
Por qué la economía resistió mejor de lo previsto el impacto de la guerra? o ¿cuáles son sus principales fortalezas y, sobre todo, sus grandes debilidades y amenazas en los próximos meses? La respuesta a estas y otras interesantes preguntas está recogida en el Programa de Estabilidad 2023-2026 que Calviño envió a Bruselas el último viernes de mayo, cuando muchos españoles emprendían un puente festivo.
En el documento, de más de 120 páginas, el Gobierno muestra su contento porque "en un año 2022 marcado por la fuerte subida de precios de la energía y las materias primas, la economía registró un crecimiento del 5,5%, por segundo año consecutivo, superando ampliamente todas las previsiones y mostrando una notable resiliencia".
Según su análisis, "en la primera mitad del año fue el consumo privado, impulsado por el ahorro embalsado desde 2020, el que impulsó la actividad", mientras que en la segunda "los principales motores del crecimiento fueron el sector exterior y el intenso despliegue del Plan de Recuperación, que aportaron 2,3 y 1,3 puntos, respectivamente, al PIB".
El tirón del sector exterior se basó en la exportación de servicios, tanto de carácter turístico como del resto, pero sobre todo los primeros. "Las exportaciones turísticas no solo recuperaron los niveles pre-Covid, sino que ganaron cuota de mercado a sus principales competidores europeos".
El texto cita otros factores como la "excepción ibérica", que rebajó en cinco puntos la inflación en el segundo semestre y mejoró la competitividad de las empresas o la reforma laboral". Sobre ésta, asegura que es la causante de que "la ocupación registre el mayor incremento en 15 años", con casi 20,5 millones de personas trabajando y un millón de empleos más que antes de la pandemia, aunque en ningún momento menciona el reparto del trabajo provocado por los fijos discontinuos.
La resistencia frente a la crisis se explica, en gran parte, por el cambio estructural de la economía española hacia el exterior. Una transformación que se produjo como consecuencia de la crisis de 2008, con los gobiernos de Zapatero y de Rajoy.
"Desde 1999, España es la única de las principales economías de la zona euro que ha logrado mantener su cuota de exportador en la UE, a pesar de la llegada de nuevos competidores y los variados shocks económicos", señala el texto.
La primera conclusión, por tanto, es que, ante la ausencia de industria, fueron el dinero procedente de Europa a través los planes Next Generation, la exportación de servicios y el turismo, la gallina de los huevos de oro durante décadas, lo que nos salvó de la quema en 2022.
"En suma, la sólida posición exterior de la economía está permitiendo superar el impacto de la guerra", sentencia Calviño en el programa enviado a la Comisión Europea.
¿Y cómo pinta 2023? El Gobierno peca de optimismo y apunta de nuevo al sector exterior y a la demanda de bienes de equipo como los elementos que provocaron un aumento del PIB a tasas interanuales del 3,8% en el primer trimestre y el incremento de casi 600.000 cotizaciones a la Seguridad Social en abril frente al mismo mes del año anterior, más de la mitad de los previstos hasta 2026. Obviamente, el dato de abril está inflada por el efecto Semana Santa.
Sobre los precios, considera que la causa de su estampida está en la energía y reconoce que los márgenes de las empresas de alimentación no son el motivo de su subida, en contra de lo que denuncian sus socios de Podemos. "La evolución de los componentes domésticos de los precios -márgenes y salarios- no está en el origen del tensionamiento de los precios", apunta.
También descarta una espiral inflacionista por los sueldos. "La remuneración por asalariado creció en 2022 menos que los precios al consumo (…) y no apunta por el momento a efectos de segunda ronda".
El Gobierno glosa las excelencias de su política y presume de que las medidas de transformación ecológica y digital impulsaron en dos puntos el crecimiento en la legislatura y redujeron las desigualdades sociales. En este sentido, destaca una eclosión de empleos ligados a las tecnologías de la información. "España se sitúo en los primeros puestos en la utilización de energías renovables", a lo que suma "el gran despliegue en tecnología digital y 5G".
En consecuencia, dibuja un futuro boyante, en el que el ritmo de la economía se acelerará hasta el 2,4% el año que viene y provocará una convergencia del déficit público hacia el objetivo del 3% fijado por Bruselas desde 2024.
