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25/10/2021, 10:57
Mon, 25 Oct 2021 10:57:45 +0200
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El Clásico entre Barcelona y Real Madrid de este pasado domingo, 24 de octubre, volvió a reunir sobre el Camp Nou a más de 86.000 espectadores. Miles de aficionados ansiosos de recuperar el mayor espectáculo del fútbol español, en lo que se tradujo en miles de camisetas blaugranas y blancas que, en muchos casos, no habían sido adquiridas en las tiendas oficiales de sendos clubes o en espacios impulsados por las dos principales marcas deportivas del mundo (Nike y Adidas). Tampoco las colonias y perfumes con los que estos hinchas se engalanaron antes de visitar el feudo culé, las gafas de sol con las que se protegían de los rayos que iluminaban la ciudad condal a las cuatro de la tarde o las mascarillas, aún obligatorias, que se portaban para evitar un nuevo rebrote de casos covid. Y es que desde el inicio de la pandemia, el mercado de los productos falsificados ha sufrido un considerable auge contra el que la Unión Europea trata de agrandar unas barreras que, en la mayoría de las ocasiones, no existen por la incapacidad de luchar contra unos ciberdelincuentes cada vez más astutos.