
La economía suele ser la asignatura pendiente de los presidentes socialistas. Pedro Sánchez quiso centrar el debate con Feijóo en ello, pensando que la tenía controlado y que iba a ser un paseo triunfal. Pero demostró que no tiene idea, necesitaba dos tardes de lección, como hizo el exministro Sevilla con Zapatero antes de llegar a La Moncloa.
El líder de los populares rebatió uno por una sus cifras con una tranquilidad pasmosa y luego pasó al ataque con el plan de peajes de las autopistas, que el ex ministro de Fomento, José Luis Ábalos, envió a Bruselas sin concretar más. Aún hoy es uno de los temas tabú en el Ministerio de Transporte de Raquel Sánchez. Por eso sorprendió que Sánchez no lo recordara, al igual, que la congelación de las pensiones o de los sueldos de los funcionarios por parte de Zapatero y no de Rajoy. Sánchez no se lo había estudiado.
Tampoco había oído hablar de la caída de la renta per cápita, el efecto perverso de las ayudas a los carburantes ó los datos de crecimiento, que han tardado dos años en recuperar el nivel prepandemia. Cayó víctima de su propia propaganda, dedicada a borrar los antecedentes negativos y ensalzar los positivos, y del síndrome monclovita, que aparta a sus inquilinos de la cruda realidad en que viven el resto de los mortales.
Lo peor vino cuando el líder del PP le puso delante un documento para que aceptara que gobernara la lista más votada y lo rehuyó una y otra vez con gesto temeroso. Ni siquiera fue capaz de responder que entonces debería revertirse el Gobierno de Extremadura ó de los más de 140 ayuntamientos en los que el PP manda en minoría.
Feijóo ganó por K.O. a Sánchez, pero ¿podrá gobernar? La pregunta no es baladí, porque la mejor de las encuestas publicadas después de la disputa televisiva le otorga 153 diputados, mientras que la gran mayoría de éstas ronda los 150 o ni siquiera llega. Un resultado parecido a los sondeos internos del Partido, que van de 150 a 158 escaños.
Al líder del PP le gustaría gobernar en solitario con el apoyo del PNV, Coalición Canaria, UPN e incluso Teruel Existe. Entre todos alcanzarán como mucho diez diputados. La suma queda aún lejos de la mayoría absoluta. Sólo si acerca a los 160, Feijóo intentará su investidura con todos ellos y la abstención de VOX, probablemente en la segunda ronda de votaciones.
Aun así, necesitará el apoyo de los de Abascal para aprobar los proyectos de ley importantes y, por supuesto, los Presupuestos. Y los de VOX, en este caso comandados por su portavoz, Jorge Buxadé, no están dispuesto a conceder su apoyo a cambio de nada. La intervención de Buxadé casi rompió las negociaciones con la candidata del PP, María Guardiola, en Extremadura. La consigna es oponerse a todo, según fuentes internas, con lo que tarde o temprano el Ejecutivo de Feijóo tendrá dificultades para seguir adelante.
Los gobiernos de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y de José Luis Martínez Almeida en el Ayuntamiento de la capital de España ya pasaron por el sinsabor de prorrogar las cuentas públicas ó de tener que paralizar los planes de vivienda y sociales por la negativa de VOX a sentarse siquiera a negociar.
Salvo que consiga un resultado excepcional, lo más factible será un pacto con VOX. Feijóo evitará que entren en futuro Gobierno, al contrario de lo que hizo Sánchez primero con Ribera y luego con Pablo Iglesias, a los que ofreció ser vicepresidentes.
Fuentes populares reconocen que si Abascal es la tercera fuerza política no se conformará con cualquier cosa, va a ser imposible contentarlo con cargos representativos como la presidencia del Congreso de los Diputados o de otras instituciones. En cualquier caso, habrá líneas rojas en aspectos clave como la violencia de género y se intentará contentar a VOX con ministerios de poca monta ó vacíos de contenido. El modelo está inventado, funciona ya en Castilla y León con un vicepresidente de VOX, sin apenas competencias. Pero ya se sabe que las armas las carga el diablo.
Feijóo, abocado a pactar con Abascal si se aleja de los 160 escaños, confía en un último estirón
Feijoo necesita acercarse a los 160 diputados para gobernar con tranquilidad y tener manos libres para tomar las decisiones comprometidas que precise. Con los tipos de interés al alza, la economía se frenará en los próximos meses. Hay muchas dudas sobre su evolución después de este verano, en el que los ciudadanos han decidido vivir por encima de sus posibilidades.
