Director de elEconomista

La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, convocó por sorpresa a comienzos de la semana pasada a los máximos responsables de la banca española para intercambiar las primeras impresiones sobre la marcha del sector tras el fin del verano. La cita tenía sabor a despedida, según uno de los asistentes. Calviño se mostró confiada durante el encuentro de lograr el respaldo de los gobiernos francés y alemán para la presidencia del BEI y deslizó que su intención era dejar el cargo a finales de año para incorporarse el próximo a la entidad europea.

Las grandes empresas no están acostumbradas a las sorpresas. El martes pasado, el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, interrumpió su agenda de trabajo en California después de conocer que la empresa pública de comunicaciones saudí, STC, había comprado el 9,9 de la multinacional española, convirtiéndose en el primer accionista. El anuncio pilló por sorpresa tanto en Telefónica como al Gobierno español, que debe autorizar su operación al tratarse de una empresa vinculada a seguridad nacional.

La economía china se tambalea por la crisis inmobiliaria y la Occidental se desacelera con Powell y Lagarde pendientes de otra subida de tipos de interés este otoño, mientras en España entramos en otoño sin Gobierno y con la perspectiva de tener uno fragmentado, con un débil margen de maniobra para sacar las leyes adelante.

Si el 28-M el mapa de España se tiñó de azul, con solo dos autonomías Asturias y Castilla-La Mancha en rojo, ¿qué ha pasado en las elecciones del 23-J para que la victoria no se repita? En otras palabras, qué fue del movimiento antisanchista, que se llevó por delante los gobiernos de Aragón, Extremadura o de la Comunidad Valenciana. La cuestión tiene respuestas diferentes, según el interlocutor al que preguntes. Las críticas internas apuntan a tres grandes motivos.

Feijóo opta deliberadamente por distanciarse de Vox, señalando reiteradamente que no le gustaría gobernar con Abascal, para arañar votos socialistas. Pero no va a tener otro remedio, si logran sumar mayoría absoluta. Con esta hipótesis es difícil hacer predicciones de política económica, porque va a depender de las mayorías del Ejecutivo para sacar sus proyectos adelante.

La economía suele ser la asignatura pendiente de los presidentes socialistas. Pedro Sánchez quiso centrar el debate con Feijóo en ello, pensando que la tenía controlado y que iba a ser un paseo triunfal. Pero demostró que no tiene idea, necesitaba dos tardes de lección, como hizo el exministro Sevilla con Zapatero antes de llegar a La Moncloa.

Al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, le gustan las sorpresas. No sólo ha encargado a las Big Four (Deloitte, Price KPMG y EY) que le propongan perfiles directivos para profesionalizar la gestión de un hipotético Gobierno del PP, sino que además va soltando algunas perlas que descolocan a sus asesores. Hace una semana señaló que la reforma laboral es "sustancialmente" buena y que salvo algún "ajuste" no hará cambios. La sorpresa fue mayúscula entre los redactores del programa económico, que se preparaban para separar, al menos estadísticamente la cifra de los fijos discontinuos, una de las figuras más controvertidas de la reforma laboral. Para más Inri, en el programa electoral se recoge "la actualización del SMI en el marco del diálogo social".

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, acude a apoyar a Ayuso, junto a los presidentes de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón. Pero los focos de las televisiones que abarrotan el patio de columnas de Sol se fijan en otra persona: la candidata a la presidencia de Extremadura, María Guardiola.

Muchos economistas pronosticaron una recesión en Europa para finales del año pasado. La profecía se cumplió en el segundo trimestre de este año, al registrar dos trimestres seguidos de crecimientos negativos en los países del euro. Sin embargo, en España varias instituciones revisaron al alza sus pronósticos para este año. La última, el Banco de España, que elevó el PIB al 2,6%.

"Si no es Nadia no hay nadie", la frase pronunciada por Pedro Sánchez, en el Comité Federal celebrado tras la derrota del 28-M pretendía levantar el ánimo en los socialistas y situar la pelota en el terreno que más le gusta: la economía. El presidente presume de gestión y centrará sus ataques en uno de los puntos débiles del PP en los últimos años: la falta de un equipo económico.