Sin embargo, entra en una aparente contradicción cuando a renglón seguido reconoce que la mitad del crecimiento de 2023 (2,1%) proviene del Plan de Recuperación Europea. Es decir, 1,1 puntos, casi el mismo porcentaje que el año pasado o que el próximo.
El Gobierno atribuye la mitad del aumento del PIB a los fondos europeos. Cuando se acaben ¿qué pasará?
Parece que son los fondos europeos y no las reformas emprendidas por Sánchez de motu proprio, junto al ya mencionado tirón del sector exterior, los responsables de que la economía vaya como un cohete, según se colige del informe del Ejecutivo.
Entonces, ¿qué pasará cuando se agoten? La respuesta está en el Programa de Estabilidad: el crecimiento decaerá al 1,8% y 1,7% en 2025 y 2026, respectivamente.
Calviño teme un aumento de la subyacente que fuerce mayores subidas de tipos
En el capítulo de riesgos, Calviño advierte de "una persistente inflación y un endurecimiento más pronunciado de las condiciones financieras". Después de culpar de la súbita alza de los alimentos en el último trimestre del año a varios factores, que van desde la carencia de materias primas ó los cortes de suministros por la guerra a la sequía, reconoce que los precios no están bajo control. "El principal riesgo vendría provocado por una sorpresa de la inflación subyacente de la zona euro en la segunda parte de 2023 que podría conllevar una intervención más agresiva por parte del BCE, lo que presionaría a la baja el crecimiento económico".
En qué quedamos, ¿la inflación va a la baja o no? El Gobierno no lo tiene claro. Esta semana, el BCE aflojó la intensidad de la subida de los tipos de interés hasta solo un cuarto de punto, pero los mercados apuntan a que aún tienen un recorrido desde el 3,75% actual hasta entre el 4% o el 4,5%.
El encarecimiento del dinero, con su letal efecto sobre familias y empresas pequeñas, es el principal cáncer de la economía en estos momentos, aunque el Gobierno lo califica de "riesgo a la baja", porque el endeudamiento es mucho menor que en 2008.
Calviño cita un tercer factor de incertidumbre: "El intenso endurecimiento de las condiciones monetarias (alza de los tipos) puede causar episodios de tensión financiera en el sector bancario (…), pese a que las ratios de capital han aumentado su resiliencia", manifiesta.
El problema no es solo que algún banco pequeño desaparezca por falta de liquidez, como pasó con Silicon Valley Bank o First Republic en Estados Unidos. Las entidades están restringiendo el crédito por temor a un deterioro de las condiciones financieras mayor del previsto, como mostró la encuesta del BCE hecha pública esa semana, que se realizó entre diciembre de 2022 y el 10 de enero de 2023, antes de la crisis bancaria. Ahora, el resultado sería peor. Los bancos españoles son los que más reducen el crédito de la zona euro en hipotecas y préstamos al consumo, a la par que se percibe una caída de la demanda por el aumento de los tipos.
El Gobierno advierte, además, de que los ciudadanos aprovecharán para ahorrar en depósitos, lo que puede frenar el consumo. Pero es que, además, el BCE comenzó en marzo a reducir el balance de bonos adquiridos desde la gran crisis, con la supresión de las líneas de liquidez a la banca, los conocidos LTRO. El recorte de 15.000 euros mensuales se acelerará a partir de junio y encarecer aún más la financiación.
Las maravillosas previsiones del Gobierno pueden quedar en agua de borrajas en el segundo semestre, como reconoce él mismo, si la inflación empeora y el BCE tiene que subir más los tipos de interés.
PD.-Excelente ojo el mostrado por el tándem Brufau-Imaz al frente de Repsol. Después de salirse de Rusia viendo venir las dificultades en enero, tan sólo unas semanas antes de que estallara la guerra de Ucrania, ahora pusieron fin al litigio con la china Sinopec en el Reino Unido, anticipándose a las crecientes tensiones de las empresas chinas en el mundo anglosajón. La seguridad jurídica es esencial para el éxito de las inversiones y leer la geopolítica es clave.