La recaudación fiscal pasó de ser excedentaria en más 30.000 millones el pasado año a quedarse por debajo de las expectativas en IVA y Sociedades. Con la vuelta a la regla de gasto de la Unión Europea en 2024, el Ejecutivo entrante tendrá que ajustarse el cinturón y presentar un Presupuesto austero, que contenga algunas medidas desagradables para los ciudadanos.
En el PP consideran que el desenlace del debate del lunes pasado puede ser fundamental para retomar la tendencia alcista de las semanas previas a la convocatoria electoral y los pactos con VOX con el fin de acercarse a los 160. Un buen resultado es también imprescindible para atraer talento. La oferta al gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, para la vicepresidencia económica es difícil que se materialice con un Ejecutivo Frankenstein.
La batalla por Naturgy
La política no es la única batalla en marcha. Los fondos que ostentas de manera individualizada la mayoría del capital en Naturgy han intentado condicionar el nombramiento de un número dos por parte de su presidente, Francisco Reynés. Un veterano directivo que había convencido a su buen amigo, Ignacio Gutierrez-Orrantia para que dejara la codirección de Citigroup en Europa, Oriente Medio y África para convertirse en el consejero delegado de la eléctrica.
Reynés llevaba con gran sigilo el nombramiento, muy pocos en la cúpula de la compañía estaban al corriente de sus intenciones, y él lo negaba cuando le preguntaban públicamente. Alguno de los accionistas principales, con los que necesariamente tuvo que consultar para conseguir su apoyo, filtró el fichaje con la intención de reventarlo, según fuentes cercanas.
Los fondos de Naturgy intentaron forzar un reparto de poder con el consejero delegado
La filtración se produjo de manera interesada porque desde el primer momento se planteó la necesidad de que hubiera un reparto de poderes entre ambos ejecutivos, cosa que no estaba sobre en la propuesta de Reynés. Y menos que Orrantia fuera a llevar el núcleo duro de la eléctrica. La maniobra provocó que Criteria, dueña del mayor porcentaje individual, emitiera un comunicado para reafirmar los plenos poderes de Reynés.
Gutiérrez-Orrantia, dispuesto a dejar Citi con gran sacrificio, ya que perdía cerca de dos millones de ingresos anuales, se replanteó su marcha. No tenía sentido alimentar una polémica estéril sobre quien manda en Naturgy y menos perjudicar al presidente.
El día en que Reynés convocó el consejo para estudiar su nombramiento, Orrantia retiró su candidatura. Naturgy es muy rentable y está bien gestionada, como mostró con el incremento del dividendo, pero carece de hoja de ruta definida para los próximos años ante la parálisis del plan Géminis, que pretendía dividir en dos la compañía.
Su misión era elaborar un plan estratégico para crecer con compras en áreas prioritarias, como las del biometano, para acelerar su transición verde. Los planes de Orrantia y, por ende, de Reynés entran en contradicción con los dos grandes fondos GIP y CVC, que han agotado el tiempo de permanencia de su inversión. Un plan de adquisiciones restaría valor en un primer momento. Con Orrantia en retirada, Reynés resucitó sus planes de división de la compañía, aunque pocos confían que se lleve a cabo. En la vida, nunca hay que quedarse corto de miras.
Los fondos son también los protagonistas de otra de las guerras que mantiene en vilo a la empresa. Celsa, el grupo siderúrgico fundado por la familia Rubiralta en 1967 puede perder la propiedad si el magistrado da la razón a los fondos, que reclaman 3.000 millones de deuda. La disputa gira en torno a la viabilidad de la empresa, cuyas valoraciones van desde alrededor de 2.000 millones hasta 6.000, justamente el doble de la deuda, según el criterio de los acreedores ó de los actuales propietarios. Éstos también acusan a los fondos de intentar trocear la compañía para venderla por parte. Quizá esa posibilidad deberían haberla pensado antes de endeudarse.
PD.- El juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, ha reactivado el caso Villarejo gracias a la obtención de nuevas pruebas que apuntan a que el ex presidente de BBVA, Francisco González, ordenó presuntamente los pagos al ex comisario de Policía jubilado. De todas formas, el interés del sector se centra en conocer si su sucesor y actual presidente, Carlos Torres, es exculpado definitivamente, ya que una parte de éstos se hicieron bajo su mandato. Garrigues lo excluyo del fórensic que investigó los correos de la cúpula directiva, para sorpresa del magistrado.