Director de elEconomista

La sede madrileña del PP vive un ajetreo incesante de asesores, empresarios y lobistas de todo tipo que entran y salen a exponer sus problemas e intentar vislumbrar el futuro. La noche electoral del 28-M fue un huracán que lo cambió todo. Alberto Núñez Feijóo pasó de candidato de la oposición al presidente in péctore. Hasta en la Administración, los altos cargos socialistas están en retirada para dar paso a los nuevos favoritos.

Sánchez quiere emular la jugada de las elecciones legislativas de 2019, cuando aprovechó la foto de las tres derechas (PP, Ciudadanos y Vox) en la manifestación de la plaza de Colón madrileña, bajo una enorme bandera de España, para adelantar los comicios. En aquella ocasión, antes consultó a sus dos personas de mayor confianza, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y el secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos. Ahora tomó la decisión en soledad y luego lo debatió con María Jesús Montero, número dos del POSE; Félix Bolaños, ministro de Presidencia; Óscar López, jefe de Gabinete, y Santos Cerdán, secretario general del PSOE.

La pandemia y la guerra con Ucrania han consolidado una nueva geopolítica, cuya tendencia ya se venía apuntando en los últimos años. Los reiterados ataques de Trump a China, así como el veto a la exportación de tecnología al gigante amarillo, no respondían a las manías del dirigente americano, sino que instauró una nueva corriente comercial, confirmada después por su sucesor, el presidente Joe Biden.

Las elecciones de este fin de semana desprenden aroma de primarias. Esa es la creencia más extendida en el mundo empresarial, muy enojado por los frecuentes ataques de Sánchez. La posible pérdida de algunas autonomías importantes como la Comunidad Valenciana o Baleares ha abierto una expectativa de cambio con la mirada puesta en las generales de finales de año.

Desde hace unos meses se ha instalado la sensación de que la economía española es resistente a las crisis y encabeza el crecimiento en Europa. Pero aquí puede pasar como en Santillana del Mar, al que los cántabros conocen como el pueblo de las tres mentiras porque ni es santa ni llana ni tiene mar.

Pedro Sánchez desvía la preocupación de los ciudadanos por llegar a fin de mes con los precios de los alimentos disparados y los tipos de interés al alza. Si en la campaña para las legislativas puso en marcha los viernes electorales, en esta ocasión los anuncios y dádivas se dan a conocer en fin de semana. En lo que llevamos de mes se ha comprometido a gastar alrededor de 12.000 millones, un tercio de todo el programa de medidas energéticas puesto en marcha para combatir la guerra de Ucrania.

Por qué la economía resistió mejor de lo previsto el impacto de la guerra? o ¿cuáles son sus principales fortalezas y, sobre todo, sus grandes debilidades y amenazas en los próximos meses? La respuesta a estas y otras interesantes preguntas está recogida en el Programa de Estabilidad 2023-2026 que Calviño envió a Bruselas el último viernes de mayo, cuando muchos españoles emprendían un puente festivo.

Después de aprobar en las últimas semanas las reformas de las pensiones y de la vivienda, Sánchez quiere hacer de la economía su caballo de batalla para las próximas elecciones autonómicas y municipales. Los socialistas presumen de haber acabado con la política de recortes del PP y de preservar el Estado de bienestar .

Los hospitales están colapsados, los tiempos de espera para operaciones quirúrgicas suben de 113 a 122 días, con casi 800.000 pacientes en listas de espera y los servicios de atención primaria son insuficientes. Todos estos problemas seguro que le suenan, responden a un rápido diagnóstico sobre la sanidad pública en nuestro país. Aún así las calles de las grandes capitales se llenan de batas blancas y de miles de ciudadanos cada vez que un sindicato de médicos o enfermeras convoca una protesta en defensa de la sanidad pública. Pero… ¿es eficiente?, y, sobre todo, ¿es sostenible? Son algunas de las preguntas que habría que responder con la razón y no sólo con el corazón.

"Gestión, gestión y gestión". La frase quizá la atribuya a alguno de los ex presidentes del PP como Rajoy ó Aznar. Pero es de Sánchez y fue pronunciada en un reciente mitin para presumir de su magnífica gestión económica. Después de grandes reformas como la laboral, la subida del SMI en más del 60%, la creación de los fijos discontinuos o el incremento del empleo público en el 50%, así como de las cotizaciones sociales gracias a una reforma de las pensiones insostenible, el presidente pone el broche de oro a su gestión con la Ley de Vivienda, con el objetivo de levantar el quinto pilar del Estado del bienestar.