
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, acude a apoyar a Ayuso, junto a los presidentes de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón. Pero los focos de las televisiones que abarrotan el patio de columnas de Sol se fijan en otra persona: la candidata a la presidencia de Extremadura, María Guardiola.
Por la mañana se ha paseado por las televisiones de medio país echando pestes contra VOX y prometiendo que jamás gobernaría con unos socios que niegan la violencia machista y el movimiento LGTBI.
La contundencia de Guardiola, cerrando la puerta a un Gobierno con VOX, causa una conmoción interna en el PP. El presidente valenciano, que pulula por la sala a escasos metros de Guardiola, elude pronunciarse sobre la crisis extremeña. El de Castilla y León llega justo para la toma de posesión y se marcha como una exhalación sin mediar palabra, al igual que Alberto Núñez Feijóo.
Guardiola titubea. Pese a la dureza de sus palabras, confiesa a sus más cercanos que confía en alcanzar un compromiso después de las generales. Desde la sede madrileña de Génova se pidió retrasar el pacto hasta después de la investidura, prevista para el 20 de julio, para no coincidir con las generales. La sensación, sin embargo, es que acababa de quemar todos los puentes de diálogo con su posible socio de Gobierno.
La lideresa extremeña tenía prácticamente cerrado un acuerdo para darles la presidencia de la Cámara, cuando el portavoz de VOX, Jorge Buxadé, tomó cartas en el asunto. La dirección de Madrid intentaba evitar que le pasara como en Valencia, donde los suyos cerraron un compromiso con Mazón prácticamente sin consultar. Buxadé exigió entrar en el Gobierno con al menos tres consejeros, incluido un vicepresidente.
La irrupción de Buxadé trastocó el esquema de las negociaciones, que hasta ese momento se habían centrado en la consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural, y provocó el enfado de Guardiola, lo que explica su salida de tono.
Feijóo pone reglas a Guardiola tras una semana negra que puso en jaque su victoria electoral
La riña entre los dos posibles socios de Gobierno pasó factura rápidamente al PP. La encuesta de Sigma Dos publicada el lunes por El Mundo corroboró que la mayoría absoluta entre PP y VOX estaba en entredicho. Feijóo mandó bajar el ruido político y allanó el camino en una conversación con Abascal. A partir de aquí se produjo el giro copernicano de Guardiola a través de un comunicado ese mismo fin de semana y la reapertura de conversaciones contrarreloj para alcanzar un compromiso antes de la investidura de Guillermo Fernández Vara.
Feijóo cierra una semana negra en la que su hipotético gobierno de coalición estuvo al borde del precipicio. El líder del PP rectificó. Se dio cuenta que no podía dejar las negociaciones autonómicas al albur de cada candidato. Las nuevas órdenes son llegar a acuerdos con VOX allí donde sea necesario, pero con unas líneas rojas: que los pactos respeten los principios programáticos en aspectos polémicos como violencia de género ó los derechos LGTBI. "El pacto excluye la violencia machista", se justificó este viernes Guardiola.
El objetivo es volver a apartar el debate electoral de las peleas con Abascal y centrarlo en Sánchez. El presidente aprovechó sus numerosas intervenciones televisivas para atacar los pactos de la derecha y desviar la atención de los asuntos internos.
Feijóo aprovechó su presencia El Hormiguero, de Antena 3, para volver a la arena política con Sánchez. Anunció que ya tiene una vicepresidenta y un ministro de Economía para responder a las críticas sobre la falta de un nombre para debatir con Nadia Calviño.
Sobre la vicepresidenta, en el PP se apunta a la secretaria general, Cuca Gamarra, la encargada de llevar las riendas de los debates parlamentarios desde la caída de Casado. Su posición como cara visible de partido en el Congreso será sustituido por Feijóo, por lo que se da por segura su entrada en el Gobierno. Gamarra es muy sólida, licenciada en derecho por Deusto y con un conocimiento profundo de la administración, como alcaldesa de Logroño. En estas elecciones encabeza la lista por La Rioja.
Feijóo dejó abierto el puesto de ministro de Economía. Fuentes cercanas aseguran que ya ha tentado para el puesto de manera informal al gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. El líder del PP siempre resaltó que buscaba para el cargo un perfil internacional, que encaja con la figura del gobernador. La presencia esta semana del presidente de la FED, Jerome Powell, en Madrid supone un importante espaldarazo para Hernández de Cos, que preside, además, el Comité de Basilea y tiene fama de independiente.
Según estas fuentes, ambos mantuvieron una breve conversación, en la que el líder del PP le espetó: "Cuento contigo para el nuevo Gobierno", sin entrar en mayores detalles. Feijóo, conocedor de la resistencia de éste a entrar en política, apeló a su responsabilidad y a su vocación de servicio público a España. El gobernador se limitó a tomar nota. Nadie espera que dé una respuesta hasta después de las elecciones. Su mandato vence en julio de 2024, lo que le obligaría a renunciar anticipadamente.
Hernández de Cos no está interesado en el puesto, según fuentes cercanas. Su plan es profundizar en su proyección internacional cuando termine su mandato. Uno de los organismos a los que aspiraría es el Banco de Pagos Internacional (BIS) que fue ya presidido por otro ex gobernador, Jaime Caruana. Pero estas mismas fuentes advierten que la respuesta puede depender de la relevancia del cargo que le ofrezca.
La primera incógnita que debe despejar Feijóo es si dará el Ministerio de Economía el rango de Vicepresidencia, como ha hecho Sánchez, para darle prioridad. Uno de las críticas más frecuentes a Mariano Rajoy fue poner en el mismo plano al entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, y al de Hacienda, Cristóbal Montoro, lo que desató una rivalidad entre ellos que traspasó sus despachos oficiales.
Lo sensato sería dotar a la cartera de Economía de mayor rango que la de Hacienda, para evitar que éste último se imponga porque maneja los presupuestos de los ministerios. El titular de Economía es, además, el que ostenta la representación ante la Unión Europea y otros organismos exteriores.
Para la cartera de Hacienda suena con fuerza Marta Fernández Currás, ex secretaria de Estado de Presupuestos y ex consejera de Hacienda con Feijóo. Currás es del círculo de confianza del presidente del PP y este verano queda libre de sus responsabilidades en la consultora EY, por lo que todo el mundo la sitúa en un nuevo Gabinete. La única duda es que para este puesto también encajaría como un guante Juan Bravo, actual vicesecretario económico y coordinador del programa del PP en esta materia.
Guindos y Escolano se caen de la lista de ministros por sus circunstancias personales
Otros candidatos firmes a ministros son el portavoz y vicepresidente del Partido Popular Europeo (PPE), Esteban González Pons, y el vicepresidente gallego, Paco Conde, al que en el partido sitúan como futuro ministro de Industria, por su cercanía y conocimiento del sector.
Por contra, los nombres de Román Escolano y de Luis de Guindos se caen de la lista de ministrables. El primero por motivos personales, mientras que el segundo habría hecho llegar su deseo de continuar como vicepresidente del BCE.
En la misma situación se encontrarían la ex ministra de Trabajo, Fátima Báñez, la ex titular de Agricultura, Isabel García Tejerina ó la ex vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Emma Navarro. Las dos primeras rehúsan volver al Gobierno cuando se les pregunta en privado, aunque del dicho al hecho, a veces, hay un trecho. Feijóo ha empezado a conformar su futuro Gabinete y nadie esperar que tenga problema para reclutar candidatos si gana las elecciones.