
El nombramiento de un CEO en Naturgy queda en suspenso. El consejo de administración de la gasista española no nombrará número dos en el corto-medio plazo, tras la renuncia de Gutiérrez-Orrantia, según aseguran a elEconomista.es fuentes del mercado. El banquero de inversión, que era el principal candidato para convertirse en consejero delegado de la compañía, se quedará en Citigroup ante la pugna interna abierta entre sus accionistas.
La interpretación de que el nombramiento del banquero de inversión suponía un intento de menoscabar las funciones de Reynés, con el que guardaría una buena relación personal, condicionó su negativa a ocupar el puesto número dos en Naturgy, según pudo saber este medio. Y es que era el propio Reynés quien, ante la presión de CVC y GIP (dueños del 40% del capital), iba a proponer a Gutiérrez-Orrantia como su segundo de a bordo.
El compromiso que mantiene Gutiérrez-Orrantia como máximo responsable de la banca de inversión de Citi para Europa, Oriente Próximo y África también inclinó la balanza a favor de la retirada de su candidatura. El banquero es el máximo responsable de un negocio que abarca 55 países y del que dependen más de 2.000 empleados.
La determinación de Gutiérrez-Orrantia se produjo sin una contraoferta por parte de Citigroup. De hecho, fuentes consultadas indicaron que la oferta de Naturgy era significativamente inferior a su sueldo actual. Para poner en contexto, Francisco Reynés percibió una remuneración en 2022 de 5,85 millones de euros. De esa cantidad, 2,83 millones fue en concepto de retribución en metálico, 2,95 millones como remuneración por sistemas de ahorro y 71.000 euros como retribución por otros conceptos.
Su nombramiento buscaba incorporar a Naturgy otro perfil financiero, muy similar al de Francisco Reynés, con quien compartiría los poderes ejecutivos. Asimismo, la relación existente entre ambos permitiría fijar un nueva estrategia de crecimiento centrada en la inversión en gases renovables, como el biogás y el biometano.
La decisión de Gutiérrez-Orrantia trascendió después de que el lunes, a menos de 24 horas del consejo de administración, CriteriaCaixa ratificase su apoyo a Francisco Reynés mediante un comunicado. El holding inversor de la Fundación La Caixa, presidido por Isidro Fainé, dejó constancia de su "confianza en el equipo gestor de Naturgy encabezado por su presidente Francisco Reynés", así como de su apoyo "a sus propuestas dirigidas a poder afrontar los importantes retos de la compañía en los próximos años".
Con este mensaje, Criteria, que cuenta con el apoyo del fondo australiano IFM (cuarto mayor accionista de la gasista), se posicionaba a favor del nombramiento de Gutiérrez-Orrantia, frente a las presiones de GIP y CVC.
Proyecto Géminis
Naturgy ha comunicado este miércoles, tras la reunión del consejo de administración, la reactivación del conocido como proyecto Géminis. Esta operación supondrá la escisión de la gasista en una empresa regulada (Naturgy Networks) y otra liberalizada (Naturgy MarketsCo).
Géminis se había paralizado ante la situación económica provocada por la invasión rusa de Ucrania, los desajustes en las valoraciones, los problemas en el reparto de la deuda y las dificultades planteadas a la hora de dar liquidez a los fondos CVC y GIP para salir de la gasista antes del año 2026, que era precisamente el principal motivo de esta escisión.
La incorporación de un nuevo consejero delegado en Naturgy formaba parte de un pacto de gobernabilidad entre todos los fondos implicados, entre los que se incluyen Criteria e IFM. Durante el proceso sonaron varios los nombres de ejecutivos de la casa, como el secretario general del consejo, Manuel Cobaleda.
Los pesos pesados del accionariado de la gasista -CriteriaCaixa, CVC y GIP- firmaron en noviembre del año pasado un compromiso para dar estabilidad a la compañía y ratificar su voluntad de apoyar el plan estratégico 2021-2025, después de casi dos años de tensiones y movimientos accionariales, tras la opa del fondo IFM.
Este compromiso no implicaba el cierre definitivo a la venta de las participaciones de los grandes propietarios, especialmente en un momento en el que gigantes del sector energético, como la francesa TotalEnergies o Repsol, habían puesto el ojo en el Proyecto Géminis.