
El informe sobre las 250 mayores empresas energéticas, elaborado por Informa D&B y elEconomista.es, desvela que más de la mitad, exactamente 131, desarrollan su actividad principal en el ámbito de la producción y comercialización de derivados del petróleo y otros combustibles. Asimismo, las que más incrementaron su facturación también pertenecen en su mayoría a este sector. Biomar Oil, Idesamgar, PGI Carburantes, Hatta Energy, Carsermas, Omega Fuels, Hermond Fuel Products, Olivia Petroleum, SIS Carburantes y Petronova registran alzas en sus ventas superiores al 500%.
El Pacto Verde europeo puso el énfasis en el despliegue de las renovables y el Plan de Energía y Clima (PNIEC) que acaba de actualizar la aún vicepresidenta y responsable de Transformación Ecológica, Teresa Ribera, marca ambiciosas metas para el crecimiento de este tipo de energías en las próximas décadas.
Sin embargo, la realidad es tozuda en ocasiones como la actual. Las petroleras copan los primeros puestos del ranking tanto en facturación como beneficios. Los números cantan y muestran que la transición ecológica está en pañales. Sólo el 5% del parque automovilístico está electrificado y los fabricantes piden que se alargue en tres años la fecha para las emisiones cero.
En el ámbito industrial, el problema está centrado en las redes. S&P señala que son necesarias inversiones de 700.000 millones de aquí a 2030 en Europa (alrededor de cien mil millones anuales) para cumplir los objetivos de cambio climático. En nuestro país, la situación es aún más complicada, porque las inversiones están topadas por ley, lo que limita tanto el despliegue de las infraestructuras para el coche eléctrico como para las instalaciones industriales -esto es lo más grave-, véase el ejemplo de los centros de datos.
La producción mundial de crudo creció en 2023 en más de dos millones de barriles diarios (mbd) hasta superar los 103 mbd en julio de 2024, y se espera que en el resto del año y 2025 siga al alza, aunque a menor ritmo. Tras crisis como las de Ucrania, Gaza o el Mar Rojo, la extrema inestabilidad geopolítica apenas se refleja en el barril, que se mantiene en un rango de 70-90 dólares, lejos de los 120 dólares de 2022, tras la invasión de Ucrania. La situación de Venezuela tampoco ha influido en el mercado, más atentos a las decisiones de la OPEP+ y a la debilidad de la demanda china.
En el escenario cero emisiones netas de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la producción de crudo debería reducirse a 77 mbd en 2030 y a 24 mbd en 2050. Sustituir las importaciones de crudo por renovables reforzará la seguridad energética y económica de España o de la UE. Urge una estrategia de transición energética, que no merme su competitividad. El petróleo no será fácil de sustituir a corto o medio plazo.