
El Clásico entre Barcelona y Real Madrid de este pasado domingo, 24 de octubre, volvió a reunir sobre el Camp Nou a más de 86.000 espectadores. Miles de aficionados ansiosos de recuperar el mayor espectáculo del fútbol español, en lo que se tradujo en miles de camisetas blaugranas y blancas que, en muchos casos, no habían sido adquiridas en las tiendas oficiales de sendos clubes o en espacios impulsados por las dos principales marcas deportivas del mundo (Nike y Adidas). Tampoco las colonias y perfumes con los que estos hinchas se engalanaron antes de visitar el feudo culé, las gafas de sol con las que se protegían de los rayos que iluminaban la ciudad condal a las cuatro de la tarde o las mascarillas, aún obligatorias, que se portaban para evitar un nuevo rebrote de casos covid. Y es que desde el inicio de la pandemia, el mercado de los productos falsificados ha sufrido un considerable auge contra el que la Unión Europea trata de agrandar unas barreras que, en la mayoría de las ocasiones, no existen por la incapacidad de luchar contra unos ciberdelincuentes cada vez más astutos.
El último informe de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) ha confirmado la pujante tendencia al alza que está viviendo el negocio de las falsificaciones en el Viejo Continente. Un mercado que principalmente se mueve por el comercio electrónico, el 56% de las incautaciones en las aduanas europeas son por envíos en línea, y que se vio muy potenciado en el momento más restrictivo por el coronavirus.
Los confinamientos o la distancia social beneficiaron la venta de artículos falsificados. Sobre todo en materia de productos sanitarios, cosméticos o gafas de sol, el miedo o la imposibilidad de los consumidores para comprar en los establecimientos tradicionales empujaron las compras por Internet, el gran espacio donde se mueven las imitaciones ilícitas.
La paquetería pequeña y la facilidad de crear una página web fomentan que los ciberdelincuentes se puedan esconder fácilmente de las búsquedas de la policía
A un precio mucho menor que el original, otro de los motivos del auge, estos productos proceden generalmente de China (75% del total de las incautaciones). Hong Kong (5,7%), Turquía (5,6%) y Singapur (3,3%) son los otros países que más promueven este negocio prohibido que se desarrolla, principalmente, en paquetes pequeños, más sencillos para las empresas de entregar directamente al consumidor y con un riesgo económico menor en caso de ser detectados por los agentes aduaneros.
Desde la EUIPO se pone en valor el trabajo que se está haciendo para acabar con esta actividad, pero que a su vez se ve en muchas ocasiones imposibilitado por la capacidad de los delincuentes de aprovechar todos los recónditos espacios que ofrece el comercio online. En colaboración con los principales operadores de plataformas y titulares de marcas, diariamente se cierra un elevado número de portales web donde se ofertan estos productos, pero es mayor el dato de páginas creadas dada la facilidad de dar nacimiento a estos espacios en línea.
Un negocio que mueve más de 120.000 millones de euros
Por ello, el balance es negativo en la lucha soportado, también, por la carencia de una posición sólida de las autoridades postales y aduaneras para examinar los pequeños paquetes donde llegan las falsificaciones que se juntan con productos comercializados legítimamente. Consecuencia de ello es la postura de la UE para promover las buenas prácticas entre los usuarios, mientras que Australia es uno de los Estados más avanzados en esta materia al dar facilidades a los consumidores para identificar a los vendedores de productos legítimos a través de un registro de marcas.
Todo para tapar un negocio que mueve más de 120.000 millones de euros solo en la UE y que sigue al alza impulsado por la pandemia y la cada vez mayor apuesta por el comercio electrónico. "El trabajo ulterior debe centrarse en mejorar las respuestas frente a los nuevos retos, mediante la identificación y la promoción de políticas y prácticas eficaces", sentencia el informe de la EUIPO haciendo un llamamiento a toda la industria para acabar con este modelo ilícito.