
La pandemia y la guerra con Ucrania han consolidado una nueva geopolítica, cuya tendencia ya se venía apuntando en los últimos años. Los reiterados ataques de Trump a China, así como el veto a la exportación de tecnología al gigante amarillo, no respondían a las manías del dirigente americano, sino que instauró una nueva corriente comercial, confirmada después por su sucesor, el presidente Joe Biden.
El trumpismo inauguró una política de bloques, que tiene continuidad en nuestros días y en los próximos años. El renacimiento del antagonismo entre el bloque del Este, encabezado por Rusia y China, y el de Occidente dio paso a una repatriación de empresas hacia sus países de origen.
Un rápido vistazo a las inversiones españolas en el exterior confirma esta tendencia entre las grandes empresas de nuestro país. Los flujos de la inversión productiva en el extranjero en 2021, el último disponible en las estadísticas del Ministerio de Industria y Comercio, se redujeron el 30,31% con respecto al año precedente. Este recorte está en línea con los datos de los últimos cinco años, en los que la inversión extranjera cayó un sorprendente 28,8%.
Si analizamos los conceptos en que se producen los recortes, las fusiones y adquisiciones caen el 34,8% y las ampliaciones de capital el 24% mientras que el número de nuevas sociedades constituidas en el exterior pasa 1.700 en 2020 y en los cinco años precedentes a sólo 130. A la luz de los datos, parece claro que la apetencia de las multinacionales españolas por salir al exterior es cada vez menor en los últimos años.
En cuanto a la diversidad geográfica, destaca la concentración de las inversiones en cuatro grandes países: Reino Unido, Estados Unidos, Luxemburgo y México. Las islas británicas acaparan un tercio de la suma total, mientras que Estados Unidos atrae otro 21,9%. Entre los dos países suman más del 50% y es otra muestra palpable de cómo las empresas españolas anteponen la seguridad jurídica en países occidentales.
Luxemburgo es el paraíso de las inversiones financieras, donde los grandes fondos tienen su sede y éste es el motivo por el que se cuela en esta posición, mientras que México, aunque se mantiene entre los grandes destinos con el 6% del total, sufre un desplome del 36,4% con respecto a 2020 y del 46,7% frente a los últimos cinco años, por las incertidumbres del Gobierno de AMLO. Ni los países del Este fuera de la Unión Europea ni mucho menos los asiáticos están entre los destinos preferidos por nuestras empresas en el exterior.
Los siguientes en la listas son también países europeas como Suecia, Francia ó Portugal. El segundo destino preferido por el dinero español en América Latina es Brasil, con el 3,2%. En este caso, los flujos sufren un desplome superior al 50% con respecto al último quinquenio, al igual que ocurre en el resto de países del continente latinoamericano.
El Dorado latino se agotó hace años por la inestabilidad política de sus gobiernos, pese al esfuerzo para revitalizar el Mercosur. Las empresas buscan cada vez más socios fiables.