente se quitó la careta en la inauguración del curso político al anunciar una subida de impuestos para "los del Lamborghini". Pero los últimos datos facilitados por Hacienda muestran una caída por primera vez de los declarantes de Patrimonio. El primer ministro francés, François Holland, ya creó un impuesto a las grandes fortunas que provocó la diáspora de los grandes patrimonios franceses.